Slash, Myles Kennedy & The Conspirators: Dioses del rock

A dos años de su última presentación en vivo, la agrupación desquitó la espera ayer con un show electrizante en CDMX

Desde las entrañas del Pepsi Center WTC, los sonidos eléctricos de un rock potente y enérgico emergieron exponencialmente con el regreso a la capital de Slash, Myles Kennedy & The Conspirators.

Tras dos años sin tocar juntos, dieron inicio a su The River is Rising Tour en la capital, siendo recibidos con una bienvenida igual de calurosa y energética por las seis mil almas que acudieron a su show de ayer por la noche. Listas para darlo todo.

Adultos, chavorrucos, jóvenes y hasta niños que desde horas antes se dieron cita a las afueras del lugar uniformados con sus chamarras de cuero, cadenas y playeras de la banda, pusieron el ambiente

En la entrada del lugar los fans podían encontrar de todo, desde posters con portadas de los discos del conjunto, hasta estampas, parches, bolsas y pulseras, pero lo más vistoso eran los sombreros de copa, accesorio icónico de Slash, algunos hasta con cabellera incluida.

En punto de las 21:00 horas, Myles Kennedy (vocales), Frank Sidoris (guitarrista), Todd Kerns (bajista), Brent Fitz (baterista) y por su puesto Slash, aparecieron en el escenario para adueñarse del lugar con los primeros acordes de River Is Rising, lanzando el trueno que daría vida a su electrizante noche, despertando así una tormenta de gritos que estremecieron el lugar.

En un inicio las miradas se volcaron a Slash, y el guitarrista provocó que la multitud comenzara a compactarse para estar lo más cerca posible de aquel dios de las cuerdas.

Pero inmediatamente, la voz de Kennedy se robó la atención, luego la energía y hasta del talento del resto de los músicos: Sidoris, Kerns y Fitz, convirtiendo todo en un verdadero circo en el que ninguno opaca al otro y, como espectador, nadie quiere parpadear para no perder de vista nada de lo que sucede en escena.

A dos rolas de su arranque, la audiencia ya estaba a sus pies. Y sudando a más no poder.

Pertenecientes a la vieja escuela, los músicos portaron el clásico look rockstar con prendas oscuras, chaquetas y chalecos de piel, pantalones entubados, botas, y playeras con estampados, claro, de manga corta para lucir sus tatuajes.

Dentro de lo más destacable de los outfits elegidos para su noche, Fitz, quien se llevó los aplausos al portar una chaqueta de la Selección Mexicana de Futbol.

Driving Rain, Halo, Apocalyptic Love, Whatever Gets you By, C’est la Vie, Always On the Run y Bent to Fly, fueron algunos de los temas que conformaron la primera parte del concierto, que fue agarrando cada vez más fuerza al resonar uno tras otro sin pausas.

Al igual que Slash, pese a estar a punto de convertirse en sesentones, los músicos conservan la energía de su juventud, ofreciendo un show en el que se movían de un lado al otro del escenario, interactuando tanto entre ellos, poniendo sus instrumentos frente a frente como en un duelo y meneando sus cabelleras sin cesar.

Enloquecidos con la entrega de su audiencia, los rockeros se la pasaban lanzando elogios a su público mexicano, soltando algunas palabras en español.

Pero la verdadera carga eléctrica llegó a la mitad del show, cuando con rolas como Sugar Cane, Spirit Love, Speed Parade, We Will Roam y Don’t Damn Me, con ritmos más acelerados, despertaron la euforia de un público que poco a poco se fue entregando más entre bailes, aplausos y hasta dando inicio a la clásica lluvia de cerveza.

Lo mejor estaba apenas por venir: En Wicked Stone, Slash comenzó a improvisar algunas notas.

Lo que ha comentado en algunas entrevistas es que es su actividad favorita con este grupo. Así dio inició a un solo que ideó al momento, tocando las cuerdas de su guitarra a una velocidad a la que, si bien ya nos tiene acostumbrados, no dejó de encantar a su todos los presentes.

Al hipnótico acto se unieron el resto de los músicos, quienes supieron subirse a la ola creada por su guitarrista y hacer un número que por su boom dejó loca a la audiencia, que agradeció atónita el momento.

Algunos se tocaban la cabeza incrédulos, otros grababan con el teléfono.

Para su último set, la agrupación acudió a sus hits más viejitos, agradeciendo el apoyo de aquellas personas que los han seguido y respaldado desde que se aventuraron a este nuevo proyecto hace más de una década.

Starlight, Dr.Alibi, You’re a Lie y World On Fire, tronaron y fueron coreados y seguidos entre saltos por un público que. con sonrisas de oreja a oreja, delataba que había valido la pena la espera.

Conforme avanzó la noche, los ánimos, lejos de apagarse, se encendieron, tanto sobre en la pista como sobre el escenario, y dejando lo mejor para el final.

Aquel estallido de acordes y agudos inagotables, culminaron con dos temas sorpresa, Rocket Man, cóver de Elton John, y Anastasia, el último provocó una última explosión de extasis en sus fans, quienes agradecieron entre porras y aplausos el regalo final.

Pues éste fue el sencillo que inició todo. La primera colaboración de los músicos, misma que sellaría para siempre este proyecto que aunque mantiene su perfil bajo de no ser una apuesta “nada seria”, bajo cero expectativas, han logrado encantar a sus fans por más de una década y lo que siga.

Y demostrar que Slash es más que Guns N’ Roses.

 

clm