Gracias a Dios por sobre todas las cosas, por permitirme la vida, por permitirme continuar en ella, por permitirme seguir haciendo todo lo que sea posible por el bien de mis semejantes: Luis Mario Baeza

Discurso del Doctor Luis Mario Baeza Mézquita

Es un verdadero honor recibir de parte del Congreso del Estado de Yucatán, esta distinción que comparto con todos los médicos de Yucatán, muchos de ellos son más merecedores que yo de esta distinción.

Agradezco profundamente a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán, de la cual soy egresado hace 50 años por las enseñanzas médicas y humanas que me han permitido caminar por el camino de la vida médica en nuestra entidad.

Agradezco profundamente al Centro Médico de las Américas, obra a la que he dedicado más de 25 años de mi vida, de la cual me siento muy orgulloso y nos permitió aportar un granito de arena para poder ofrecer a la sociedad yucateca una opción más de servicios médicos de calidad humana.

Agradezco de todo corazón a mi esposa Ana Leticia Correa Mena por su paciencia su tolerancia y su respaldo en todos los proyectos de mi vida.

A mis hijos Luis Mario, Rodolfo y Ricardo, a quienes les pido perdón por las ausencias y también agradezco su comprensión.

A mis nueras, Genevieve y Elisa por apoyar a mis hijos y contribuir a su felicidad. A mis nietos Oliva, Marina, Luis Mario y Rodolfo que han venido a brindarnos felicidad y alegría.

En el año de 1979 cuando decidí regresar a la ciudad de Mérida para ejercer Ortopedia y traumatología y en la desesperación por no tener los recursos para poder iniciar mi práctica médica privada, mi querido amigo, el señor Roberto Cortes Montero me proporcionó la ayuda económica para poder hacerlo con la condición de que cada vez que pudiera ayudar a alguien a empezar a trabajar lo hiciera, y así haríamos una cadena, para hacer de este mundo, un mundo un poco mejor y más humano.

Creo que lo he hecho, a través de 50 años de vida profesional y lo seguiré haciendo mientras Dios me preste vida.

Agradezco a todos mis maestros que me enseñaron no sólo Medicina sino humanidad y respeto por el ser humano.

Pido perdón por todos mis errores, puesto que con ellos pude haber dañado a alguien de lo cual les aseguro ha sido de manera totalmente involuntaria. Perdón a todos ellos.

Muchísimas gracias a todos mis compañeros de música y Bohemia porque con ellos aprendí a relajarme y a poder tomar fuerzas suficientes para seguir en la vida diaria de la medicina.

Gracias a mis compañeros de mar, algunos ya ausentes por el aprendizaje que me brindaron y la solidaridad que me enseñaron en todos los eventos marinos que participamos.

Gracias a Dios por sobre todas las cosas, por permitirme la vida, por permitirme continuar en ella, por permitirme seguir haciendo todo lo que sea posible por el bien de mis semejantes.

Mi meta es ser mejor que ayer, no mejor que nadie.