Desde Escocia apuestan a que pobladores oaxaqueños produzcan su energía eólica

Investigador mexicano estudia la posibilidad de que esquemas económicos beneficien a comunidades rurales al explotarla

En la generación de energías limpias para nuestro país, la eólica es de vital importancia en la estrategia de planeación energética así como por su enorme potencial de aprovechamiento; sin embargo, su explotación actual aun no corresponde a los alcances que puede generar.
Particularmente, el estado de Oaxaca, donde se produce actualmente aproximadamente 89 por ciento de la energía eólica del país, que llega alrededor de los 2.5 giga watts instalados, según la Asociación Mexicana de Energía Eólica, cuando su potencial oscila entre 33 y 44 giga watts, según el National Renewable Energy Laboratories.
La cifra mencionada fue el detonador que llevó a Adolfo Mejía Montero a proponer como tema de tesis de maestría, y a profundizar en la investigación a través de un doctorado en el colegio de Geo Ciencias de la misma Universidad de Edimburgo, evaluar los impactos sociales y el potencial de llevar a cabo proyectos de energía eólica comunitaria en poblaciones el Istmo de Tehuantepec el estado de Oaxaca. El fin es empoderar a las comunidades, democratizar el proceso de transición energética y tratar de dar solución a algunos conflictos que giran alrededor del tema en la zona.
“Dinamarca y Alemania han estructurado modelos, y políticas públicas inclusivas que benefician a poblaciones enteras al abrirle las puertas a la participación en las energías renovables. Mi trabajo de tesis estudia la posibilidad de que estos resultados se pueden reproducir en nuestro país, tomando en cuenta las diferencias económicas, políticas, sociales y culturales que existen.
“Los esquemas de energía comunitaria son muy variados y pueden ir desde cooperativas para alimentar de energía eléctrica a la red comunitaria y/o PyMEs por medio de esquemas de energía solar o de micro-viento, y pagando el mismo sistema implementado con lo que los usuarios pagarían a esta Compañía de Servicio de Energía”, puntualiza el postulante a doctorado.
Asimismo, refiere como otro ejemplo que quienes forman la comunidad sean socios en los proyectos y formen parte de la mesa directiva del proyecto, además de tener un porcentaje de las ganancias que se podría administrar a través de un fondo, dirigido por una mesa directiva compuesta tal vez por diferentes representantes de la comunidad, así como académicos y Organizaciones No Gubernamentales.
“Todos estos son supuestos, pero nuestra investigación va en relación a las oportunidades que podrían existir y que los diferentes actores pueden vislumbrar partiendo de la energía eólica de la zona”, hace hincapié el físico graduado en la UNAM.
Agrega que gracias a la experiencia que he tenido trabajando en los sectores privados y de investigación, en temas de energías renovables y sustentabilidad, decidió orientar su tesis a buscar oportunidades en común donde académica, gobierno y sector privado puedan colaborar para impulsar proyectos de energía limpias que incluyan a las comunidades de manera efectiva y eficiente para beneficiar el proceso de transición energética en el país.
“En la Universidad de Edimburgo les interesó mucho, sobre todo por el impacto social que puede tener la energía eólica en las comunidades y ayudar en una distribución más justa de recursos, una forma de llevar los procesos de consulta, de involucrar a las comunidades en la transición energética a través de este tipo de vehículos de negocios más inclusivos y por el lado de gobierno a través de la política pública.
“En los últimos años los conflictos entre desarrolladores y comunidades se han intensificado y diseminado en diferentes medios. Debido a esto México es el primer país de Latinoamérica en el que es obligatoria la evaluación de impacto social, incluso debe presentarse antes de la evaluación de impacto ambiental”, concluye el maestro Mejía Montero. (Agencia ID)