Jardín Botánico de la UAG, oasis científico y pulmón de la ciudad

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Al entrar y recorrer la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) pueden encontrarse muchos jardines, arboledas y espacios en el que el color verde embellece las mañanas y tardes de quien los admira; cada uno de estos espacios son especiales, pero no hay uno igual como el Jardín Botánico.

También conocido como “Jardín Botánico, Dr. Jorge Victor Eller Towsed”, nombrado por el científico, biólogo e investigador de la institución, que lo fundó en 1968 y tras su muerte, en 1985, recibió su nombre.

El lugar es hoy uno de los centros de consulta más importantes de la región. Científicos, biólogos e investigadores de todo el mundo piden información, ya que contiene una de las concentraciones más importantes de vida vegetal en el país, explicó la Dra. Martha Reyes Hernández, Profesora Investigadora Asociada de la UAG y encargada actual del Jardín Botánico.

“El Jardín Botánico es considerado una colección de plantas vivas cuyo objetivo fue que pudiera ser un reservorio de todo México, en el que se mostrara la riqueza florística del país; su función permite realizar investigaciones botánicas, tanto nacionales como internacionales, es un lugar donde los estudiantes de esta universidad, y otras, pueden visitar y realizar prácticas en áreas experimentales, así como recibir enseñanza de ejemplares botánicos”, dijo.

Además, brinda un lugar de esparcimiento al público en general para dar a conocer la flora de regiones áridas y semiáridas de nuestro país.

El recinto cuenta aproximadamente 2.5 hectáreas de extensión, los suelos se caracterizan por ser textura franco arenosos, con una cubierta de tezontle, las plantas se encuentran ordenadas de acuerdo con el lugar donde fueron colectadas en cuadrantes, denominado camas, que están delimitadas por andadores de aproximadamente 1.2 metros que se limitan por roca volcánica de 30 centímetros de alto.

Las secciones con las que cuenta el jardín corresponden a los Estados de Hidalgo, Coahuila, Zacatecas, Puebla, Oaxaca, Nuevo León, Jalisco, Sinaloa, entre otros.

“Los estudiantes son afortunados de poseer dentro de sus instalaciones y, más aún en una urbe, un lugar donde visitar y conocer un paisaje conservado en el que pueden apreciar una riqueza florística a poca distancia de sus aulas”, añadió.

Actualmente el jardín es visitado para realizar actividades pedagógicas por las carreras de Ingeniero Empresarial Agropecuario, Ingeniero en Conservación y Restauración Ambiental, entre otros, y los alumnos llevan a cabo prácticas con las asignaturas de Botánica, Ecofisiología, Suelos, Recolecta de Insectos, Botánica, Hortalizas.

Ellos aquí desarrollan la implementación de cultivos de crecimiento corto trabajando en las parcelas experimentales. Este lugar fue pensado en la conservación de plantas de clima semiárido del país, por eso predominan especies de plantas como la familia de las cactáceas, asparagáceas, liliáceas, bromeliáceas y leguminosas, algunas euforbias, cycadas palmas, anacardiáceas entre otras.

Más de 30 mil especies conservadas para investigación

El jardín también cuenta con un Orquidiario cuya función es resguardar orquídeas, helechos y bromelias; las orquídeas son conocidas por su alto valor económico, la desventaja de ellas es que tienen un lento desarrollo, pero son plantas que hacen un uso eficiente de los nutrientes y el agua en ambientes en los que estos dos factores son limitados. La mayoría son plantas epífitas que no son parásitas de las plantas en las que se encuentran.

Cerca del Orquidiario se pueden encontrar camas de siembra o áreas experimentales, donde los alumnos trabajan con distintas especies de cultivos para estudiar su desarrollo y sistemas de riego; además de cuantificar herbívoros y estudiar la morfología y fisiología de las plantas.

Enfrente de las camas, se encuentra el Herbario, el cual se estableció un año antes que el jardín. Se encuentra registrado ante el Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en colecciones biológicas nacionales y en Index Herbarium, por ello es reconocido a nivel mundial.

“En él, existen especímenes colectados que pertenecen al biólogo Carlos Díaz Luna, fundador del herbario, quien colectó e identificó un gran número de ejemplares. Es una colección de plantas secas y forman parte de un catálogo de flora para referencia y apoyo en la generación de productos científicos, identificación de especies etcétera”, explicó.

Gracias a la colección se han realizado estudios florísticos y taxonómicos entre los que destacan: La flora Novo-Galiciana y la revisión del género Jarilla Rusby, entre otros. En el Herbario han trabajado notables botánicos como el Biólogo Carlos Díaz Luna reconocido internacionalmente, C. L. Díaz Luna, J.A. Lomelí Sención, E. Sahagun Godínez, P. Carrillo-Reyes.

La colección biológica resguarda alrededor de 30 mil ejemplares herborizados, entre los que destacan algunas plantas criptógamas y fanerógamas entre ellas las familias: Fabaceae, Asteraceae, Euphorbiaceae.

“Al ser una colección científica y existir en un índice de herbarios se han hecho enlaces con universidades nacionales y extrajeras para el préstamo de especies por solicitud para investigaciones botánicas”, señaló.

La función ecológica de los jardines botánicos también es muy importante, aunque a veces se demerita. Algunas de las funciones es recargar los mantos freáticos; además de que atrapan el carbono atmosférico, liberan oxígeno y ayudan a la preservación fauna local o migratoria de aves, mamíferos y plantas y artrópodos. Es un punto de vida en medio de la urbanidad que a veces asfixia a quienes la habitan.

“Por ello los invito a visitar y respetar nuestro jardín, es un lugar donde hay todo tipo de aves, mamíferos e insectos que viven en equilibrio y armonía con nosotros; ese es el gran poder de la naturaleza y puede enseñarnos aún mucho”, concluyó.