POR ESO LOS MATAN. (PARTE III)

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Si el Juez Anuar González Hemadi  no vio delito en lo que le hicieron a la chica, ¿por qué la sociedad debe condolerse cuando a las hijas de este engendro, o a su esposa, o a todas las mujeres de su familia les pase algo parecido? Este juez no se condolería si se tratara de tu hija, de tu hermana, de tu prima, de tus amigas. A ellos no les importa tu vida, no debe importarte a ti la suya. Algunos señalan que la esposa y las hijas no tienen la culpa de lo que haga el esposo y padre. No coincido en lo absoluto. La esposa de este engendro disfruta del poder político y económico de su marido, economía que obtiene por sus actos de corrupción. A la esposa tampoco le conduele lo que le sucedió con Daphne. A las hijas tampoco les importa Daphne, porque no les hablan de los hechos, sino de la heroicidad de su padre «deteniendo al malo e impartiendo justicia», y estas chicas crecerán siendo para ser una Dolores Padierna, una esposa de Javier Duarte, una Alejandra Barrales, acostumbradas a la impunidad que les brinda saberse protegidas por el sistema que los partidos políticos han construido, (leer La infancia de un jefe, de Sartre).

Siempre he dicho, que el día que los desaparecidos sean familiares de los Diputados, Gobernadores, Senadores, Presidentes de Partidos Políticos Mexicanos, ese día comenzarán a darse cuenta de la violencia que sufre el pueblo mexicano.

Convénzanse ustedes mismos del por qué juzgar a los que subieron las fotos de la esposa e hijas del juez. Antes de pensar en los derechos del juez, piensan igual en los derechos de quien fuera la víctima. Antes de pensar, por qué la chica estaba a esas horas en la discoteca. Antes de decir que ella se fue con ellos por su voluntad. Antes de decir, si ella provocó lo que le pasó, piensa un poco, si ¿tu conducta, y tus actos, tu sensualidad y libertad, le permite a los otros meterte los dedos, el pene, manosearte, nalguearte SIN TU CONSENTIMIENTO? Los violadores y pederastas que participaron en este acto, de forma grupal, creyéndose «machitos», hoy piden ayuda a sus padres, que buscan pagar abogados, que buscan artimañas legales para conseguir evitar la cárcel. Por qué no los dejan responder como los «hombrecitos que dijeron ser». Soy un machito para delinquir, pero soy un hijito, un ciudadano, un estudiante para enfrentar los actos que cometí. Lo mismo el Juez, si a él no le importó lo que la víctima sufrió bajo los actos de estos violadores (su redacción del amparo lo evidencia), por qué ahora llora y se hace la víctima. En esta situación solo hay dos víctimas, la primera es Daphne, y la segunda la Justicia Mexicana.