Mascarillas para niños: cómo usarlas de forma eficaz

Si bien los datos sobre el coronavirus están mejorando, el uso de mascarillas, probablemente, nos acompañará durante un tiempo. Sobre todo, ahora que se ha decretado su obligatoriedad a partir de los seis años. ¡Te explicamos cómo deben usarlas los niños!

A partir del jueves 21 de mayo, ha entrado en vigor la norma que prevé el uso obligatorio de mascarillas en espacios públicos a partir de los seis años, salvo en determinadas excepciones.

Asimismo, Sanidad no obliga a los menores de seis años a llevar la mascarilla puesta en espacios públicos, aunque sí recomienda que los menores de entre tres y cinco años también la lleven. Los menores de tres años quedarían exentos.

Sin embargo, son muchas las dudas que tienen las mamás y los papás sobre el uso de mascarillas en niños: ¿en qué situaciones deben llevarlas? ¿Cómo convencer al niño para que se ponga la mascarilla? ¿Qué hacemos con los más pequeñitos?

Uso de la mascarilla antes de los seis años

Aunque su uso no es obligatorio, diversas asociaciones de pediatras internacionales recomiendan que, a partir de los dos o tres años, los niños utilicen mascarilla. ¿Qué tener en cuenta?

– Naturalmente, no siempre deben llevarla puesta, sino en determinadas situaciones, como, por ejemplo, en el supermercado o en el transporte público.

– Si el niño juega al aire libre solo, corre, pasea con la mamá o el papá, o va en bicicleta, la mascarilla no es necesaria.

Mascarillas para niños: ¿qué características deben tener?

Para ser verdaderamente eficaz, la mascarilla debe estar bien adherida al rostro. Por lo tanto, las mascarillas para adultos no son adecuadas, ya que son demasiado anchas.

– De dos a seis años, la mascarilla infantil debería medir unos 12 cm de largo y unos 5 cm de ancho.

– A partir de los seis años, se pueden usar mascarillas más grandes (15 cm por 7,5 cm). La mamá y el papá deben comprobar que no solo le cubre bien la nariz y la boca, sino que también queda bien adherida a la cara.

 En lo que respecta al tejido, va bien tanto el Tnt, es decir, el material de las mascarillas quirúrgicas, como la tela de algodón, que tiene la ventaja de ser lavable y reutilizable.

– Los niños con enfermedades crónicas, que necesitan una mayor protección, deberían usar mascarillas FFP2. En este caso, el pediatra del niño ofrecerá las indicaciones más apropiadas.

mascarillas infantiles colores

Cómo convencerle para que la lleve puesta

Dependiendo de su edad, se le puede presentar en forma de juego. Por ejemplo, el pequeño puede poner otra mascarilla a su peluche o a su muñeco preferido. ¿Qué otras cosas tener en cuenta?

– Si optamos por las mascarillas de tela, el pequeño puede elegir el color o el estampado que más le guste.

– Asimismo, es conveniente que se la ponga un ratito en casa la primera vez, para que se vaya habituando.

– Además, es fundamental enseñarle cómo se pone y cómo se quita correctamentelavándose las manos antes de ponérsela y retirarla sujetándola siempre por las gomas elásticas (sin tocar la superficie de la mascarilla). A continuación, hay que volver a lavarse bien las manos.

– El mensaje que hay que transmitirle es que la mascarilla no es una molestia, sino una aliada que nos ayuda a no ponernos enfermos.

 ¿Cada cuánto hay que cambiarla? No existe una regla precisa, sino que depende de las situaciones y del uso que se le dé. Digamos que hay que actuar con sentido común.

¿Y si el niño se la quiere quitar?

Cuando los niños juegan, es fácil que la mascarilla les moleste y se la quieran quitar. ¿Qué hacemos, entonces?

– Si el pequeño está al aire libre, se la podría quitar. El objetivo no sería tanto “no enfermar” como “enfermarse poco”.

– Una enfermedad vírica puede llegar a ser grave cuando el organismo afectado es débil o cuando la exposición al contagio es muy fuerte.
Por ejemplo, cuando aún no existía la vacuna de la varicela, un pequeño se podía contagiar en la escuela infantil y llevar la enfermedad a casa, contagiando a su vez a su hermanito pequeño.
¿Qué ocurría? Que el niño más pequeño, que se había contagiado del hermano, con quien tenía un contacto mucho más estrecho y continuado que con el resto de niños de la escuela infantil, pasaba la enfermedad con más dificultades.

– En consecuencia, para que la enfermedad vírica curse de forma leve, se necesitan dos condiciones: la primera es procurar que los niños estén bien, comiendo y durmiendo adecuadamente, y también jugando al aire libre. La segunda es que entren en contacto con el virus de forma no masiva, sino poco a poco.

Juegos al aire libre

¿Qué consejos prácticos se pueden dar a los papás? Siempre y cuando la fase de desescalada lo permita, el niño puede salir con dos o tres amiguitos, a ser posible, siempre los mismos, al aire libre. Por supuesto, con todas las precauciones en cuanto a la distancia de seguridad y el uso de mascarilla. ¿Qué pueden hacer?

– Pueden dar un paseo, ir en bici, jugar a la pelota o, simplemente, sentarse en la hierba a una distancia prudente para charlar de sus cosas. De esta manera, las posibilidades de contagiarse no se eliminan por completo, pero sí se reducen sustancialmente.

– No hace falta decir que, si alguno de los niños se encuentra mal o presenta algún síntoma sospechoso, deberá quedarse en casa durante unos días y avisar al resto. De este modo, se logra controlar la situación bastante bien.

Lo que está claro es que los niños necesitan estar con otros niños de su edad y jugar juntos.

¿Y si está resfriado?

Si un niño tiene una infección de las vías respiratorias en curso, aunque solo se trate de un resfriado común, ¿existe el riesgo de que la mascarilla empeore su estado o le dificulte la respiración?

– Seguro que sí. Entre otras cosas, si un niño resfriado estornuda, es muy probable que en ese momento se baje la mascarilla.

– Si está resfriado, lo más prudente es que se quede en casa, aislado de los demás, durante unos días.

– Los papás no deben considerar la mascarilla como un instrumento mágico contra el virus. Debemos enseñar a nuestros hijos a utilizarla en las situaciones necesarias, por supuesto, pero sabiendo que esta medida preventiva no basta y que no puede sustituir a otras, como lavarse las manos a menudo y mantener la distancia de seguridad en todo momento.
Además, los niños que llevan mascarilla se suelen tocar la cara con mucha más frecuencia.

– Sobre todo, en esta etapa de convivencia con el virus, es fundamental que cada uno de nosotros tenga un comportamiento responsable hacia los demás, aislándose y aislando a nuestros hijos en caso de malestar, aunque solo se trate de un simple resfriado.

 

Mi Bebé y Yo

Elena Ruiz

Redactora