Vida trazada. Ella nunca tuvo escapatoria
Las Reliquias del Hombre Ave por: Dr. Adán Echeverría García
Las Reliquias del Hombre Ave por: Dr. Adán Echeverría García
Dr. Adán W. Echeverría-García
María Fernanda Centeno Muñoz, la grafóloga de los colores, ha llegado al colmo del exceso con tal de validar que lo que su mami le enseñó, y a lo que ha dedicado su vida, no es un fraude sino una carrera profesional, una ciencia, a la que ella y su madre han dedicado la vida entera.
Y es que no puede haber manera de hacerla entender, pues cuando toda tu vida te has dedicado sólo a esto, es muy difícil comprender que fuiste engañada y que la persona que te engañó es tu propia madre; esa mujer que debió brindarte verdadera educación, enseñanza, moral, ética, decidió llenarte la mente y la vida de fantasías. Por eso María Fernanda Centeno Muñoz jamás podrá dudar de la grafología.
En julio de 2024 la investigadora Lucía Casas Monteserín, en su trabajo titulado: “Impacto de las relaciones madre-hija en la autoestima, la inteligencia social y la satisfacción con la vida” concluyó que: “la relación mantenida con la madre es uno de los factores influyentes en los niveles de autoestima, inteligencia social y satisfacción con la vida”.
Luego de la separación de sus padres, la niña María Fernanda Centeno se quedó a vivir con la madre, quien siempre se nombró la primera grafóloga de la televisión mexicana, y que —ahora se sabe— mintió de haberse graduado de la Universidad Nacional Autónoma de México; ha sido esta mujer la que construyó respecto de la grafología una suerte de mentiras como que mediante la letra de una persona podría saberse si una persona era infiel, y hasta llegó a decir que con la grafología ella había curado casos de cáncer; ha sido a esta mujer, la madre, a quien María Fernanda Centeno Muñoz siempre ha querido emular y de la que siempre ha necesitado aprobación; tratando de cumplir con la Teoría del Apego que se define como “toda forma de conducta consistente en que un individuo mantiene proximidad y que es considerada como más fuerte o más sabia”; siendo su madre-cuidadora quien ha moldeado de manera perversa la conducta e interacción social de aquella niña María Fernanda, durante su adolescencia, juventud, e inicio de su edad adulta, no conociéndosele más vínculos a María Fernanda que los existentes alrededor de su madre, de la labor que su madre ha desempeñado como profesión, y de las amistades de su madre en la radio, televisión, prensa, así como en la Fiscalía de la Ciudad de México.
Es por ello que María Fernanda desde niña ha jugado a ser perito grafóloga con sus muñecas y ositos de felpa, pues solo esto ha sabido hacer; y aquello que era divertido en la niñez, hizo que —por los contactos de su madre— la invitaran a la TV Nacional para hacer lo mismo que mamá, luchando por validación y por hacerla sentir orgullosa, con el miedo de que la abandonara como su padre la había abandonado siendo niña.
Y gracias a este trabajo en televisión nacional, repitiendo la propia vida de su madre, consiguió que su cuenta de banco fuera abultándose y disfrutó pasándoselo bomba, pero no supo cortar jamás el cordón umbilical.
¿Cómo, esta mujer, María Fernanda Centeno Muñoz, puede hoy entender que lo que hace es un fraude y comprender que sus actos no logran sino violentar a todas las personas que «analiza» sin su consentimiento, llegando incluso a burlarse de ellos? Tal como se burla de los alumnos que con su madre explotan en su Colegio Mexicano de Grafología que se inventaron: “Para mí sí es una ciencia” dijo al ser cuestionada por una ex alumna de dicho colegio. Claro ejemplo de que es incapaz de cuestionar su pensamiento mágico, sembrando en su mente desde la infancia por la madre.
Esto y las amistades que desde el neoliberalismo imperante en México mezclaron poder político judicial y el poder de la comunicación en los medios masivos, le han hecho creer a María Fernanda Centeno Muñoz, como le han hecho creer a centenas de sus amistades, que puede hacer lo que hacen, lastimando la dignidad de otros y solo obtendrán palmaditas, sonrisas y dinero, jamás han sido reconvenidos por sus actos.
Todo ese intento de validación y aprobación por parte de su madre, abonaron en María Fernanda para que hoy no pueda disociar lo que ella cree, de lo que es la realidad. Y por eso le es increíble entender que un médico internista, de tez morena, de Tlaxcala y además homosexual, señale en un canal de internet que lo que dijo ella, y lo que hace para ganarse la vida (y que ha hecho durante toda su vida) sea falso, y se atreva a acusarla de ser una Charlatana.
No puede entenderlo, porque Centeno Muñoz solo eso conoce. Su mami le dijo que es una niña muy linda e inteligente y que no necesitaba leer ni estudiar sino tan solo creer en la grafología, pues a ella, a su madre, le funcionó para sacar adelante a sus hijas cuando el papá de María Fernanda las abandonó; fue gracias a la grafología que hasta consiguió trabajar en una Fiscalía de la CDMX como perito grafólogo. ¿Cómo puede estar mal creerle a mami?
Para Centeno es imposible creer que se ha equivocado, pues nunca, nadie, durante sus 35 años de vida le ha dicho alguna sola vez que no cree en ella ni en lo que hace, incluso no dejan de buscarla para rogarle que las analice y les ayude. ¿Acaso no tiene dinero gracias a su desempeño como grafóloga y no como bailarina de merengue ni como licenciada en derecho?
María Fernanda cree fervientemente en la grafología, y las empresas que la contratan creen en ella, como Imagen TV, Radio Fórmula, Televisa, López Dóriga, Gustavo Adolfo Infante, Andrea Legarreta, personajes veteranos de la televisión que son su familia, que la validan como grafóloga.
Si todos esos amigos de su madre creen en ella, y creen en ella las Editoriales que le publican sus libros, como los organizadores de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde presenta sus libros, ¿cómo es posible que los internautas le crean a un médico internista con cara de indio y que además es homosexual? ¡Es que es de locos!, piensa María Fernanda.
El médico Octavio Arroyo puede decirle Charlatana, y entonces tendrá que enfrentar todo el odio de María Fernanda Centeno, el odio de su madre, y el odio de la Fiscalía donde su madre tiene tantas amistades.
Ella sabe que no miente, que jamás ha mentido, está convencida de ello; toda su vida se trata de la grafología, para María Fernanda no hay nada más. Por eso no puede siquiera entender que haya alguna vez hecho algo mal o lastimado a alguien. Ya desde la educación primaria analizaba las letras de sus amiguitas. Y por eso están mal todas las Colectivas Feministas que deciden apoyar a un hombre y no apoyarla a ella; porque ella solo ha querido hacer el bien y no entenderá que ser grafóloga dañe a alguien.
Causa en verdad lástima esta pobre mujer, porque sólo es un constructo de su perversa madre, quien fue la que le metió todas estas locuras en su cabecita, y desde nena le dijo lo orgullosa que estaba de que siguiera sus pasos y la convirtió en la heredera de la grafología. María Fernanda Centeno Muñoz nunca tuvo otro camino, no tuvo ninguna oportunidad de ser otra cosa en la vida.
Sin embargo, María Fernanda tiene que entender que mentir cada vez más, dañar a tantas personas a lo largo de tantos años, aún sin entenderlo, o sin quererlo, no la exime de ser penalmente responsable si se le denuncia y se le comprueba el daño perpetrado a tantas personas que ahora son víctimas de sus análisis, de su Colegio, de sus recetas, de su charlatanería. Lo triste es que María Fernanda puede perder su forma de ganarse la vida, la única que conoce. Incluso, si las cosas siguen apareciendo en su contra y continúan conformándose mayores acusaciones contra ella, puede hasta perder la libertad. Mientras que su madre seguirá impune en libertad y trabajando para la fiscalía de la Ciudad de México.