El día de ayer en conferencia de prensa Edith Encalada acompañada de dos víctimas del «Caso Succar» Estefania Encalada y Cinthya A. declararon su sentir contra Lydia Cacho ante medios de comunicación, 2 víctimas más se manifestaron en esta conferencia a través de audios, Paulina C. Alejandro B. y las otras 2 víctimas no quisieron exponerse a la prensa; son 7 en total todas las víctimas del pederasta que constan en la sentencia penal, y no doscientas ni ochenta víctimas como lo ha hecho creer la seudo-periodista Lydia Cacho, quien ha dicho que tiene años ayudando y atendiendo a las víctimas de este caso, lo cual es una vil mentira de la seudo-activista Lydia Cacho, que desde hace años ha re-victimizado a las adolescentes, hoy mujeres que rompen silencio y protestan ante la tortura alas que las ha sometido Lydia; y es que fueron estas niñas y un niño quienes con sus testimonios lograron la captura y sentencia del pederasta Jean Succar Kuri (preso en el Altiplano), orden de aprehensión que fue girada antes de que conocieran a Lydia Cacho, y una sentencia que esta en el limbo y esperan después de casi 15 años que en la resolución del amparo directo adhesivo sea ratificada, por el Tribunal Colegiado de Q.Roo; niñas, hoy mujeres de entre 27 a 35 años, algunas ya madres de familia, y quienes públicamente han decidido enfrentar y desmentir a Lydia Cacho, pues dijeron estar cansadas y dolidas de las transgresiones que han sufrido por Lydia Cacho.
«Hemos sido re-victimizadas»
Lydia Cacho encontró en este penoso caso de pederastia una forma de vida e hizo de este caso penal una carrera como «periodista y escritora» haciendo un lucro indebido que le ha generado millonarias ganancias desde hace ya casi 15 años; y de quien por lo menos se esperaba como lo había dicho en la prensa, al público, y en su cuenta de twitter, estuviera de verdad en contacto y ayudando de manera altruista a alguna de estas víctimas, quienes cansadas de tantas mentiras de Lydia en la prensa y al público decidieron unirse y hablar públicamente por pirmera vez.
Cinthia A. y Paulina C. manifestaron que Lydia en el CIAM al principio les dió asistencia legal y terapias psicológicas, Cinthya dijo que esa asistencia fue falsa, porque descubrieron que fueron usadas para que Lydia saliera de sus problemas legales porque la habían metido a la cárcel, por lo que fue la misma Lydia quien buscó a esta chica y a su amiguita, las citó en la Comisión de Derechos Humanos en Cancún, las adolescentes asistieron con sus papás donde según Lydia y los abogados Olea les dijeron que Lydia era defensora de derechos humanos y tenía su fundación CIAM Cancún donde podrían defenderlas del pederasta Jean Succar. Sin que Cinthya y Paulina supieran que su testimonio sería usado el en juicio por difamación que se le seguía a Lydia Cacho «En ese tiempo no sabíamos que era periodista, ni escritora, no nos lo dijeron, Lydia omitió decirlo; y cuando Lydia se hizo famosa al divulgar sin autorización nuestra penosa situación que debería estar en los juzgados, en los archivos de su fundación, no nos volvió a hablar» -Reveló Cinthia.
Por su parte Edith y Estefania Encalada acusaron a Lydia Cacho «Robó nuestros expedientes y los transcribió en el libro «Los demonios del edén» «Yo tenía once años cuando la conocí y tampoco le importó exhibirme en el libro y utilizar mis fotografías siendo entonces todavía menor de edad, al igual que mis primos» -Declaró Estefania.
Giras mundiales, traducción de libros a diferentes idiomas con una historia que no es de Lydia y la cual conoció en la fundación CIAM Cancún (Centro Integral de Atención a la Mujer) de donde robó los expedientes legales para que transcribió en una serie de libros sin autorización, entrevistas al por mayor alrededor del mundo hablando de las víctimas, ante la indefensión de quienes querían mantener su dolor alejado de la prensa.
«Conferencias en universidades con nuestra historia, con nuestro dolor, todo sin autorización de nosotras que somos las afectadas y no Lydia quien solo es una intrometida»
«Yo dejé a Lydia porque violó los protocolos y códigos de ética de la fundación CIAM, me alejé en marzo del 2004; a las otras afectadas a quienes Lydia buscó y ha violentado hasta les dejó de contestar el teléfono, pese a que pedía donativos a nombre de las víctimas del caso Succar hasta en Madrid» -La enfrentó Edith.
Otra de las víctimas de nombre Paulina C. envío un audio y desmintió que haya sido ayudada por Lydia, dijo sentirse también engañada por la seudo-activista, porque nunca dijo que era reportera de prensa ni periodista. «Dejamos de recibir asistencia jurídica hace muchos años, los Abogados Olea nos informaron que Lydia ya no les pagaba sus honorarios por lo que no nos podían atender ni a mí ni a Cinthya»
«Así que no sabemos porque les sigue mintiendo, hace años que no sabemos nada de Lydia, y no queremos saber de ella porque nos engañó, dijo que defendería nuestros derechos humanos y es quien nos ha exhibido y violentado» -Declaró Cinthia;
«La ambición de Lydia la hizo corrupta vendiendo nuestra historia que conoció en su fundación, ya que como periodista nunca nos pidió ninguna entrevista, ni nos dijo que cuando hablábamos con ella iba a reportarlo a la prensa, a los periódicos, o en entrevistas en televisión, tampoco me dijo que mis diagnósticos psicológicos los vendería a Grijalbo, así hizo con todos nuestros expedientes legales; Lydia sabía que nosotras nunca quisimos que esto fuera público, ella lo ha hecho así de manera violenta y agresiva, nos ha lastimado mucho por ser algo tan penoso, un tema que todavía nos duele» -Detalló Edith.
Por lo que con estos 6 testimonios más suman 7 con el Edith, y se le cae la farsa montada a Lydia Cacho quien decía defender por lo menos a alguna de estas víctimas de pederastia; pero hace muchos años que las abandonó a su suerte y sigue lucrando con este caso, tan es así que anunció la película «Los demonios del edén» por lo que Edith y todas las víctimas afectadas dijeron ¡No a la película «Los demonios del edén»! y públicamente les piden a los cineastas Bertha Navarro, Alfonso Cuarón y Guillermo Del Toro «No nos violenten más, nos nos sigan re- victimizando, nos nos torturen otra vez con otro uso indebido de nuestra historia y de nuestro dolor» ¡No es justo!