Premian a científicas mexicanas por tecnología microbiana que recupera hidrocarburos
El desarrollo ha comprobado el incremento en 26 por ciento la producción de aceite y ha dado pie a seis patentes en América del Norte
El desarrollo ha comprobado el incremento en 26 por ciento la producción de aceite y ha dado pie a seis patentes en América del Norte
Por el desarrollo de una tecnología que incrementa la recuperación de hidrocarburos en yacimientos o pozos petroleros mediante el uso de microorganismos, investigadoras del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), fueron reconocidas con el Premio a la Innovación Científica y Tecnológica en Ingeniería en el Sector Energético, en la categoría Mujeres en la Ingeniería.
El proyecto Recuperación de Hidrocarburos Vía Microbiana, encabezado por las doctoras Patricia Olguín Lora, Teresa Guadalupe Roldán Carrillo y Gladys Teresa Castorena Cortés, ya fue implementado y evaluado en laboratorio y en un pozo de Pemex de la zona sur de México durante tres meses, donde se incrementó la recuperación de aceite en 26 por ciento. Además ha logrado seis patentes concedidas, dos en Estados Unidos, dos en México y dos en Canadá, así como el registro de la marca IMP-RHVM®.
Una de las líderes del desarrollo tecnológico, la doctora Olguín Lora, miembro de la Dirección de Investigación en Exploración y Producción del IMP, explica en entrevista que como parte del proyecto obtuvieron de yacimientos petroleros microorganismos llamados extremófilos, es decir, bacterias que habitan en condiciones extremas de temperatura o salinidad.
Estos microorganismos se alimentan de sustratos carbonados para producir metabolitos, como CO2. Cuando este compuesto interacciona con el hidrocarburo de un pozo disminuye su viscosidad, de manera que lo hará más fluido y ayudará a ser liberado de las rocas donde se encuentra entrampado.
Los mismos microorganismos también producirán otros metabolitos, los bio surfactantes que disminuyen la tensión interfacial entre el aceite y el agua, con lo cual también hace más fluido el hidrocarburo para que se pueda liberar. De igual forma son parte del proyecto científico otras bacterias que producen ácidos orgánicos, como el ácido acético que ayuda a disolver la roca carbonatada, abre sus poros, y desprende el aceite.
Para llevar a campo los experimentos en laboratorio se realizaron las simulaciones de pozos y posteriormente se efectuaron pruebas piloto, las cuales consistieron en efectuar dos inyecciones de la formulación de cien metros cúbicos cada uno, a lo que siguió el monitoreo a la producción de aceite y gas del yacimiento, así como su composición.
“Adaptamos los microorganismo a nivel laboratorio y después los volvimos a llevar optimizados a los yacimientos petroleros, de manera que hablamos de una tecnología amigable con el medio ambiente, barata y competitiva frente a otras similares. Además es adaptable a otros sitios no necesariamente mexicanos, para lo cual se obtienen muestras del pozo donde se contempla emplearlo para ver si es susceptible de aplicación y adaptación de los microorganismos evaluando las condiciones ambientales”, detalla la investigadora Olguín Lora.
La producción científica asociada a este desarrollo tecnológico incluye siete artículos de divulgación, 15 derechos de autor, formación de recursos humanos y divulgación científica en congresos y simposios.
El Premio a la Innovación Científica y Tecnológica en Ingeniería en el Sector Energético se crea por iniciativa de la Academia de Ingeniería de México, la Secretaría de Energía y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. La ceremonia de entrega en la edición 2018 se llevó a cabo el 30 de mayo en el Palacio de Minería, en la Ciudad de México. (Agencia ID)