Otitis en niños, lo que debes saber

La otitis es una de las enfermedades más frecuentes en la infancia y consiste en una inflamación que puede afectar a diferentes partes del oído. Pero, ¿cuáles son sus síntomas?, ¿existen diferentes tipos de otitis? Descubre en qué consiste y cómo actuar para combatirla.

La otitis es una inflamación que puede afectar a diferentes partes del oído. Muy a menudo, se trata de la consecuencia de un resfriado. Sin embargo, hay que tener presente que, si bien el resfriado es contagioso, las otitis no lo son.

Aparte del dolor de oídos, raramente la otitis ocasiona daños permanentes en el oído y, cuando se manifiesta de forma frecuente, indica una predisposición del niño a sufrir reacciones alérgicas. Por ello, la otitis debe afrontarse de inmediato, con el fin aliviar el dolor que provoca, pero sobre todo para llevar a cabo tratamientos de fondo que impidan su aparición.

La otitis puede ser otitis media y otitis externa.

Otitis media

Las otitis medias se manifiestan, normalmente, por la noche y suelen causar fiebre. En muchos casos, el dolor de oídos aparece y desaparece, aparentemente sin ningún motivo preciso. Esto se debe, en parte, a que los nervios del oído están conectados a los de muchas otras partes del cuerpo, como por ejemplo los del cuello, de los dientes, del esófago, de la garganta y de las amígdalas. Cuando una de estas partes sufre un trastorno o está afectada, el oído puede resentirse.

Si no sobreviene una infección, el niño no presenta síntomas específicos ni fiebre, aunque sí nota la sensación de tener el oído tapado, lo que le causa molestia y lo empuja a introducirse el dedo en la oreja. Sin embargo, en el caso de que se forme pus en el oído, se habla de otitis media serosa: el niño siente mucho dolor, tiene fiebre, está irritable, no quiere comer y puede sufrir, incluso, vómitos y diarrea. A veces, debido a la presión de pus, el tímpano, la fina membrana que separa el oído externo del oído medio, se puede perforar. Es entonces cuando el dolor disminuye, la mucosidad sale por el oído y, en la mayor parte de los casos, ésta es la señal del inicio de la curación.

En caso de otitis media, casi siempre es necesario recurrir a los antibióticos, que siempre deben estar prescritos por el pediatra. Si la otitis no se resuelve en unos 10-15 días, el médico puede prescribir un segundo ciclo de antibióticos hasta su curación.

– Durante la enfermedad, muchos médicos aconsejan suspender la leche y sus derivados (yogur, quesos, etc.) y otros alimentos alergizantes, como el maíz, los arándanos, los huevos o los cítricos.

– Para aliviar el dolor de oído al niño, se puede aplicar sobre la oreja del niño una bolsa de agua caliente envuelta en una toalla.

– En el caso de que se trate de un lactante, se le puede aplicar sobre la orejita un trapito blando y caliente para intentar calmarlo.

– Es importante mantener húmedo el ambiente de la habitación en la que el niño afectado por una otitis duerme. Un ambiente demasiado seco puede irritar las mucosas de la nariz y de la garganta.

Otitis externa

En caso de otitis externa, el niño siente comezón y dolor, y tiene la sensación de tener la oreja tapada. Si se toca o se tapa la oreja, el dolor aumenta. Este dolor está provocado por la hinchazón del canal auditivo externo, que está enrojecido, hinchado y duele. En este caso, se habla de otitis externa o del nadador.

La causa más frecuente son los microorganismos presentes en el agua de las piscinas y el cloro. Si se toman algunas pequeñas precauciones, se pueden reducir las posibilidades de contraer una infección.

– Después del baño, sobre todo si el agua no está muy limpia, es necesario limpiar bien el conducto auditivo del niño, dejando correr el agua por su interior y después secándolo cuidadosamente.

– También es importante mantener secas las orejas del niño. Para hacer salir el agua del canal auditivo, hay que poner la cabeza del niño de lado y estirar delicadamente el pabellón auricular en distintas direcciones.

– Se debe prestar atención a no introducir en la oreja del niño sustancias irritantes, como jabón o shampoo.

Cuándo dirigirse al pediatra

Hay que llamar inmediatamente al pediatra si:

– El dolor o las secreciones que salen de la oreja están acompañados de vértigos y ganas de vomitar.

– El dolor de oídos es muy fuerte y el niño grita de dolor o llora sin motivo.

– El niño tiene el cuello rígido.

– No consigue caminar normalmente.

– El dolor dura más de dos horas.

– De la oreja le sale una secreción purulenta.

– La fiebre es superior a 38 ºC.

– Los síntomas no mejoran pasadas 48 horas del inicio del tratamiento.

 

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