Los inalienables derechos.

Las Reliquias del Hombre Ave por: Dr Adán Echeverría García

La libertad es aquello que disfrutas

hasta que alguien se encabrona.

A veces simplemente no nos damos cuenta y por ello hay que volver a decirlo cada vez que sea necesario: Tienes derecho a vivir, a vivir bien y en un ambiente sano. Tienes derecho ser libre. Tienes derecho a decir siempre lo que piensas. Tienes derecho a estudiar y a trabajar. Tienes derecho al ocio y al esparcimiento. Tienes derecho a la sexualidad que deseas. Tienes derecho a las creencias que te hagan bien. Tienes derecho a la movilidad, al libre tránsito, a viajar.

Tus derechos están validados en los derechos de todos los otros que están a tu alrededor. Y es en el respeto al derecho de los otros como afianzas tus propios derechos. La verdadera convivencia en sociedad debe estar validada en el Otro. En cómo tú trates al otro, en cómo tú permites que te trate el Otro. Esa Otredad es la que debe regir los destinos de tu vida, porque tú eres el Otro de los demás. Por ello es preocupante la actitud de burla, sorna e hipocresía con la que el actual habitante del Palacio Nacional Andrés trata a los demás desde la tribuna, desde la investidura que es apenas un Símbolo de su poder. Y justo es ahí donde nos debe quedar claro el debate. Si el presidente insulta a los Otros (sus enemigos que colman sus paranoias), entonces Los Otros lo insultarán. El símbolo de la investidura presidencial debería hacerle tratar con respeto a los demás. Sin embargo, lo hemos oído quejarse de la falta de respeto a la Investidura Presidencial: “se me hizo algo injusto, incluso irrespetuoso de la investidura presidencial, no se pueden lanzar ese tipo de acusaciones a la ligera, echarle la culpa a otro”.

Pero no puede olvidársenos la forma en que Andrés se expresa y se ha expresado de los demás: “Achichincle, alcahuete, aprendiz de carterista, arrogante, blanquito, calumniador, camajanes, canallín, chachalaca, cínico, conservador, corruptos, corruptazo, deshonesto, desvergonzado, espurio, farsante, fichita, fifí, fracasado, fresa, gacetillero vendido, hablantín, hampones, hipócritas, huachicolero, ingratos, intolerante, ladrón, lambiscones, machuchón, mafiosillo, maiceado, majadero, malandrín, malandro, maleante, malhechor, mañoso, mapachada de angora, matraquero, me da risa, megacorrupto, mentirosillo, minoría rapaz, mirona profesional, monarca de moronga azul, mugre, ñoño, obnubilado, oportunista, paleros, pandilla de rufianes, parte del bandidaje, payaso de las cachetadas, pelele, pequeño faraón acomplejado, pasquín inmundo, perversos, pillo, piltrafa moral, pirrurris, politiquero demagogo, ponzoñoso, ratero, reaccionario de abolengo, represor, reverendo ladrón, riquín, risa postiza, salinista, señoritingo, sepulcro blanqueado, simulador, siniestro, tapadera, tecnócratas neoporfiristas, ternurita, títere, traficante de influencias, traidorzuelo, vulgar, zopilote”. Casi 90 formas diferentes de insultar a sus críticos y opositores.

Esta es una lista que recoge el genial Gabriel Zaid, y luego nos aclara: “Las personas que insultan suelen tener un repertorio limitado y repetitivo. No Andrés. Es un artista del insulto, del desprecio, de la descalificación. Su creatividad en el uso de adjetivos, apodos y latigazos de lexicógrafo llama la atención”.

Decía mi Tía Evelia: “El que se lleva se aguanta”. Pero Andrés no tuvo esa educación en casa. Ya se ha documentado respecto del “supuesto asesinato” de José Ramón López Obrador mediante dos balazos que le disparara por la espalda el niño (de 9-12 años, dependiendo de las versiones que se lean en la prensa) Andrés Manuel, quien siempre ha dicho que se trató de un terrible accidente de su infancia. Sin embargo, las muestras de su rencor, de su revanchismo, de su salirse siempre con la suya no lo han abandonado. Y ese actuar irracional es el que lo lleva a atacar desde la tribuna a Nexos, Letras Libres, y a llamar “pasquín inmundo” al periódico Reforma. ¿Dónde queda el respeto al otro para exigir respeto? ¿Dónde queda la libertad de expresión en este país?