La pesca de la totoaba matará a la vaquita

Las acciones emprendidas por el gobierno no han sido suficientes para proteger a la vaquita marina en su hábitat

Opacidad, corrupción y negligencia marcarán el adiós de la vaquita marina en el Alto Golfo de California, único lugar del mundo donde existe este pequeño cetáceo.

Más de dos mil 100 millones de pesos invertidos en el sexenio pasado no sirvieron. Los gastos resultaron infructuosos como la entrega de compensaciones económicas a pescadores y la cadena productiva de Baja California y Sonora, para que sacaran sus redes del mar.

Se compró lanchas rápidas y drones para vigilar el hábitat del cetáceo, incluso se realizó un programa para preservar la especie en semicautiverio, concluyó con la muerte de una hembra.

El resultado fue el declive de 98% de la población de vaquita marina. “Impulsaron una política que tuvo un efecto contrario. Sacaron a los pescadores legales del mar y dejaron pasar la pesca ilegal”, dijo Héctor Licón, coordinador del Proyecto Curvina Golfina de EDF de México.

El Inapesca estima que en 2017 fueron capturados de manera ilegal 21 mil ejemplares de totoaba en el Golfo de California. Una pesquería con redes de enmalle, prohibida desde 1975, en la que muere la vaquita marina.

SIN RUMBO

La crisis en la zona no para, con el nuevo gobierno, se cancelaron los apoyos a pescadores sin ofrecerles alternativas productivas.

“No se presentan metas a corto plazo, no se traduce en políticas públicas, estamos hablando de deseos”, advirtió Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica.

El anuncio de la Iniciativa de Sustentabilidad del Alto Golfo de California por  la Federación con programas de Bienestar y de agricultura y ganadería, fue lo que regresó a los pescadores al mar.

“¿Dónde hacemos los proyectos agrícolas?, somos pescadores”, dijo Carlos Tirado,de la Federación de Cooperativas Ribereñas de Pescadores del Golfo de Santa Clara.

PESCA FURITIVA

La situación que se vive en la región es muy grave. A plena luz del día, Excélsiorfue testigo de la captura ilegal de pez totoaba, muy cerca del puerto de San Felipe.

Alrededor de las ocho de la mañana, seis ocupantes de una panga recogen a toda velocidad una red prohibida de dos kilómetros de longitud.

Minutos después, aparece la totoaba. Los pescadores ilegales la suben a bordo, le quitan la malla y la colocan sobre la popa. Las hembras de pez totoaba son las más cotizadas, porque su vejiga natatoria es más grande y a pie de playa se pagan cuatro mil dólares el kilogramo, algo así como 76 mil pesos.

“Vienen chinos o vamos a Ensenada o Tijuana; no es cierto eso de que haya un cártel de la totoaba y que una  persona está encargada del trasiego de buches”, dijo Sunshine Rodríguez, exlíder de pescadores de San Felipe.

Con mucho cuidado se extrae la vejiga natatoria del pez, lo importante es que la pieza esté completa, que tenga sus dos apéndices tubulares. Terminada la operación, hay que deshacerse del cadáver y volver a tirar la red.

En el recorrido conocimos a Francisco, pescador ilegal que reconoce que hace tiempo fue totoabero. “Yo no te digo que no he trabajado la totoaba, lo hice, cuando recién empezó en los primeros años”, señaló.