Está en nuestras manos garantizar que las políticas públicas anunciadas en materia de salud mental tengan el dinero suficiente para su implementación.

Discurso Dip. Vida Gómez Herrera

En la presentación de la estrategia juntas y juntos por la Salud Mental, en el Gobernador hizo énfasis en cinco ejes y dividió tareas para alcaldes, la ciudadanía y gobierno.Reconozco estas acciones y celebro que la Secretaría de Salud, 1 año después de que en esta tribuna distintas fracciones y representaciones pusieron el tema en la mesa, hayan comenzado a implementar una estrategia para cuidar la salud mental de la población, sobre todo después de que el pasado 8 de septiembre, el INEGI comunicó las tasas de suicidio por entidad y señaló que Yucatán dejó de estar en el doloroso tercer lugar que ocupábamos en 2021, para pasar al segundo lugar en suicidios a nivel nacional.Celebro que ya se le esté dando seriedad a este tema; sin embargo, considerando la complejidad del fenómeno suicida, esperamos que las acciones anunciadas no sean las únicas, porque aún siguen pendientes tareas básicas para cumplir por el ejecutivo estatal, como ejemplo lo que establece la Ley de incluir en todas las escuelas de Yucatán la psicoeducación a personal docente y administrativo, a madres y padres de familia en temas de salud mental.La misma Asociación Yucateca de Suicidiología conformada por profesionales de salud mental, se pronunciaron al respecto reconociendo las acciones anunciadas por el gobernador, pero también haciendo hincapié en que no basta con tamizar, ni con brindar talleres y pláticas informativas que abren peligrosamente el tema del suicidio si esto no garantizan el adecuado acompañamiento.El seguimiento y el acompañamiento son claves para enfrentar esta crisis que atraviesa nuestro estado, y ese seguimiento no es otra cosa más que la atención de profesionales a la población que lo necesite.  Que la atención a la salud mental deje de ser un privilegio exclusivo de quienes pueden pagar consultas privadas. Que el Estado garantice atención psicológica gratuita para la población, eso es lo que Yucatán necesita.Hace algunos meses el diputado Sobrino presentó una iniciativa para crear la ley al respecto, la cual sigue en análisis… esta representación legislativa de Movimiento Ciudadano presentó el año pasado una propuesta de acuerdo para exhortar al ejecutivo a tomar medidas para contener esta alarmante la tasa. El Diputado Gaspar Quintal también presentó un punto de acuerdo, en ese sentido todas las fracciones y representaciones hemos alzado la voz.Es importante desde nuestra responsabilidad que vigilemos que el presupuesto se dirija a donde se necesita realmente. Por eso, en diciembre pasado, durante las comparecencias previas a la aprobación del paquete fiscal, le pregunté a la Secretaría de Administración y Finanzas respecto al presupuesto asignado a la Salud Mental en Yucatán. Específicamente le pregunté el monto.La secretaria nos dijo que se estaba asignando el recurso suficiente pero también señaló que no venía etiquetado en el proyecto de presupuesto de egresos. Ante la insistencia, terminó contestándome que se otorgaría lo que la ley establece. En este sentido, la Ley de Salud Mental vigente desde 2018 señala en su artículo 95, que el Gobierno debe asignar al Instituto de Salud Mental el 7% del presupuesto asignado a la Secretaría de Salud, en esta redacción no queda claro si es a la Secretaría como entidad centralizada del gobierno o como ramo administrativo. Y esa precisión técnica hace toda la diferencia. Una diferencia de miles de millones de pesos.Pongo un ejemplo para mayor comprensión: si en el presupuesto de egresos vigente para 2022 buscamos el monto asignado a la Secretaría de Salud, encontraremos dos cifras diferentes dependiendo de qué anexo revisemos.En el Anexo 1, que clasifica el presupuesto en Ramos Administrativos, encontraremos que la Secretaría de Salud tiene un monto anual de $5 mil 502 millones de pesos, esto visto como un ramo administrativo que engloba el presupuesto de 6 paraestatales.Pero si revisamos el Anexo 2.1.1 Que clasifica el presupuesto asignado a las dependencias del ejecutivo, encontramos que a la Secretaría de Salud se le asignan únicamente $79 mil 110 pesos, que es lo que le corresponde como entidad del gobierno central.Esta sutileza técnica crea una diferencia abismal en la interpretación de la Ley de Salud Mental de Yucatán. Y estoy segura de que todas y todos aquí, no queremos sutilezas técnicas y que tampoco queremos que se deje a criterio de quienes elaboran los proyectos de presupuesto de egresos de cada año, si le asignan 385 millones a la Salud Mental o si se le asignan solo 5 mil pesos al año.Desde que la Ley de Salud Mental entró en vigor, el presupuesto a la salud mental nunca ha sido el 7% de lo asignado a la secretaría de salud. Y podemos sacar cifras, hacer distintos números de si es más o menos, pero lo que sí nos corresponde es cambiar la ley.Ese es nuestro deber, modificarla para garantizar que las políticas públicas en materia de salud mental cuenten con el presupuesto suficiente para implementarse con éxito y sin duda a interpretaciones.La diferencia entre las buenas intenciones y las políticas públicas efectivas está en la prioridad de la asignación de los recursos públicos.Los indicadores ya han encendido las alarmas de Yucatán. No podemos seguir volteando a otro lado, la atención a la salud mental de la ciudadanía es un tema prioritario en el que no podemos dejar margen a errores.Por ello, presento hoy una iniciativa para reformar la Ley de Salud Mental del Estado de Yucatán, en materia de asignación presupuestal, la presento, y quiero ser muy clara, con tiempo suficiente para todos los trámites administrativos y legislativos correspondientes antes de que llegue el presupuesto.Está en nuestras manos garantizar que las políticas públicas anunciadas en materia de salud mental tengan el dinero suficiente para su implementación. Son vidas humanas las que dependen de nuestras decisiones y de la celeridad y prioridad que le demos a este tema.Como lo dijo el gobernador, cada día que pasa podemos convertirnos en héroes o heroínas, salvar vidas y corregir el rumbo, o podemos seguir un año más siendo cómplices de este alarmante incremento, pero sin recursos, ni uno ni otro. Es cuánto y muchas gracias.