EL PAÍS, sin miedo al cambio; asume evolución digital

El director del periódico español EL PAÍS, Antonio Caño, explicó a su plantilla la transformación del diario a un medio completamente digital, un paso inicial, dijo, para encontrar el futuro del periodismo

CIUDAD DE MÉXICO, México, mar. 4, 2016.- El director del periódico español EL PAÍS, Antonio Caño, explicó a los colaboradores del diario la transformación que éste sufrirá para convertirse en un medio completamente digital.

En una carta abierta, el director reconoció «la dura realidad» que enfrenta el periodismo y los diarios en todo el mundo, dijo que la revolución de los medios aún no concluye y el panorama resulta «todavía muy confuso».

Afirma que la mayoría de las personas, sobre todo los jóvenes, acceden a la información de otra forma, detalla una masiva transferencia de lectores web a lectores en teléfonos móviles.

«Empiezo a tener la impresión de que el paso del papel a lo digital es solo uno y no el más grande de los muchos pasos que los periódicos tendremos que dar hasta alcanzar nuestro verdadero espacio futuro».

A continuación, la carta íntegra:

«Queridos compañeros:

 Hemos conversado esta mañana sobre la dura realidad a la que se enfrentan nuestro oficio y los periódicos en todo el mundo. En EL PAÍS hemos venido haciendo ajustes desde hace tiempo y hemos conseguido llevar a cabo la transformación digital paliando, en la medida de lo posible, los daños que esta ha provocado en nuestro sector. Afortunadamente, y pese a las dificultades, seguimos siendo el periódico impreso más vendido en España con bastante distancia con respecto a nuestros competidores, y nuestras ediciones digitales han conseguido en los últimos dieciocho meses crecimientos espectaculares hasta convertir EL PAÍS en el medio de comunicación en español más visitado y leído en el mundo.

 Gracias a vuestro sacrificio y colaboración nos encontramos en una posición competitiva y en condiciones de prolongar el liderazgo de EL PAÍS. Pero eso no significa que la batalla esté ganada ni que nuestra supervivencia esté garantizada. La revolución que afecta a los medios no ha concluido aún, el panorama es todavía muy confuso. La crisis, probablemente, no ha tocado fondo todavía. El trasvase de lectores del papel al digital es constante. Se puede dar ya por hecho que el hábito de la compra del periódico en el quiosco ha quedado reducido a una minoría. La mayoría de las personas, fundamentalmente los más jóvenes, buscan la información en otros soportes y la consumen de forma diferente.

 También en el ámbito digital la situación sigue siendo aún incierta. La masiva transferencia de lectores de la web a los teléfonos móviles, así como la aparición de nuevos dispositivos portátiles y de amenazas recientes como los bloqueadores de publicidad, junto a otras más conocidas como la instalación de la cultura de la gratuidad, hacen muy complejo también el horizonte en el terreno de los nuevos medios. Empiezo a tener la impresión de que el paso del papel a lo digital es solo uno y no el más grande de los muchos pasos que los periódicos tendremos que dar hasta alcanzar nuestro verdadero espacio futuro.

 Estos cambios, como todos, tienen grandes ventajas. La primera y más importante es que millones de personas en todo el mundo muestran hoy interés y tienen capacidad para acceder a nuestros productos. Pero, sin duda, -y esto es lo que más nos angustia hoy- este nuevo tiempo supone también un gran desafío para todos nosotros. Y una severa amenaza para quienes duden o se resistan al avance incontenible de la transformación de nuestro trabajo y del negocio que lo soporta.

 En EL PAÍS hemos decidido no solo no tenerle miedo al cambio, sino adelantarnos en la medida de lo posible para estar a la vanguardia de este cambio, igual que lo estuvimos en la del nacimiento de la prensa independiente en España y en el de la información de calidad y competitiva en español.

 Nuestros valores

 Es bueno echar por un momento la vista atrás y recordar cómo empezó todo y cuál es la razón primera por la que estamos aquí. El 4 de mayo celebraremos el 40 aniversario de nuestra aparición. En ese primer número, Juan Luis Cebrián aseguraba que este diario se había soñado siempre a sí mismo como un periódico independiente, capaz de rechazar las presiones que el poder político y el poder del dinero ejercen de continuo sobre el mundo de la información.

 Vamos a cambiar, sí, pero no vamos a renunciar a aquellos valores de libertad e independencia que han conseguido traernos hasta aquí. Incorporaremos nuevas dinámicas de trabajo que consigan incrementar la calidad y cantidad de los contenidos y productos que EL PAÍS ofrece y que hoy pueden leerse en papel, a través de aplicaciones móviles, televisores inteligentes o redes sociales. Pero vigilaremos que en todas esas plataformas esté la huella de EL PAÍS.

 Tras más de año y medio de trabajo y discusiones, nos acercamos a un momento clave en la historia de EL PAÍS. En los próximos días concluirá la primera fase de la obra que habilitará una nueva redacción, y con ello llegará el momento de la conversión de EL PAÍS en un periódico esencialmente digital; en una gran plataforma generadora de contenidos que se distribuyen, entre otros soportes, en el mejor periódico impreso de España. Asumimos el compromiso de seguir publicando una edición impresa de EL PAÍS de la mayor calidad durante todo el tiempo que sea posible. Pero nos adentramos a la vez en la construcción de un gran medio digital de cobertura global que pueda responder a las demandas de los nuevos y futuros lectores. El eje de ese medio será la información. Sus herramientas serán todas aquellas que la tecnología ponga a nuestra disposición. Por el momento, como ya estáis viendo, apostamos por la imagen y el vídeo como un gran instrumento de comunicación masiva. Ese medio es y será cada vez más americano, pues es en América donde nuestro crecimiento es mayor y nuestra expansión más prometedora.

 Para todo ello, como hemos comentado, estamos haciendo unas obras que nos faciliten el tránsito del trabajo de ayer al de mañana. Vamos a pasar de lo que el sector ha denominado integración de redacciones a un nuevo sistema de sincronización de equipos y canales. Vamos a implantar modernas herramientas de comunicación que puedan atender con rapidez y calidad las demandas de información transparente de una sociedad cada vez más exigente con la tarea que nos ha encomendado.

 Será una redacción sin despachos, abierta a la colaboración y al intercambio de ideas, en la que los equipos se entremezclarán para construir nuevas historias. A partir de ahora, en el corazón de la planta principal se instalará un moderno espacio abierto dedicado a la creación y coordinación de información y a su distribución en los diferentes canales. El centro de esa redacción contará con un moderno puente de mando, en el que habrá perfiles periodísticos, de desarrollo tecnológico, de edición gráfica y de vídeo, de diseño, de producción, de medición de audiencias, de redes sociales, de SEO y de control de calidad. Desde allí se crearán nuevas narrativas y nuevas formas de comunicar que seguirán manteniendo a este diario en la vanguardia del periodismo global.

 Nuestros lectores

 Todo este cambio tiene un objetivo principal: mantenernos conectados con cada uno de nuestros lectores. EL PAÍS ha sido siempre una organización periodística enfocada hacia sus siempre atentos e informados lectores. Hoy lo ha de ser más aún: debemos seguir siendo un periódico que atiende las necesidades y demandas de aquellos que nos consultan, que nos leen, que confían en nosotros. No trabajamos para nadie más importante que el lector, pero sabemos que los lectores de hoy se han transformado en usuarios que están en muy diversos lugares y llegan a nosotros no solo comprando un ejemplar cada día sino también a través de nuestra web, mediante su teléfono móvil o de sus perfiles de redes sociales.

 Este nuevo espacio quiere seguir siendo el mejor lugar para que publiquen los más importantes periodistas, escritores, ilustradores, fotógrafos, diseñadores y otros creadores de información y cultura en lengua española, pero hoy es tan importante el contenido como la manera de hacerlo llegar a nuestro público. Por ello, además de las firmas, estamos dotándonos de nuevos sistemas de trabajo y ampliando nuestros planes de formación para poder moldear los contenidos periodísticos de tal manera que sean fáciles de encontrar y de leer o de ver, porque cada vez los lectores consumen con más avidez los contenidos multimedia. En esta línea el lanzamiento de EL PAÍS Vídeo ha sido uno de los últimos éxitos. Experiencias de las cuales aprendemos muchas cosas.

 Para facilitar la puesta en marcha de todo esto, hemos reforzado nuestro equipo de dirección con perfiles nuevos y más ajustados a las necesidades actuales. Aunque no dudo de su capacidad y esfuerzo, ni ellos ni ninguno de nosotros conseguiremos el difícil objetivo marcado si no nos acompañas, si no nos ayudas con tus sugerencias, con tus críticas, con tu trabajo en busca de la excelencia. Creo que tenemos la visión, las capacidades y el conocimiento necesarios, pero queremos escuchar con humildad tus ideas y las demandas de nuestros lectores y de toda la comunidad que ha hecho de este periódico esa referencia que nos hace sentir orgullosos. Únete a la Conversación, resumimos en nuestra comunicación a los lectores. Este periódico necesita a todos aquellos que aporten creatividad y buen oficio. Tenemos que hacer un esfuerzo colectivo para cambiar siendo fieles a nosotros mismos y para hacerlo aún mejor, y ojalá que sea disfrutando y siendo felices mientras realizamos este apasionante viaje.

 EL PAÍS sigue su camino para celebrar sus próximos 40 años más vivo que nunca. Estás invitado a participar en la hermosa aventura de inventar el futuro desde esta casa que has construido y que es nuestro periódico.

 Muchas gracias por tu confianza y esfuerzo.

Un abrazo

Antonio Caño«.

 

 

AGHO