DESCANSA EN PAZ, BETY QUERIDA

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Con mucha pena me uno a la pena que deja en la Comunidad Artística Yucateca el sensible deceso de la profesora, maestra, gran ser humano que fue, es y será Beatriz Rodríguez Guillermo.

La conocí cuando incursionaba en aquel grupo de teatro experimental Anagnorisis, fue ella quien nos permitía ensayar por las noches en el Centro Cultural del Niño Yucateco (Cecuny) donde era directora.

Posteriormente cuando ocupé un segundo lugar en el Premio de Poesía José Díaz Bolio, que había ganado Saulo de Rode, me reencontré con ella. Desde entonces nos vimos con frecuencia, en eventos culturales, cercanos todos a la literatura.

Hasta que ya estudiando el doctorado, junto con mi amigo y mentor Aroldo Quijano nos acercamos a ella con un proyecto: bajar a los estudiantes de Artes Visuales de la ESAY a la entrañas de Yucatán. Hicimos un proyecto que nombramos Visión de contraluces. Imágenes de la profundidad de Yucatán.

Bety (siempre me pidió que la tuteara, pocas veces pude hacerlo, siempre la vi como alguien que me imponía mucho respeto, por su calidad, sinceridad, don de gente que siempre tuvo), nos recibió en su oficina, y nos ayudó en todo lo que pudo para llevar a cabo estas excursiones de los alumnos de la Escuela Superior de Artes, a grutas y cavernas en el sur del estado. Apoyados del equipo del licenciado José (Chepo Ruiz Silva), cuyo personal y contactos en la Espeleología nos permitió rescatar un buen número de imágenes, que fueron expuestas en el vestíbulo de la Sedeculta, luego en Cancún en un foro internacional, y después en unos de los eventos internacionales a cargo de Jorge Esma Bazán, la exposición llegó al Museo de la Cultura Maya, para la inauguración de su galería.

El último enorme gesto que me brindó Bety, fue recomendarme para dar clase en la licenciatura en Teatro, pero apliqué para el posdoctorado en el CIGA-UNAM en la ciudad de Morelia, y ya no pude concretar esta actividad para la Esay.

Justo hace poco levantaba yo la voz para que la Dirección de Cultura del Ayuntamiento se le ofreciera a Celia Pedrero, o precisamente a alguien tan metido en cultura, con tantos años de experiencia como Beatriz Rodríguez Guillermo.

Descanse en Paz, y que los dioses del Olimpo le abran las puertas para que, sentada ahí… junto a las Musas, siga observando todo aquello que sembró en su querido Yucatán.

Vaya un abrazo a todos los que la conocieron, a sus compañeros, al Centro Yucateco de Escritores, A.C, a Roger Metri, a todos sus alumnos, el profesorado de la ESAY, sus amigos cercanos, su pareja, sus familiares.

Yucatán pierde a una hija amada, que amaba y luchaba por el sano desarrollo de la cultura y las bellas artes.