Cuatro «ismos» de cuidado
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Por el Mtro. Salvador Echeagaray, académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
En el panorama filosófico contemporáneo, diversas corrientes de pensamiento como el relativismo, el inmanentismo, el nihilismo y el ateísmo han ganado relevancia.
Aunque ofrecen perspectivas únicas y desafiantes, también presentan una serie de inconvenientes y consecuencias que vale la pena analizar.
El relativismo postula que la verdad y la moral son relativas y dependen de cada individuo o cultura. Esto implica que no existe una verdad absoluta o universal.
Inconvenientes:
Si cada persona determina su propia moralidad, se podría justificar cualquier acción, incluso aquellas que resulten dañinas o injustas para otros.
En ausencia de valores compartidos, es difícil alcanzar consensos, lo que puede llevar a la fragmentación social.
Sin verdades objetivas, los argumentos y debates filosóficos carecen de un punto de referencia común.
El inmanentismo sostiene que lo divino o lo espiritual reside dentro del mundo natural y de la experiencia humana, rechazando cualquier trascendencia o realidad más allá de lo observable.
Inconvenientes:
Al centrarse únicamente en lo inmanente, se pueden ignorar las dimensiones trascendentes de la experiencia humana y espiritual.
La falta de una dimensión trascendental puede llevar a una sensación de vacío o de propósito más allá de lo material.
Este enfoque puede trivializar experiencias espirituales profundas al interpretarlas solo desde una perspectiva materialista.
El nihilismo es la creencia de que la vida carece de significado, propósito o valor intrínseco. Es una postura pesimista y desalentadora.
Inconvenientes:
El nihilismo puede llevar a la pérdida de esperanza y a una perspectiva de vida sombría.
Si nada tiene sentido, las personas pueden sentirse desmotivadas para perseguir objetivos o mejorar sus vidas.
La adopción de una visión nihilista puede contribuir a la depresión y otros problemas de salud mental.
El ateísmo es la falta de creencia en la existencia de Dios.
Inconvenientes:
Para algunas personas, la ausencia de una creencia en lo divino puede dejar un vacío en momentos de sufrimiento o pérdida.
La práctica de una religión verdadera proporciona un sentido de comunidad y apoyo social, algo que el ateísmo puede no ofrecer de la misma manera.
La negación de una vida después de la muerte o de un propósito divino puede llevar a cuestionamientos profundos sobre el verdadero significado de la vida y su trascendencia.
Consecuencias comunes
Las filosofías mencionadas comparten algunas consecuencias comunes que pueden afectar tanto a nivel individual como social:
La falta de valores absolutos y trascendentes puede llevar a una crisis de identidad y valores en la sociedad.
Sin un fundamento común, las sociedades pueden fragmentarse en grupos con visiones y moralidades divergentes.
La adopción de estas posturas puede impactar negativamente en la salud mental de individuos, llevándolos a la desesperanza y la apatía.
Resulta entonces que es necesario identificar y combatir estas posturas.
Éstas son parte de la descomposición y pérdida de valores a nivel mundial.
Por lo que, urge:
Contra relativismo, verdad; contra inmanentismo, caridad; contra nihilismo, esperanza; y contra ateísmo, fe, esa es la solución.