Un muy fuerte impacto en las vértebras puede provocar rompimiento del hueso y dañar la médula espinal, la cual también puede comprimirse cuando hay dislocación de los discos; las consecuencias son muy graves, como pérdida de la capacidad de movimiento en brazos, piernas y tórax, así como de la sensibilidad, con la consecuente confinación el resto de vida a una silla de ruedas.
A fin de mejorar la calidad de vida de quienes sufren este tipo de discapacidad física, en el mundo se han desarrollado terapias, dispositivos o herramientas que pueden mejoran la comunicación y/o desplazamiento del enfermo, pero nada referido a revertir el problema, hasta que un grupo de científicos mexicanos presentó un desarrollo de impacto extraordinario.
Se trata de un polímero semiconductor biocompatible que se usa como implante en el tejido nervioso dañado, y cuyo efecto comprobado es que el estimula el crecimiento de nuevas conexiones entre las neuronas logrando recuperar parte de las funciones perdidas por daños a la médula espinal.
En el desarrollo del material participaron científicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), de las unidades Xochimilco e Iztapalapa, los institutos Nacional de Neurología y Neurocirugía y el Mexicano del Seguro Social, así como del Instituto de Investigaciones Nucleares. La patente en México lo protege intelectualmente también en Rusia, China, Japón, Estados Unidos y Europa.
Dirige al equipo científico mexicano el doctor Camilo Ríos Castañeda, académico e investigador de la UAM-X, y en entrevista explica que el polímero es un derivado del compuesto orgánico llamado pirrol, el cual es sintetizado por la técnica llamada plasma, y que se trata de una molécula capaz de conducir corrientes eléctricas.
“En la médula espinal se realiza una conexión electroquímica que comunica a las neuronas del cerebro con las que ordenan el movimiento de los músculos. Al haber una lesión, la comunicación se interrumpe, de manera que no hay movimiento ni sensaciones, y el cerebro no registra la información de manos y/o piernas, en otras palabras, el afectado puede quedar cuadripléjico o parapléjico”.
El también investigador del Instituto Nacional de Neurología (INNN) detalla que en primera instancia se hicieron pruebas en roedores de experimentación, en los que se colocó el biopolímero en forma de pastilla en el área de la lesión ósea, y en dos meses se vieron indicios de recuperación, pues dieron muestras de movimiento en extremidades. Posteriormente se hicieron pruebas en macacos Rhesus, a los que se colocó el polímero mediante inyección, y los efectos alentadores se vieron en poco más de tres meses. Tras la evaluación por resonancia magnética nuclear se comprobó el crecimiento y reconexión del tejido nervioso en la médula de los simios implantados.
El proyecto científico mexicano lleva casi 15 años de desarrollo, se siguen haciendo experimentos en animales y el siguiente paso será hacer pruebas en seres humanos. Hasta ahora, señala el doctor Ríos Castañeda, el biopolímero significa una esperanza para pacientes parapléjicos o cuadripléjicos, para quienes no hay tratamiento similar en el mundo, de acuerdo con la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en ingles).
Agrega que el objetivo de la investigación es que cuando el implante se aplique en humanos ofrezca la posibilidad de reconectar la médula espinal con el resto del organismo y, junto con la rehabilitación, se recupere una parte de la capacidad motriz perdida.
“Una empresa se ha visto interesada en invertir en el desarrollo para posiblemente producirlo industrialmente en un futuro”, hace hincapié el neurólogo mexicano.
Las lesiones en médula espinal se presentan con mayor incidencia en hombres de 20 a 30 años de edad. En México, las principales causas de Lesión son las caídas de altura y los accidentes automovilísticos. Además del doctor Ríos Castañeda, otros científicos que han participado en el desarrollo del biopolímero son los doctores Roberto Olayo González y Juan Morales Corona, de la UAM-I; Araceli Díaz Ruiz, del INNN; Hermelinda Salgado Ceballos, del Instituto Mexicano del Seguro Social; Guadalupe Olayo González y Guillermo Cruz Cruz, del ININ. (Agencia ID)