Cómo tratar con fisioterapia los trastornos metabólicos 

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Por la Dra. Dulce María Flores Cano, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)

Los trastornos metabólicos son condiciones que afectan el metabolismo de nuestro cuerpo. El metabolismo se refiere a muchos procesos químicos que ocurren en el cuerpo donde los alimentos que ingerimos se convierten en energía.

Los trastornos metabólicos modifican estos procesos químicos y provocan una variedad de síntomas y alteraciones en la función del cuerpo que pueden llevar a complicaciones secundarias como problemas del corazón y accidentes cerebrovasculares.

Estas son enfermedades principalmente ocasionadas por estilos de vida inadecuados como una alimentación poco saludable y rica en grasas, sedentarismo, tabaquismo, entre otros. Algunos ejemplos serían personas con diabetes, con obesidad y con dislipidemias (niveles elevados de colesterol o grasas en sangre). En algunos casos también pueden ser trastornos heredados genéticamente.

Hoy en día los trastornos metabólicos son muy frecuentes en todo el mundo y especialmente en México representan un problema de salud muy importante.

La fisioterapia es parte del tratamiento interdisciplinario que necesitan estos pacientes. En una persona con un trastorno metabólico, la capacidad para el ejercicio se ve alterada, por lo tanto, el fisioterapeuta se encarga de valorar la capacidad del paciente y de determinar las limitaciones que tenga para realizar ejercicio, para posteriormente prescribir y realizar un plan de ejercicio de manera supervisada.

Durante el ejercicio, el fisioterapeuta se encarga de monitorear los síntomas y parámetros importantes para realizar de una manera más segura y efectiva el plan de ejercicio. Las intervenciones de fisioterapia han demostrado tener un impacto favorable en las enfermedades metabólicas y también en los sistemas de atención médica, por lo que es importante la derivación de las personas con trastornos metabólicos a los servicios de fisioterapia.

Para tratarlos también son importantes los cambios en estilo de vida:

Se recomienda una dieta mediterránea, que es una dieta basada en consumo de vegetales, con sólo pequeñas cantidades de carne de res y pollo, consumo de granos enteros, frutas y verduras frescas, nueces y legumbres.

Además, también es importante abandonar hábitos como alcoholismo y tabaquismo.

Se debe incrementar el ejercicio diario de intensidad moderada apegándose a las guías de ejercicio de la Organización Mundial de la Salud, que para adultos sugiere realizar al menos 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada; o al menos de 75 a 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa; o una combinación equivalente de actividad de intensidad moderada y vigorosa durante toda la semana. También se deben de realizar ejercicios de fuerza muscular de intensidad moderada 2 o más días a la semana. Por último, evitar o limitar los periodos sedentarios.

La autora es maestra en Ciencias de la Rehabilitación y Fisioterapia en Condiciones Internas por la Universiteit Antwerpen en Amberes, Bélgica. Actualmente es profesora base de la Licenciatura en Terapia Física de la UAG.