Cómo prevenir enfermedades renales
Dr. Carlos Gracida Osorio, especialista de Nefrología del IMSS Yucatán.
Los riñones desempeñan un papel primordial en el cuerpo, tienen dos trabajos muy importantes: filtran los desechos que hay en el organismo y producen la orina para eliminar. Si no se hiciera esto, las toxinas, que son los residuos, se acumularían rápidamente en el cuerpo y el cuerpo se enfermaría.
Los riñones, además, mantienen un equilibrio saludable de agua, sales y minerales, como lo son el sodio, calcio, fósforo y potasio en la sangre.
Algunos de los factores que pueden aumentar el riesgo de enfermedad renal crónica son diabetes, presión arterial elevada, enfermedad cardíaca, así como antecedentes de familiares con enfermedades en los riñones.
Los signos y síntomas de la enfermedad renal crónica se desarrollan con el paso del tiempo y el daño suele avanzar lentamente; puede incluir náuseas, vómito, pérdida del apetito, fatiga y debilidad, problemas en el sueño, cambios en la producción de orina, disminución en la agudeza mental, espasmos musculares, calambres, hinchazón de pies, de tobillo, presión arterial alta. Los signos y síntomas son a menudos no específicos, lo que significa que también pueden ser causados por otras enfermedades.
La enfermedad renal crónica es una condición progresiva en que los riñones pierden de manera gradual su capacidad para filtrar desechos y el exceso de líquido de la sangre, lo que puede llevar a una acumulación de toxinas, afectando el funcionamiento de otros órganos y sistemas. Por ello, es fundamental mantener un control adecuado en la presión arterial, los niveles de glucosa en sangre, evitar el consumo excesivo de sal y de proteínas.
El Instituto Mexicano del Seguro Social cuenta con diversos tratamientos, sin embargo, depende de la etapa de la enfermedad, ya que tiene desde diálisis en sus modalidades hemodiálisis, diálisis peritoneal o un trasplante de riñón en casos de insuficiencia renal terminal.
Algunas recomendaciones para reforzar la salud renal son las siguientes: mantener una alimentación balanceada, realizar ejercicio, reforzar hábitos saludables como la higiene bucal, el lavado de manos constante, evitar los ayunos prolongados, beber de preferencia agua natural y mantenerse bien hidratados.
Acudir, aunque no se tengan síntomas, mínimo una vez al año para chequeo médico preventivo, supervisar las citas médicas o de control que se tengan en los programas para evitar faltas, identificar las áreas de Urgencias más cercanas para acudir de inmediato en caso de alguna complicación. Finalmente, en caso de registrar alguna situación de riesgo, se sugiere acudir a las Áreas de Atención Médica Continua y Urgencias.