Ser apicultor es un oficio apasionante y con muchos desafíos: Proporciona las alegrías de un trabajo manual y reflexivo, pero también las preocupaciones de quien depende del clima, la protección de la biodiversidad y la salud de sus animales.
En todas las regiones del mundo, la apicultura forma parte integral de la agricultura, ya sea como actividad principal o complementaria, y a menudo se practica a pequeña escala.
México es por tradición un gran productor de miel y se encuentra dentro de los primeros exportadores y productores a escala mundial gracias a que cuenta con una gran diversidad de flora. Según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera del Gobierno Federal, en 2018 se tuvo una producción nacional de 64,253.890 toneladas de miel, de las cuales Yucatán aportó 11,588.520 toneladas, 18% del total; siendo así el principal productor del país, seguido de Campeche, Jalisco y Chiapas.
Yucatán siempre se ha destacado por su labor apícola, desde tiempos ancestrales los mayas trabajaban las abejas nativas sin aguijón de los géneros Melipona y Trigona para la producción de miel y cera.
Según estimaciones en notas publicadas por la Secretaría de Desarrollo Rural del Gobierno del Estado, en nuestra entidad trabajan alrededor de 12,500 apicultores, y según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera del Gobierno Federal, en 2017 existían alrededor de 223,372 colmenas de abejas distribuidas en todo el territorio.
Últimamente por diversos medios hemos escuchado o leído sobre la importancia que tiene cuidar a las abejas, y ¡no es para menos! Las abejas tienen una función preponderante en el equilibrio de los ecosistemas, pues son las principales polinizadoras del planeta: del total de plantas con flor polinizadas por insectos, el 80% la llevan a cabo las abejas, quienes requieren el néctar y polen para alimentarse.
Tal es su importancia, que una tercera parte de los alimentos para el consumo humano dependen directa o indirectamente de la polinización.
Lamentablemente en algunas partes de Norteamérica se ha registrado una disminución de hasta el 40% en las colonias de insectos, y de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, casi el 35% de los polinizadores invertebrados, en particular las abejas, están en peligro de extinción.
Su desaparición representaría un desastre en términos biológicos, medioambientales y económicos, por lo que preservar su salud y medio ambiente debe ser una prioridad.
Para seguir impulsando la apicultura, es fundamental actualizar el marco normativo local para hacer frente a los desafíos del futuro.
Por tal motivo en los últimos meses, hemos sostenido reuniones con apicultores, con ambientalistas, con comerciantes, con veterinarios y con gente experta en la rama apícola. Ha sido apasionante conocer más acerca de las abejas, pero a la vez el conocimiento de la importancia de su preservación causa un nivel de responsabilidad mayor de quien hoy hace uso de la voz.
Me parece importante compartirles que la ley de Protección y Fomento apícola del Estado de Yucatán tuvo lugar en el año 2004. En el 2006 sufrió reformas importantes. En el 2016 se trabajó de nuevo para reformar el capítulo de sanciones, y en este año se le realizaron reformas que responden a modificaciones al CAPY. Es decir, desde su creación en el 2006 el marco legal de esta ley no había sido revisado ni mucho menos actualizado.
En la revisión de la ley se observa al día de hoy la participación de dependencias que existían en el 2006 y que formaban parte de un consejo cuya responsabilidad es el fomento de la actividad apícola. Algunas de estas dependencias ya no existen, o incluso han cambiado de nombre.
Permítanme expresarles de manera breve lo que hemos trabajado y que hoy presentamos, y que en un futuro será sometido a su consideración:
Espero poder contar con su apoyo, con sus comentarios, y observaciones toda vez que la iniciativa sea turnada y distribuida.
Por supuesto que los apicultores y expertos en el tema tendrán espacio para exponer sus recomendaciones cuando la presente iniciativa sea trabajada en comisiones, es decir, daremos lugar al parlamento abierto.
Y pues bueno, la finalidad primera y última es poder contar con una ley que sea de utilidad para los apicultores, para el estado, y que Yucatán siga siendo ese gran proveedor de miel que hoy le permite ser a México, uno de los grandes exportadores de este producto a nivel internacional.
Hago entrega en forma impresa y digital de la iniciativa.
Es cuánto.