Mérida, Yucatán, 14 de junio de 2023.-Pérdida de su hábitat por incendios, poca floración y evaporación de nectarios, entre otros, son algunas de las consecuencias que sufren las abejas y otros polinizadores ante la ola de calor que golpea a todo México, pero que ha sido particularmente extrema en Yucatán, con temperaturas que no se registraban en junio desde hace muchos años.
El calor provoca que los campos y montes se sequen y registren incendios, por lo que las abejas mueren, ya sea por las temperaturas o por hambre, al no encontrar suficiente alimento disponible, lo que, a su vez, impacta en la apicultura y la economía de los cientos de personas que se dedican a esta actividad en el estado.
“El cambio climático es innegable y estamos viendo sus efectos, desgraciadamente son negativos. No solo los humanos sufrimos por el calor insoportable que hemos vivido los últimos días, otras especies también y las abejas son unas de las más afectadas”, señaló el senador por Yucatán, Jorge Carlos Ramírez, quien ha sido impulsor del cuidado y preservación de esta especie, con su campaña permanente «Salvemos a las Abejas».
“Con esto, no solo se pierden los ejemplares, que son necesarios para la vida en el planeta, sino que se pone en riesgo una actividad fundamental y de la que, más de 7 mil personas y sus familias dependen”, reiteró el legislador.
De igual forma, se ha comprobado que, ante el estrés de la falta de alimento y el calor, las abejas se vuelven inestables y más agresivas, lo que pone en riesgo a los apicultores de sufrir picaduras y conlleva un mayor peligro manipular las colmenas en estas condiciones.
Otro factor a considerar es la falta de agua, ya que, con el calor, las pocas fuentes naturales con las que cuentan se evaporan, lo que las obliga a viajar más lejos en búsqueda del vital líquido, por lo que mueren de cansancio y agobio.
Ambos factores, la falta de comida y agua, obliga a los apicultores a comprar suplementos como azúcar y colocar fuentes de agua, lo que incrementa los costos para su cuidado y al final, los deja con un menor margen de ganancia de la venta de la miel.