Una vieja película de vaqueros
LA VISIÓN DE CARONTE Por Miguel II Hernández Madero
LA VISIÓN DE CARONTE Por Miguel II Hernández Madero
Presumir que se vive en un “Estado de Derecho”, es absurdo cuando algún grupo tiene la idea de que goza de impunidad para implantar sus reglas o perseguir a quienes afecten a sus intereses, pero lo estamos viviendo en Mérida con la violencia y cacería desatada por los taxistas del Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV), en contra de los Uber´s, a quienes en un principio se les persiguió por las propias autoridades del transporte.
Ahora, semanas después de que los inspectores de la Dirección del Transporte del Estado de Yucatán (DTEY) detuviera unidades y se las llevara al corralón, en los últimos días han sido los propios taxistas de la agrupación mayoritaria, quienes toman las acciones en sus manos y persiguen, interceptan y agreden a los conductores particulares metidos a transportistas.
Parece una vieja película del oeste, de esas donde salían John Wayne y en los pueblos prevalecía la voluntad de unos cuantos, sin que los representantes de la ley se atrevieran a intervenir. El final de la película era predecible: salía un justiciero o alguien con coraje y lograba despertar a los demás habitantes y acababan con quienes les habían secuestrado la seguridad.
Mérida, la capital del estado más poblado de la Península, está viendo crecer una violencia en las calles, que siembra el temor en quienes de manera independiente quieren dedicarse a eso, pero también está generando la indignación, porque ya no es la misma ciudad, ni son las mismas condiciones de hace décadas cuando actuaban impunemente sindicatos y organismos identificados como “grupos de choque”. La gente está reaccionando y se corre el riesgo que la violencia se les revierta, no por esos Uber´s, sino por ciudadanos cansados de tanta impunidad, o por los mismos familiares de los afectados, quienes tomarían la justicia en sus propias manos.
Entonces se levantarán voces pidiendo que se aplique la Ley, incluso corre el riesgo de se politice, que algún grupo o partido vea su oportunidad electorera y saque el pecho pretendiendo ser defensores de las causas sociales, pero, disculpen ESO YA POCOS SE LO CREEN.
La historia nos demuestra que “la Ley del más fuerte”, acaba cediendo frente a “la ley de muchos”, porque se convierten en una marea incontenible, sin rostros y que sólo reaccionan.
El sentido de todo no es el decir que los Uber´s son la salvación del transporte, porque tienen sus propios riesgos al no existir un control de quienes son los prestadores del servicio, pero tampoco se está seguro con los taxistas tradicionales. La solución está en simplemente hacer valer la ley y justificar ese discurso tan bonito de que “Yucatán es el estado más seguro del país” y que a veces nos lo creemos cuando vemos pasar patrullas constantemente, pero que lamentablemente en ocasiones cuando se les necesita misteriosamente no aparece ninguna o bien, no sabes si esconderte de ellos o pedirles ayuda.
Que las cosas no pasen a mayores, que la policía preventiva coincida alguna vez en donde se les necesita, sobre todo con tantas campanas a vuelo con el Escudo Yucatán. Que no provoquen la reacción violenta del pueblo yucateco, que quizá tarda en reaccionar pero cuando lo hace es como una tormenta que no deja nada en pie.
Hasta la próxima…