El especialista en ginecología y obstetricia, Enrique Reyes Muñoz, estima que el 10 por ciento de todas las mujeres embarazadas van a desarrollar diabetes gestacional. El riesgo se eleva, asegura, hasta un 45 por ciento si la futura madre tiene obesidad, más de 35 años de edad y/o antecedentes familiares del padecimiento.
La diabetes gestacional se desarrolla durante el embarazo, periodo en el que de manera natural aumenta el nivel de hormonas, y con ellas la glucosa, lo que reduce la capacidad que tiene el cuerpo de utilizar y responder a la acción de la insulina.
De presentarse esta afectación, los bebés pueden nacer macrosómicos (con peso mayor a cuatro kilos) y una alta tendencia a presentar diabetes en promedio a los 10 años de edad. Asimismo, pueden producir insulina en exceso y nacer con hipoglucemia, concentración de glucosa inferior a 70 miligramos por cada 100 mililitros de sangre, que de no ser atendida podrían ocasionar convulsiones, daño cerebral permanente, coma o incluso la muerte.
“Está documentado que los hijos de madres con diabetes gestacional desarrollan desde ésa etapa las características para llegar a padecer diabetes mellitus tipo II, obesidad, síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares”, afirmó el investigador de la Coordinación de Endocrinología del Instituto Nacional de Perinatología (INPer) “Isidro Espinosa de los Reyes”.
Sin embargo, el doctor Reyes Muñoz refirió que la probabilidad de desarrollar el padecimiento puede reducir. Y así lo muestra un estudio científico realizado en la institución en el que participaron mujeres embarazadas, tanto de alto como de bajo riesgo de desarrollar diabetes gestacional.
A las participantes del programa piloto se aplicó metformina, más tratamiento médico nutricional, y los resultados muestran que el número de gestantes de alto riesgo se redujo de 45 por ciento a 10 por ciento, en tanto que el total de las embarazadas sin riesgo bajó de 10 a cinco por ciento.
Cuando la diabetes gestacional no se trata, la glucosa aumenta y con ello la presión arterial, y de llegar a más de 140/90 trae como consecuencia preeclampsia, es decir, falta de oxigenación que puede originar desprendimiento de la placenta, interferencia con el flujo alimenticio y nacimientos prematuros o productos con bajo peso.
Reyes Muñoz, quien encabeza la investigación, recomendó que antes de embarazarse cualquier mujer debe acudir a consulta para evaluar potenciales de riesgo, ya que una persona con sobrepeso debe perder un 10 por ciento de su masa corporal antes de iniciar la gestación.
La diabetes gestacional se diagnostica entre la semana 24 y 28 del embarazo, mediante una muestra de sangre, o a través de la prueba de tolerancia a la glucosa. El estudio consiste en suministrar una carga de azúcar de 75 gramos para que posteriormente se observe la reacción del organismo con muestras que se toman al minuto cero, a la hora y a las dos horas; lo normal es que en ayuno los niveles de azúcar estén debajo de 92, a la hora sean inferiores a 180 y a las dos horas no rebasen de 153, de lo contrario se diagnosticará diabetes gestacional.
Por ley, toda mujer embarazada debe realizarse el estudio que determinará la predisposición a padecer diabetes gestacional.
Una vez diagnosticado el problema, la futura madre debe seguir una dieta baja en carbohidratos, practicar ejercicio y llevar a cabo el monitoreo de glucosa. Con estas medidas, el 70 por ciento de las mujeres controlan su glucosa y llevan un embarazo saludable.
Asimismo, resulta indispensable que después del embarazo se realicen nuevas pruebas de sangre para determinar si la diabetes desapareció, pues aproximadamente el 50 por ciento de las mujeres que presentan la afectación gestacional, al cabo de cinco años posteriores al parto desarrollan diabetes mellitus.
Ahora bien, una mujer sin diabetes tiene la glucosa con niveles de 70 a 99, pero durante la gestación el límite más alto debe ser de 92. (Agencia ID)
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