El Parkinson es un trastorno del sistema nervioso central que afecta el movimiento y suele ocasionar temblores, principalmente en las manos, y aunque puede presentarse a cualquier edad, afecta más a los adultos mayores de 60 años de edad; informó Jorge Salazar Ceballos, médico adscrito al Hospital General Regional “Ignacio García Téllez” del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Este padecimiento también se caracteriza por la pérdida de las funciones motoras, rigidez en el cuerpo, pérdida de la flexibilidad de las extremidades y a veces los pacientes pueden sufrir dolores, lentitud de movimientos y temblores incontrolables en momentos de reposo. De igual forma, se pueden registrar síntomas no motores, como: depresión, trastornos digestivos, alteraciones en el lenguaje y en la sensibilidad, entre otros.
Ante esos síntomas, es importante acudir al médico y poder recibir un tratamiento pertinente, ya que no todo temblor necesariamente es una señal de Parkinson, pues en ocasiones puede ser un efecto de problemas tiroideos, renales, del hígado o incluso una reacción por el uso de ciertos fármacos, como antidepresivos o aquellos que son para la circulación.
El Parkinson es multifactorial; sin embargo, uno de los principales factores es la edad, ya que el 95% de los casos son registrados en personas mayores a 50 – 60 años; también puede generarse por factores ambientales, estilos de vida o por el contacto con ciertas sustancias toxicas y contaminantes.
El Parkinson es una enfermedad que desafortunadamente no se puede curar pero con un adecuado tratamiento y seguimiento médico pueden controlarse y reducirse los síntomas, logrando mejorar la calidad de vida.
El tratamiento consta de tres aspectos básicos: 1) otorgar al paciente una dieta con alimentos específicos; 2) establecer rutinas de actividad física, ya que el ejercicio mejorar la flexibilidad de las extremidades, y 3) Tratamiento médico con fármacos y en algunos pacientes también se realiza cirugía.
Para finalizar, el especialista indicó que es muy importante que la familia siempre participe en la rehabilitación y atención psicológica del paciente, para que logren conocer cada una de las acciones que pueden realizar para ayudarlo a mejorar su calidad de vida.
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