Tecnologías que permitieron el futuro: las tarjetas de crédito y su evolución
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Hace más de 70 años que nació la primera tarjeta de crédito. Fue en el año 1950 cuando esta apareció, aunque era bastante diferente de las tarjetas que usamos hoy en día para realizar pagos. Aun así fue el primer paso hacia las transacciones digitales que tan normales nos parecen en la actualidad. Es posible que su creador, Frank McNamara jamás se imaginase lo que iba a pasar en el futuro, en el que las tarjetas y otros pagos digitales se emplean a diario para comprar productos y servicios de diversos tipos.
Es muy probable que el propio Frank tampoco pensase que el olvido de su cartera, el cual descubrió al intentar pagar en el Major’s Cabin Grill (un restaurante neoyorquino), le iba a llevar a inventar esta nueva forma de pago. Sin ese pequeño incidente, y sin la vergüenza que el evento le causó por no poder pagar su cena, la primera tarjeta de crédito nunca hubiese aparecido. Como hemos mencionado anteriormente, esta tarjeta era válida para pagar cenas en diferentes restaurantes de la ciudad. Su nombre era Diners (la palabra de origen inglés que se refiere a un comensal y a un tipo de restaurante en Estados Unidos).
Esta primera tarjeta Diners emitida en el año 1950 no incorporaba ningún tipo de tecnología, como lo hacen las de hoy. Esta era más una especie de carnet en el que constaban los siguientes datos personales: nombre y apellidos, domicilio, número de identificación y la fecha de vencimiento del mismo. Durante aquel momento, hasta el año 1958, esta tarjeta sirvió a millones de neoyorquinos a pagar por sus cenas.
Como vemos, hasta el año 1958, las transacciones de las primeras tarjetas era analógica. La banda magnética conocida como magstripe fue creada por Forrest Parry, un ingeniero que buscó combinar las propiedades de las cintas de casete con una tarjeta identificatoria hecha de plástico. Hasta aquel entonces, la banda magnética usada en los casetes era la tecnología utilizada para guardar información analógica o digital. El problema venía de cómo poder unir estas dos piezas y hacerlas funcionar.
Esto hizo que el ingeniero se llevase el problema a casa, y se lo comentase a su esposa, que en aquellos momentos estaba planchando ropa. Fue ella la que sugirió entonces unir ambas mediante el uso del calor. ¡Y parece ser que funcionó! La primera tarjeta de este tipo se utilizó en el transporte, estando disponibles en el metro de Londres y en el tren a distancia en California. Esta banda era muy segura, y difícil de vulnerar, hasta que pasaron unos años y la tecnología evolucionó.
Como ha pasado con otros inventos y tecnologías, el paso del tiempo ha hecho que queden desfasados o sean vulnerables. Algo que ocurrió con las primeras bandas magnéticas. Fue en ese momento cuando el gigante tecnológico de IBM trabajó junto a otros proveedores de servicios como entidades financieras y aerolíneas para poner sobre la mesa ciertos estándares que permitieran que estas tarjetas se pudiesen utilizar en cualquier lugar del mundo. Además de establecer una serie de medidas que estas tarjetas deberían de tener, o como la información en ellas se debería almacenar. Homologándolas con las normas ISO4909, y la más actual ISO7813.
En los últimos años, esta banda está siendo reemplazada por los chips que permiten el pago sin contacto. No obstante, parece ser que las tarjetas de crédito están más vivas que nunca. Siendo uno de los pagos que más se utilizan tanto en la red, como hemos podido ver con la evolución del e-commerce o la industria del entretenimiento. Un sector en el que el streaming y las plataformas de juego sobresalen como preferidos. Y que, por supuesto, aceptan este tipo de pagos. Aceptándose además en los casinos online tanto para hacer retiradas como depósitos. Dos acciones que se pueden realizar de una manera muy fácil y sencilla siguiendo las guías que encontramos en la misma red.
Pero ese no es su único uso, ya que sigue siendo uno de los métodos más empleados en los comercios físicos y que, se prevé que siga siéndolo durante años. Aunque los pagos digitales efectuados con Wallets y aplicaciones estén ganando terreno. Aun así, no nos equivocamos si decidimos que aún les queda vida a estas tarjetas de plástico que llevan más de 70 años entre nosotros.