La Semana del Clima para América Latina y el Caribe, impulsada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, en su sigla en inglés) en colaboración con otras agencias del sistema de la ONU, se lleva a cabo íntegramente de manera virtual del 11 al 14 de mayo.
Con planes para realizarse en otras regiones como Asia-Pacífico y África, las Semanas del Clima tienen como objetivo proporcionar un espacio para fomentar la colaboración entre Estados, actores no estatales y gobiernos subnacionales. Es una de las herramientas para apoyar el logro de los objetivos del Acuerdo de París que reconoce la importancia de involucrar a los representantes del sector privado y las autoridades locales, también conocidos como partes interesadas no pertenecientes a ningún partido, en la búsqueda de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C en comparación con los niveles preindustriales.
Los esfuerzos para enraizar el debate sobre el clima en las agendas políticas regionales son fundamentales para garantizar no sólo una mayor difusión de la cuestión, sino también para buscar soluciones que sean consistentes con las realidades locales. Aunque el calentamiento sea global, los impactos del cambio climático tendrán contornos específicos delineados por las características físicas y sociales de cada una de las regiones geográficas. Un análisis de los impactos del cambio climático para América Latina y el Caribe menciona como consecuencias el cambio en los regímenes de precipitación, el fuerte aumento de olas de calor extremo, mayores riesgos de sequía, aumento de la intensidad de los ciclones tropicales y de la frecuencia de las lluvias intensas, entre otros impactos. Estos impactos afectan negativamente a la trayectoria de desarrollo de los países, por ejemplo, debido a la reducción de los recursos de la agricultura, la pesca y el turismo.
Según la UNFCCC, las Semanas del Clima ofrecen la oportunidad de comprender mejor la situación de las acciones climáticas en distintas regiones, explorar los retos y las oportunidades, y dar visibilidad a las soluciones regionales. También es un espacio para involucrar a los actores regionales hacia la COP-26 que tendrá lugar en noviembre de ese año bajo el liderazgo del gobierno británico. Las negociaciones entre los países miembros de la UNFCCC no tienen lugar durante el evento, sin embargo, es un paso importante hacia la COP-26, que ha sido concebida por la comunidad internacional como punto de partida para una década de acción medioambiental basada en los compromisos más ambiciosos de la agenda climática.
A pesar de ser una creación del sistema de las Naciones Unidas, la Semana del Clima no es un espacio intergubernamental de negociación. Sin embargo, la celebración de eventos internacionales, aunque sea de forma virtual, es de suma importancia para lograr que la cuestión del clima esté en la agenda de los gobiernos nacionales y subnacionales, las empresas, los inversionistas y las organizaciones de la sociedad civil.
En la edición de 2021, las sesiones virtuales de la Semana del Clima se organizan en torno a tres temas. El primero aborda la acción climática en sectores clave de la economía, que pueden apoyar tanto la recuperación económica de los países tras la pandemia como la aplicación del Acuerdo de París. El segundo se enfoca en cuestiones de resiliencia y riesgos climáticos en América Latina y el Caribe. Por último, el tercer tema pretende explorar las soluciones a gran escala que han permitido a América Latina y el Caribe situarse en una senda de desarrollo resiliente y con bajas emisiones de carbono.
La Semana del Clima también será un momento para que los Campeones del Clima de Alto Nivel, representados respectivamente por los presidentes de Chile (de la COP-25) y del Reino Unido (de la COP-26), recaben el apoyo de las partes interesadas no pertenecientes a ningún partido para respaldar la campaña «Race to Zero», cuyo objetivo es hacer que las empresas, las ciudades y los estados adopten voluntariamente compromisos de neutralidad de carbono para 2050. Cabe señalar que el gobierno del Reino Unido organizará sesiones adicionales para discutir cuestiones como los mercados de carbono, la transparencia y las acciones de adaptación al cambio climático.
El CDP de América Latina reconoce la importancia de las iniciativas, como la Semana del Clima, que promueven la gobernanza multinivel. La colaboración entre los gobiernos nacionales y subnacionales, las empresas, los inversionistas y las organizaciones de la sociedad civil permitirá una acción climática más escalable y sólida. Además de la necesidad de que estos actores aumenten su ambición y aceleren la implementación de sus acciones climáticas, es crucial que los compromisos voluntarios de los actores no pertenecientes a ningún partido sean comunicados y supervisados de una manera transparente. Esto permitirá comprender cómo los esfuerzos de los actores no pertenecientes a ningún partido contribuyen al logro de los objetivos nacionales.
La colaboración entre los diferentes actores permitirá a los gobiernos adoptar contribuciones determinadas (NDC, en su sigla en inglés) más ambiciosas a nivel nacional, creando un bucle de retroalimentación positiva para la acción climática. En el caso de países latinoamericanos como Brasil, Colombia, Perú y Argentina, donde una gran parte de las emisiones están asociadas al uso del suelo y a los cambios en el uso de la tierra, es cada vez más importante que las soluciones basadas en la naturaleza (SBN) se utilicen como una de las estrategias para hacer frente al cambio climático y para desarrollar sociedades resilientes. Estas acciones fomentan la colaboración entre los gobiernos nacionales y estatales, las ciudades y las empresas. Además, el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirma que las SBN tienen el potencial de proporcionar aproximadamente un tercio de la mitigación económica de CO2 requerida para 2030, contribuyendo a la mejora de los medios de vida y a la reducción de la desigualdad, a la seguridad de los alimentos y del agua, a la mejora de la resiliencia y a la reducción del riesgo de desastres, y a la conservación de la biodiversidad.
En el período previo a la COP-26, prevista para noviembre de 2021, la Semana del Clima desempeña un papel clave en el fomento de un debate regional sobre el cambio climático que incluye la identificación de oportunidades para poner en marcha acciones de colaboración.