Rememoran a Héctor Victoria Aguilar en el Congreso de Yucatán
Diputado Jesús Adrián Quintal Ic
Diputado Jesús Adrián Quintal Ic
BUENOS DÍAS.
Hace poco más de un siglo, el escritor y poeta francés, Pierre Jules Renard, sentenció y lo cito:
“La recompensa de los grandes hombres es que, mucho tiempo después de su muerte, no se tiene la entera seguridad de que hayan muerto”.
Sin duda, lo dicho aplica a la perfección con algunas mujeres y hombres de esta gran Nación y sin duda, queda a la medida de un gran yucateco… Héctor Victoria Aguilar.
Don Héctor Victoria Aguilar, sindicalista, político y legislador, forjó su historia y construyó su legado, siempre a lado de la clase trabajadora, a la que pertenecía.
Como trabajador ferrocarrilero y como indiscutible luchador social, trabajó de la mano de otro grande de nuestra historia, Felipe Carrillo Puerto… y juntos, fundaron el Partido Socialista Obrero de Yucatán.
Héctor Victoria Aguilar nació el 29 de septiembre de 1886 en Conkal, Yucatán; en aquella época una localidad campesina con menos de mil habitantes.
Hijo del profesor Don Emeterio Victoria Manzanero y de Doña Josefa Aguilar Argáez, creció en medio de la opulencia en las haciendas henequeneras y la pobreza y explotación de mujeres y hombres mayas de las que esas mismas haciendan dependían.
Crecer en ese entorno, seguramente provocó en Don Héctor Victoria Aguilar y para fortuna de muchos, sentimientos que rechazaban la injusticia y la desigualdad; que serían no sólo los que darían forma a su vida, sino a todas sus acciones a lo largo de su historia.
Durante su niñez y directamente en su casa, recibía de manera constante lecciones de vida relacionadas con el Benemérito de las Américas, el Presidente Benito Juárez, que era profundamente admirado por su padre, el profesor Emeterio Victoria.
Cursó estudios equivalentes al Bachillerato en el Instituto Literario de la ciudad de Mérida, donde se cree inició su formación socialista.
La repentina muerte de su padre lo obligó a abandonar sus estudios para dedicarse a trabajar y ayudar con el sustento familiar, otra circunstancia que indudablemente también daría forma a su vida, a sus ideas progresistas y socialistas.
Héctor Victoria se desempeñó como aprendiz y ayudante de mecánico de 1902 a 1906, año en el que ingresó a trabajar en los talleres La Plancha de Ferrocarriles Unidos de Yucatán, donde laboró por 20 años.
Como sindicalista, el 23 de abril de 1911 constituyó la Unión Obrera de los Ferrocarrileros, siendo electo como Secretario General. A tres días de constituida la Unión, estalló la primera gran huelga de sus trabajadores, en cuyo pliego petitorio demandaban reducción de la jornada de trabajo, instalaciones salubres y salarios justos; derechos por los que seguiría pugnando después, como Diputado Constituyente.
Este acto, en un país donde la huelga no era legal, demostró la habilidad de Héctor Victoria como dirigente sindical, además de su indiscutible capacidad de interlocución con la clase patronal.
Se desempeñaría en dos ocasiones como Diputado Constituyente; la primera durante los trabajos para la Constitución Federal de 1917 y la segunda, durante la elaboración de nuestra Constitución, la Yucateca, en el año de 1918.
Fue un legislador de avanzada, al que se le atribuye el contenido de gran parte de nuestra Carta Magna en todo lo relacionado al trabajo y la previsión social.
En particular, su más grande aportación fue la redacción del Artículo 123 Constitucional, donde su sensibilidad y experiencia quedaron reflejados y cristalizados en la defensa de los derechos de los trabajadores mexicanos, logrando resguardar sus intereses al participar en el Congreso Constituyente de Querétaro y mediante la promulgación de la Constitución Política Mexicana de 1917.
La importancia del Artículo 123 radica en que establece los principios básicos, indispensables y necesarios en la legislación laboral mexicana, que detallan las condiciones mínimas destinadas a regular las relaciones entre los trabajadores y los patrones.
Entre las aportaciones legislativas de Victoria Aguilar destacan la elevación a rango constitucional del salario mínimo, la jornada máxima de trabajo, el descanso semanal, el aseguramiento de condiciones adecuadas de salud para los trabajadores, la seguridad social, los tribunales de conciliación y arbitraje y la prohibición del trabajo nocturno para mujeres y menores de edad.
Fue con sus aportaciones que se sentaron las bases para la redacción de La Ley Federal del Trabajo en México.
Y como diputado en nuestro Estado, colaboró en la redacción del texto definitivo de la Constitución de Yucatán, destacándose como una de las más liberales y progresistas de su tiempo, que fuera promulgada por el General Salvador Alvarado en consonancia con la Carta Magna Federal de 1917.
Don Héctor Victoria Aguilar, como hombre y como yucateco, ha trascendido en el tiempo por su ideas, sus convicciones, sus acciones y su legado.
Su lucha y aportaciones lo colocan entre los padres fundadores del derecho social en México y como uno de los mejores legisladores que sin duda alguna, ha aportado Yucatán a la República.
Compañeras diputadas y diputados, en 1988 se creó por decreto la entrega de la presea “Héctor Victoria Aguilar” para que todas las generaciones actuales y del futuro, recuerden lo hecho en vida por este gran yucateco… y qué mejor forma de hacerlo, que entregando esta presea con su nombre a todas aquellas ciudadanas y ciudadanos de la tierra del mayab que destaquen por sus obras, aportaciones en al ámbito social, cultural o científico, que sean motivo de orgullo para los que aquí habitamos… hombres y mujeres que por su entusiasmo, pasión y entrega construyan un mejor entorno a la sociedad.
Es un honor para el Congreso del Estado de Yucatán entregar la medalla de honor “Héctor Victoria Aguilar”, a un hombre que por más de 60 años ha dedicado su vida a la promoción del arte y la cultura a través de su música y sus canciones.
Un maestro en el arte de provocar sensaciones con historias irremplazables, envueltas de un ritmo que cimbra los más profundos sentimientos y emociones de hombres y mujeres de México y el mundo, con una vasta producción artística que lo ha consagrado como uno de los mejores exponentes de la música mexicana.
Me refiero al connotado maestro yucateco, Armando Manzanero Canché, músico y cantautor, que se ha distinguido por sus altos e indiscutibles logros como compositor, arreglista, intérprete y ejecutante musical.
Don Armando Manzanero ha sido además, un incansable promotor y defensor de los derechos del gremio artístico, de nuestra cultura, de nuestras raíces y de nuestro país.
Un hombre disciplinado y dedicado, que con su talento ha influenciado a generaciones de músicos, compositores y cantantes alrededor de la tierra.
No cabe duda que el maestro Manzanero es un digno recipiendario de la medalla de honor “Héctor Victoria Aguilar”, pues su grandeza radica en su humildad, su legado permanecerá para siempre en la mente de millones de seres humanos que viven y descubren la sensación más humana de todas junto con él, que es el amor…
El legado no sólo es vasto… es grandioso y exquisito.
Maestro, su trabajo es alimento para el alma y le estaremos eternamente agradecidos.
Verlo trabajar es entender lo que significa tener una pasión. Usted hace lo que hace porque le gusta… y haciendo lo que le gusta, sin duda es el mejor.
Sus inmejorables creaciones en su voz o interpretadas por los más renombrados artistas del mundo, han puesto los ojos en Yucatán, en su gente y en su cultura.
Es un honor para todos los integrantes de esta Legislatura el haber formado parte del cuerpo colegiado que tuvo a bien decidir, el merecido reconocimiento a un gran yucateco, a un mexicano universal y a un artista que sin duda, en vida, ha pasado a formar parte de la historia de México y del mundo.
Muchas gracias a todos.