De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino (Ensanut 2016), de 2012 a 2016 la prevalencia de sobrepeso y obesidad en México se incrementó significativamente entre los adolescentes, al pasar de 23.7 a 26.4 por ciento. La diabetes, padecimiento asociado con el incremento de peso, pasó de 9.2 por ciento en 2012 a 9.4 por ciento en 2016.
Lo que se vislumbra al respecto es poco alentador. “El problema de obesidad en México va a llevar a la bancarrota al sistema de salud”, sentencia la investigadora Lourdes Valencia Torres, quien realizó un proyecto científico para el Instituto Rowett de Nutrición y Salud de la Universidad de Aberdeen, Escocia, sobre una estructura específica del cerebro que regula el valor reforzante de la comida.
La especialista explica que la ingesta de alimentos está controlada por dos sistemas: homeostático, el cual te indica que tienes hambre y/o que debes dejar de comer; el segundo es el de recompensa, que si bien se encarga de buscar el alimento cuando el cuerpo lo requiere, también es categórico y dice al homeostático “el pastel de chocolate se ve muy bueno y vamos a comerlo”.
A finales del 2016, un equipo de investigadores de la Universidad de Aberdeen al que pertenece la doctora Valencia Torres publicó en la revista Neuropsychopharmacologydel grupo Nature un estudio con ratones sobre el valor reforzante de la comida y la estructura del cerebro que regula este proceso.
“En el Instituto estudio el sistema de recompensa del cerebro, el cual asigna un valor incentivo a la comida de acuerdo a su palatabilidad, es decir, a qué tan sabrosa es. En el cerebro hay una estructura llamada área ventral tegmental relacionada con las conductas reforzantes, como la adicción a las drogas y/o el sexo. En esta área, se libera un neurotransmisor llamado dopamina, responsable de la sensación de placer desencadenado por una acción recompensante, en el caso de mi investigación, la ingesta de comida altamente sabrosa”.
El estudio de la serotonina como neurotransmisor que regula la ingesta de alimentos no es reciente; hace 20 años, por ejemplo, los fármacos para tratar obesidad tenían el objetivo de modificar el funcionamiento de este sistema, pero tenían efectos secundarios, y dejaron de comercializarse.
“Lo que hago en el laboratorio con ratones genéticamente modificados es investigar la función de la serotonina y el área ventral tegmental en la regulación del valor reforzante de la comida, en otras palabras, la motivación para comer independiente del estado metabólico (hambre/no hambre). Entre otras acciones entrenamos a los roedores para que obtengan recompensas de chocolate en tareas de condicionamiento operante donde el esfuerzo va incrementando. Posteriormente, manipulamos los sistemas de recompensa del cerebro para evaluar la motivación para obtener la recompensa, entre otros objetivos”.
Lourdes Valencia concluyó la licenciatura en Psicología en la UNAM, y realizó un doctorado en neurociencias conductuales y farmacología en la Universidad de Nottingham. Después fue contratada por la Universidad de Cambridge, y posteriormente por la Universidad de Aberdeen, para conducir la investigación que hoy nos refiere y que le ha valido su segundo posdoctorado.
A decir de ella misma, su trabajo puede llegar a interesar a la industria farmacéutica para la creación de nuevos fármacos dirigidos a modular la función del área ventral tegmental y la motivación para comer.
“Vivimos actualmente en un ambiente obesogénico, ya que nos movemos menos y tenemos acceso a comida en todos lados, a diferencia del ambiente de décadas atrás. Los niveles de obesidad son alarmantes a nivel mundial, pero en México peculiarmente, hay niños con diabetes y eso debe hacernos reflexionar”.
“La obesidad del mexicano se debe mucho a el tipo de dieta, donde la ingesta de refrescos es el principal factor. Tenemos todos los recursos para tener una dieta saludable y comemos muy mal”.
Finalmente, la neurocientífica mexicana puntualiza que las campañas sobre el consumo de bebidas azucaradas deben ser mucho más agresivas por parte del gobierno. “Desde 2012 el sistema de salud está en crisis y si no se hace algo ahora, no habrá como pagar los tratamientos más adelante. Debemos ahora prevenir tal vez con medidas más agresivas”. (Agencia ID)