“El Santo Padre ha tomado esta decisión excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia”, dijo un breve comunicado.
Karadima fue apartado hace unos años de su cargo luego de ser encontrado culpable de abusos a menores, aunque logró evitar ser procesado por la justicia chilena.
El comunicado afirma que el Santo Padre ejerció su “protestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia”, según el Código de Derecho Canónico.
El decreto firmado por el Papa el jueves 27 de septiembre de 2018 entró en vigor automáticamente desde ese momento y comporta también la dispensa de todas las obligaciones clericales.
Karadima Fariña fue notificado este viernes. De esta manera, el papa ha reducido al estado laical a Karadima, condenado en 2011 por la Justicia canónica a una vida de reclusión y penitencia por violaciones y abusos sexuales a menores y las ramificaciones del caso.
El cura chileno es protagonista de uno de los peores escándalos de abusos sexuales.
Esta es una medida más en la limpieza que está realizando el papa Francisco en la Iglesia católica en Chile, después de que en mayo el pontífice mandó llamar a 34 obispos chilenos al Vaticano y estos presentaron sus renuncias en bloque tras reconocer que habían cometido “graves errores y omisiones”.
El padre Fernando Karadima abusó durante años de menores, laicos y seminaristas y en 2011 el Vaticano le impuso una vida de oración y penitencia.
El pasado 25 de septiembre, la Conferencia Episcopal Alemana admitió su “vergüenza” por haber “ignorado durante años” a las víctimas de la pederastia en el seno de la Iglesia católica y expresó su determinación a que sean “castigados” los autores de unos abusos que no forman parte del pasado, sino que persisten en la actualidad.
“Durante años miramos hacia otro lado”, reconoció el cardenal de Múnich, Reinhard Marx, al presentar el informe elaborado por encargo de la Iglesia, en el que se documentan 3, 677 casos de abusos sexuales cometidos por 1, 670 religiosos desde 1946 hasta 2014, en su mayoría a menores de 13 años.
El 2 de mayo, las tres víctimas de abusos del cura chileno Fernando Karadima pidieron que el papa Francisco “transforme en acciones ejemplares y ejemplificadoras sus cariñosas palabras de perdón”.
El pasado 21 de septiembre, Bergoglio aceptó la renuncia de dos obispos chilenos, el de San Bartolomé de Chillán, Carlos Pellegrín Barrera, y el de San Felipe, Cristián Contreras Molina, tras el
escándalo de los casos de abusos a menores por parte de religiosos y la falta de transparencia.
Fue el tercer decreto de Francisco en esta línea, tras aceptar la renuncia de los obispos de las diócesis de Rancagua y de Talca el pasado 28 de junio.
Y el 11 de junio aceptó las de los obispos de Osorno, Juan Barros; de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar, y de Puerto Montt, Cristián Caro Cordero, estos dos últimos mayores de 75 años.
Víctimas chilenas de los abusos sexuales cometidos durante años por Karadima emplazaron ayer a la Justicia a que actúe con independencia y castigue los abusos y el encubrimiento al interior de la Iglesia católica.
El caso de los abusos sexuales cometidos por Karadima es uno de los más emblemáticos en Chile por la influencia del sacerdote dentro de la Iglesia.
Desde la parroquia santiaguina de El Bosque, situada en un barrio acomodado de la capital, Karadima forjó durante años sólidos nexos con sectores de la elite política y económica del país.
Según un catastro publicado por la Fiscalía Nacional de Chile a finales de agosto, actualmente hay 119 investigaciones en curso contra 167 personas relacionadas con la Iglesia imputadas y 178 víctimas cuantificadas, 79 de las cuales era menores de edad cuando ocurrieron los hechos.
El papa Francisco ha pedido perdón en distintas ocasiones en nombre de la Iglesia católica por los abusos cometidos por
religiosos en el pasado, recientemente lo hizo en el viaje que realizó a Irlanda en agosto.