¡Monterrey Finalista Heroico!
Duelo de antología en la Sultana; Rayados vence 4-2 (4-3 global) al América para alcanzar la Final del Clausura 2016
Duelo de antología en la Sultana; Rayados vence 4-2 (4-3 global) al América para alcanzar la Final del Clausura 2016
GUADALUPE, México. Mayo 21, 2016.- La muy corta historia del Estadio BBVA Bancomer tiene ya su primera página dorada qué contar dentro de la Liga MX. No fue un sábado más en la urbe neoleonesa, fue un racimo de emociones tan emblemáticas como el paseo de Santa Lucía y tan profundas como las grutas en García.
Más que arrojar a un finalista, Rayados y América regalaron una de esas noches que propios y extraños recordarán. Monterrey se quedó con el partido, 4-2, con el global, 4-3 y con el pase a la Gran Final del Torneo Clausura 2016, no sin antes agotar cada una de las toxinas del cuerpo en cada uno de los 15 jugadores norteños que vieron acción ante unas Águilas que volaron a la altura de una Semifinal.
América vendió cara la derrota, Los de Coapa abandonan el certamen con polémica arbitral como en los dos torneos anteriores (Pumas en Semifinal y Pachuca en Cuartos de Final), con actitud combativa, fiel a su mística e historia.
El yin y el yang, las rayas azules o las blancas, la cara del jueves o la de este sábado. Monterrey fue sencillamente otro equipo en el Estadio BBVA Bancomer. Pragmático, ligero, certero. Edwin Cardona pasó más tiempo en dos pies en lugar de tirarse a buscar faltas, Rogelio Funes Mori hizo labor de sacrificio y se dio tiempo de aparecer en el área contraria y en 5 minutos, Walter Gargano ya había robado más balones en medio campo que en toda la ida; uno de ellos originó una gran jugada que culminó Funes Mori con un tiro al palo en lo que sería el primer gran aviso de los norteños en el cotejo.
El primer gol llegaría a los 27′ cuando Edwin Cardona hizo un disparo soberbio desde los linderos del área a pase de un Neri Cardozo quien había ocupado el lugar de un lastimado Jesús Zavala. la combinación argentino-colombiana apenas empezaría a rendir frutos en el cotejo.
Los dirigidos por Ignacio Ambriz (quien optó por poner a Rubens Sambueza como titular en esta ocasión) no perdieron la compostura, ni siquiera en el segundo gol de Rayados por conducto de Rogelio Funes Mori, quien cerró el centro del otro elemento clave que faltaba por aparecer: Carlos Sánchez. Sería el gol menos espectacular de la mágica noche, pero era el que le daba ya el pase a Monterrey a la Gran Final.
Darío Benedetto entraba a la cancha, así como también lo hacía un hombre clave: Michael Arroyo. El ecuatoriano dio sus primeros pasos en la cancha con los rezos americanistas a sus espaldas y captando los ojos de los rivales, quienes no olvidaban que el ex de Atlante era el responsable de dos de las mayores desgracias en el pasado reciente del odiado rival: Tigres de la UANL. Hasta cierto punto, el volante recién ingresado era persona bienvenida en El Barrial, aunque sería cuestión de minutos para convertirse en persona non grata para la otra mitad de la capital de Nuevo León.
Michael Arroyo puso en duda el pase a la Final de los Rayados cuando a los 64′ anotó un tiro libre soberbio que contó con la complicidad de la barrera para callar por primera vez al coloso de La Pastora. El América tenía otra vez el anhelado pase, así como el compromiso ya rayaba en tintes épicos. Los dirigidos por Antonio Mohamed habían perdido profundidad e inspiración ante unas Águilas bien plantadas y que vieron cómo su paciencia era recompensada.
Pero cuando la neblina oculta la meta contraria y las ideas se convierten en un bien en peligro de extinción, aparece el talento, ése que es necesario solo en los casos de extrema urgencia. Carlos Sánchez lo vio así a los 77′, recibió a duras penas el balón, intentó controlar, no pudo, apretó los dientes y más que pegarle a la pelota, le recitó un poema lo suficientemente hermoso como para convencer a la redonda de hacer lo que el uruguayo quería: acabar en las redes, no sin antes firmar una parábola espectacular e imposible para el portero Hugo González; Rayados arrebataba otra vez el boleto y Sánchez se llevaba los aplausos de su gente y los soplidos del rival.
Ya con más ímpetu que orden, América intentó inclinar la cancha a su favor otra vez, como persiguiendo a quien recién le había arrebatado el pase a la Final de su bolsa. No era todo lo que Michael Arroyo tenía por ofrecer. El ecuatoriano demostró que su pleito no solo es contra Tigres a los 81′ con otra anotación de tiro libre, esta vez sin ayuda de la barrera, con un balón más elevado y más angulado, lo suficiente para invitar al portero Jonathan Orozco a lanzarse pero sin darle oportunidad al guardameta. Sí, los capitalinos alcanzaron y volvieron a llevarse el boleto.
Una jugada polémica a 3 minutos del tiempo oficial abrió la puerta para que Rayados por fin pusiera fin al sufrimiento y el drama. Paolo Goltz, por reclamación, vio la tarjeta roja del árbitro Roberto García Orozco quien juzgó una mano de Miguel Samudio en el área. Edwin Cardona era el encargado de romper la racha negativa de penales de los locales. Inmune a la presión y a las lágrimas de desesperación de los aficionados alrededor de él, quienes guardaban su último vestigio de voz para gritar el gol o para lastimar al colombiano. El ex de Atlético Nacional estrelló el balón en el poste en un instante que bien pudo durar una eternidad. La pelota también quería aportar su dosis cardiaca, aunque acabó por entrar en territorio prometido. Monterrey lo logró en una Semifinal de ensueño, con un estadio inmejorable, una afición incomparable y un rival que no hace más que dar mayor legitimidad a un Finalista heroico.