Muchas gracias Leonardo, muchas gracias a todos.
Me da mucho gusto acompañarlos de nuevo, nos hemos visto en muchas ocasiones, en muchos foros, desde muy diferentes trincheras. Pero ésta, sin duda, es una ocasión especial.
Y lo es por dos razones: es la primera vez que nos vemos y que platicamos formalmente yo, buscando en este caso la Presidencia de la República; y, para mí igualmente importante, es la primera vez que a este foro, después de muchos años de venir, me acompaña Juana, mi esposa, y se lo agradezco.
Yo quisiera tratar de reflejar lo que en esta elección está en juego, porque hemos hablado de muchas cosas y vamos a hablar de muchas cosas más. Hemos tenido debates ya sobre seguridad, corrupción, pobreza, vamos a hablar en siguiente debates sobre migración, sobre política exterior, vamos a poner y vamos reflexionar sobre muchos temas que son muy importantes para el país.
Pero a mi juicio en esta elección lo más importante es solamente uno, lo que está en juego en esta elección es la confianza, la confianza que hay sobre el país y sobre su conducción, y sobre eso quisiera elaborar.
Hay muchos más puntos en la agenda, que también voy a mencionar, pero a mi juicio lo toral, lo que en esta elección se define, es eso, es rumbo y es confianza. Y la confianza importa.
México ha enfrentado, y ustedes han vivido en ese proceso muchas crisis, crisis muy importantes.
Hemos enfrentado la crisis de 82-83, que se distinguió por un choque petrolero muy relevante, un entorno internacional adverso, y que se reflejó en las variables en México como una caída muy importante en nuestro crecimiento y como una caída muy importante en nuestro empleo.
Y fue una crisis de la que nos tomó salir casi una generación, fue una crisis relevante, profunda y costosa.
En el 2000-2002 de nuevo enfrentamos un entorno adverso, la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio implicó para México un reto y se juntó de nuevo con un choque petrolero, cayó el peso del petróleo 31 por ciento, de nuevo en un entorno global complicado, de nuevo para México un costo en crecimiento que no se reflejó en una caída tan pronunciada, pero que también implicó un reto importante en ese sector.
La crisis de 2008-2009, de nuevo un choque petrolero. En ese contexto sí, una caída en la producción industrial de Estados Unidos del tamaño, literalmente, del mundo, un golpe muy importante al crecimiento en México y una caída muy relevante del empleo formal.
¿Qué pasó en el 2104 y 2016? Y aquí lo platicamos, estuvimos aquí hace un año, hablando sobre ese tema y sobre la importancia de la confianza.
El choque petrolero que enfrentamos entre 14 y 16 es el más grande que hemos tenido en nuestra historia, cayo 71 por ciento el precio del petróleo en un lapso muy breve. Y se dio, además, en un contexto en donde nuestra plataforma petrolera, era una plataforma petrolera que había caído en más de un millón de barriles, respecto de lo que teníamos un año antes.
De nuevo, un entorno internacional complicado.
Lo que llama la atención de esos cuatro episodios es lo que no pasó en México, en el 14 y en el 16, frente a la caída en el precio del petróleo.
Y frente a la caída en la producción industrial en Estados Unidos, México creció, creció por arriba de lo que se esperaba y generó, además, condiciones en donde a través del esfuerzo de ustedes, de su participación y de su inversión se siguió generando empleo formal.
¿Qué hace que ese episodio haya sido diferente a los demás? Que se tenía confianza en México, que se pudo anclar la confianza en México.
Hace un año, literalmente, México enfrentó su peor crisis de confianza desde 1995.
Nuestro tipo de cambio real en febrero, era el más depreciado desde enero del 95. El choque de confianza nos venía de fuera, tenía que ver un cambio en la administración en Estados Unidos.
Y para México fue muy difícil recuperar esa confianza, para México fue difícil preservar su buen nombre, su buen crédito, su buen acceso y la capacidad de seguir atrayendo inversión.
Y se hizo sobre la base de cumplir la trayectoria que habíamos comprometido desde el principio de año, se hizo sobre la base de tomar decisiones difíciles y complicadas, pero que permitieron que se sintiera, que se supiera, que en México había capacidad de conducción.
Reflejada en dos variables: planteamos, primero, una trayectoria de balance primario, esto es la diferencia entre los ingresos y nuestro gasto, y planteamos que dejaríamos de pedir prestado para pedir los intereses. Y dijimos, además, que iba a bajar la deuda, las dos cosas se cumplieron como ahí se ve.
Ahí está el balance primario. Nos comparamos con los países del G20 emergentes, con los países latinoamericanos y se ve que México recupera espacio fiscal, y cumple la trayectoria que había comprometido
Y lo mismo es cierto en materia de deuda. Ahí también se ven los países emergentes del G20, los países latinoamericanos y se ve como México vuelve a recuperar espacio fiscal y cumple lo que había comprometido frente a los mercados.
Frente a ese tono difícil, ¿qué se logra el año pasado? El año pasado, y hoy me siento contento estar frente a ustedes, aquí dijimos que se iba a lograr.
El panorama se veía complicado y difícil, y nosotros planteamos que iba a haber un superávit y se logró; planteamos que iba a haber crecimiento, y superó las expectativas; planteamos que iba a bajar la deuda, y se dio la reducción más importante en una década; comprometimos que se preservaría la calificación de México, dos calificadoras, el año pasado y una está, ratificaron de suerte tal, que hoy México tiene su mejor nivel crediticio habiéndose puesto en riesgo el año pasado.
Ahí se ve la evolución de la deuda hacia adelante y pone de relieve, de nuevo, lo que está en juego, con dos visiones de país distinta: la que nosotros comprometemos y reflejamos, y la alternativa.
Una alternativa que tiene, me platicaron que Andrés Manuel dijo que no se iba a financiar ni con más deuda, que no se iba a financiar con más impuestos, entonces, ahí nosotros pusimos cuál sería la evolución de la deuda con su programa, comparado con el nuestro.
Si no se financia con deuda, eso podría entenderse como los compromisos de campaña que no tienen fuente de financiamiento.
Y la diferencia es abismal. La diferencia entre la trayectoria de uno y otro, implica la diferencia entre un país que preserva confianza y rumbo, y un país que lo pone en juego.
Es un tema importante que es lo demás que está en la agenda, que es igualmente relevante. Ahí se ve el mundo en 1910, un mundo con poca salud, poco ingreso, y se ve cómo vamos evolucionando.
Y nos ayuda a ver la evolución, la Primera Guerra Mundial, la crisis del 29, la Segunda Guerra Mundial, cómo el mundo empieza a desarrollarse en la dirección de más salud y de más ingreso, la transformación profunda de China y la India, la crisis de 82 en México, y el tiempo que nos toma recuperarnos, la crisis del 94, la recesión del 2000, la crisis del 2008. Y nos ilustra los demás temas que están en la agenda.
Esta elección implica que trabajemos y comprometamos esfuerzos por la educación, porque se ve que mientras mejor es la educación, mayor la salud y el ingreso; que comprometamos esfuerzos en materia de profundizar la atención en la cobertura de salud, porque mientras más cobertura de salud, más ingreso y más esperanza de vida.
Claramente se ve que hay una agenda importante en desigualdad. Los países que tienen mayor desigualdad tienen menos salud y menos ingresos, los países que generan mejores condiciones de acceso, mejoran de manera importante.
Parte importante de la agenda tiene que ver la inclusión de las mujeres con igual espacio de oportunidad y de protección de derechos. Un tema, que según se ve en el auditorio, tenemos todavía mucho que hacer y mucho que avanzar.
Debiéramos de esperar que, en subsecuentes reuniones del Consejo, tengamos un espacio igualmente igualitario, de un espacio en donde somos como país paritarios y yo creo que ese sería para el país un avance muy importante.
Sin duda, mientras más fácil hacer negocios, más desarrollo; mientras más seguridad, más desarrollo; mientras mayor la calidad del Estado de Derecho, más desarrollo. Todo eso es relevante en la agenda hacia adelante, pero para que todo eso pueda darse, necesitamos confianza.
Y esa es la lección que aprendimos el año pasado. La lección que aprendimos el año pasado, primero es: los fundamentales son importantes. México los tenía y por eso se recuperó en el país.
La segunda lección del año pasado es que, en un marco de mucha incertidumbre en México, tiene que preservar sus fundamentales, tiene que seguir cuidando la confianza en el país.
Y la tercera lección, y para mí muy importante el día de hoy: si los fundamentales están bien, los números llegan. Y en el caso de mi candidatura, los fundamentales están bien, hay perfil y hay propuesta y, en consecuencia, yo tengo confianza de que los números van a llegar.
La última, y con eso termino, esta es la lección a mi juicio de los últimos 20 años. La lección de los últimos 20 años es que, lo que está en juego en esta elección, es la confianza.
A mí me la tuvieron dos veces. Me encargaron la transición entre dos administraciones y salió bien, me encargaron la conducción de la economía en el año más difícil de los últimos 20, y salió bien.
Yo estoy cierto que habrán de volverme a tener la confianza, y que volverá a salir bien.
Muchas gracias.