Más de cinco mil yucatecos celebran el cumpleaños del Gobernador
RZB convive con los ciudadanos en el día de su onomástico número 48.
RZB convive con los ciudadanos en el día de su onomástico número 48.
Mérida, Yucatán, 11 de agosto de 2015.- Más de cinco mil yucatecos de esta ciudad y diversos puntos del estado acudieron al Paseo Verde para celebrar con el Gobernador Rolando Zapata Bello su cumpleaños número 48, en un encuentro fraterno entre amigos.
Tras encabezar un acto de entrega de paquetes para prevenir enfermedades como el dengue, zika y chikungunya en el fraccionamiento Juan Pablo II, el mandatario fue invitado por Patricia Rodríguez Kú y Lady Urcelay Estrada, vecinas de este polígono del poniente meridano, a un festejo por su onomástico en dicho espacio público.
Acompañado de su esposa, Sarita Blancarte de Zapata, y de sus hijos Monserrat y Rolando, el titular del Poder Ejecutivo caminó por calles de este complejo habitacional y, a su paso, recibió las muestras de cariño de las personas que salieron de sus casas para saludarlo.
A unos metros de llegar al Paseo Verde, un grupo de jóvenes con guitarra en mano sorprendió al Gobernador al cantarle Las mañanitas, lo que aprovecharon los demás para unirse y dejar escuchar en una sola voz las tradicional melodía.
Cobijado por el cariño de quienes estaban congregados en este emblemático sitio recreativo, Zapata Bello comenzó a recibir felicitaciones, abrazos y parabienes que los miles de yucatecos fueron a ofrecerle, como una muestra de respeto y admiración.
El calor que se sentía la tarde de este jueves en la capital no fue factor para que el mandatario no saludara uno a uno a los que acudieron a este lugar, en un recorrido de cerca de tres horas.
Mujeres, hombres, niños y jóvenes no dejaron pasar la oportunidad de felicitar al titular del Poder Ejecutivo, mientras que de fondo se escuchaban los acordes de la misma pieza, pero esta vez a ritmo de mariachis.
El momento más emotivo de la celebración ocurrió cuando todos entonaron al unísono el tradicional canto previo al apagado de las velas y el corte del pastel, suceso tras el cual el mandatario continuó recibiendo muestras de afecto y convivió con los ciudadanos, en lo que se convirtió en una verdadera fiesta popular.