LOS TRES MONSTRUOS CONTEMPORÁNEOS.

.

Hay que tener cuidado con los Fanatismos, porque nada es peor que tener que discutir con un fanático, o peor… mirar a un fanático –de cualquier tema- en un puesto de poder. Y así como muchas personas luchan por la igualdad de oportunidades en las mujeres, o por los que abrazan una diversidad sexual diferente a la nuestra, existen en esos mismos grupos «organizados», hordas de fanáticos que tasan con la misma medida a los que son diferentes en pensamientos, considerándolos «el enemigo». Su fanatismo los obliga a juntar la gimnasia y la magnesia, en pro de un solo enemigo al que denominan «Patriarcado»: cruz cruz cruz, que se vaya el Patriarcado y que venga ¿Jesús? (dicen algunas feministas, que además se representan dentro de una raíz evangélica o evangelista).

Es toda una contradicción juntar religión con feminismo, toda vez que mucha de la «limitación sobre las mujeres» viene precisamente de las religiones «cristianas» (las que creen en Jesús, El Cristo); como que no saben quién fue Sonia Johnson, de las primeras mujeres en exponer una idea clara de Patriarcado, en su lucha contra la Iglesia Mormona, de la que ella misma era parte, iglesia que luego la expulsaría.

Ese fanatismo impide ver a los tres monstruos contemporáneos en su justa dimensión: el Neoliberalismo, el Patriarcado y la Banalización.

Las muertes de miles de mujeres (y hombres), heterosexuales y homosexuales tiene que ver con esos tres monstruos; y podemos encontrar notas al respecto, todos los días en los periódicos. Porque la maldad no viene asociada a los genitales, sino a la educación y experiencia de vida que se ha tenido desde la infancia.

El Neoliberalismo por mostrar –desde el ámbito económico- una falsa idea de libertad, acallada por los fanatismos de las redes sociales, como de la sociedad toda, y sus tendencias moralizantes: piensas diferente, expresas cosas que no nos gustan… hay que bloquearlo, hay que negarlo, acusarlo, señalarlo, apartarlo, destruirlo.

El Patriarcado con su clara idea de continuar la absurda batalla de la genitalidad, superada ya, o que debería estar superada desde la revolución sexual, o con el «Informe Kinsey, o con la lectura de «El varón domado» de Ester Vilar, y en este siglo XXI con «El manifiesto contrasexual» que señala: «Todo lo que produce placer es un dildo, hasta el pene», con el que Beatriz Preciado destruye de golpe la idea del Falocentrismo en el que algunos y algunas aun se construyen e intentan construir a los demás.

El tercer monstruo, la Banalización, que impide el acercamiento entre personas, deja de querer la horizontalidad para el vinculo de los grupos sociales, y en vez de ello, consigue enfrentamientos, burla, encono, la ridiculización del otro, vía retos, juegos, y con esa tendencia insana de la creación de Memes (la tonta palabreja que muchos tienen ya en su vocabulario). Buscando «banalizar las ideas y los actos». Una mujer se mata frente a la computadora, y uno pasa de «Qué le pasa a la sociedad», a comentarios como: «Que bueno que se mató, estaba refea». Trata de destruir, por medio de la ignorancia y la repetición de las burlas, el pensamiento, los sentimientos, de los demás. La forma más burda de demostrar la falta de respeto hacia el otro. Sin darnos cuenta, que somos el otro de los demás.

Qué cosa es peor que esos tres monstruos: Neoliberalismo, Patriacado y Banalización. Lo peor es no aceptar que los tres van de la mano, es no poder reconocerlos juntos, no ver que -como la santísima trinidad neocristiana- no es posible separarlos.