Hablar de violencia de género con la diputada Tatiana Clouthier es hablar de sus débiles límites, líneas divisorias a veces casi invisibles que surcan un tema complejo, perceptible tanto en comentarios sutiles como en crímenes cruentos que tejen en México una violencia sistemática hacia las mujeres.
En entrevista con EFE, la excoordinadora de campaña del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habla consternada sobre los 9 feminicidios que se cometen a diario en el país y comenta posibles soluciones para poner puntos de sutura a la herida, al tiempo que apunta a ciertas confusiones que a veces suceden.
Creo que en algunos momentos ha habido situaciones, en algunas elecciones por ejemplo, donde sí se toma aparentemente o sí se quiere tomar una ventaja para decir que equis cosas son violencia de género. Y la raya es muy delgada», explica.
Hablo en términos de sutilezas», continúa Clouthier, y esgrime que en ocasiones es fácil incurrir en la contradicción.
En ocasiones sucede que «queremos (las mujeres) una igualdad de trato y cuando nos conviene queremos jugar o nos vamos a la línea de la víctima y es donde creo que la línea se vuelve delgada», puntualiza.
No obstante, matiza que existen casos en los que el debate no debe tener derecho siquiera a existir, como cuando sucede «un maltrato o una violación», situaciones que considera «muy obvias, evidentes y despreciables».
Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la violencia contra la mujer en México se perpetra de manera calculada y muchas veces perversa: ahorcamientos, sustancias químicas para quemar y un largo etcétera en el que caben múltiples atrocidades.
Clouthier, de 54 años, confiesa que no puede ponerse «ni tres segundos en la piel de una mujer que haya vivido eso» pues nunca ha sido «violentada en estos términos».
Ahora mismo, el gran reto para mí tiene que ver con qué hemos hecho como sociedad para que las mujeres sigan siendo maltratadas y violentadas de la manera en que están siendo», dice.
Por su pensamiento pasan algunas ideas sobre cómo reducir los daños: una de ellas es involucrar a los hombres en todo esto, averiguar qué les sucede, qué les está llevando a ser violentos con las mujeres, cómo se les puede tratar.
Según sus conversaciones con algunos expertos que están realizando labores de campo en distintos municipios, Clouthier entiende que «no le hemos preguntado a los hombres cómo se sienten».
Cuando se da una situación en el que el hombre violenta a la mujer, normalmente ambos son separados para poner fin al problema, pero no se interviene sobre el hombre, no es tratado debidamente y eso supone que cuando vuelva a estar con otra mujer «va a volver a golpear porque ese hombre no ha sido atendido».
Normalmente hemos escuchado solo a las mujeres para encontrar una solución, que vuelve a ser una solución parcial porque no tenemos la mirada masculina», concluye sobre este tema.
También las mujeres deben alcanzar un estado de consciencia sobre el problema y darse cuenta de que en ocasiones son repetidoras de patrones, algo que contribuye a que esas formas de comportamiento e ideas se propaguen en las siguientes generaciones.
Al ser preguntada sobre si se considera feminista, la diputada por el gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) precisa que sí lo hace siempre que se entienda la ideología feminista como aquella que busca «la igualdad por los derechos de las mujeres y buscar mejores condiciones de vida».
Hablando de igualdad entre hombre y mujer, la política considera muy difícil afirmar si se ha alcanzado ya en todo el mundo o cuánto queda para que esto se logre.
Lograr medir la equidad de género a nivel mundial resulta casi una quimera: «hay países, hay circunstancias, hay sociedades».
Todo depende de con quién te compares, no creo que tengamos una métrica para decir si hay equidad o no. Si lo ponemos como métrica mundial, no», argumenta.
El World Economic Forum estima que todavía quedan 100 años para que se alcance la igualdad entre ambos géneros.
Clouthier prefiere quedarse con el aquí y ahora, prefiere hablar de lo que sucede en México, donde «hay un reto grande» y mucho por hacer.