Los condenados sin tierra
Adán Echeverría-García
Vivíamos con la idea de la aceptación
V.S. Naipaul
¿Cómo le contaré a mis hijos del holocausto
cuando me pregunte?
¿Cuál holocausto? ¿El de mitad del siglo XX
o el que ocurre ahora en Gaza?
¿Acaso podré decirles que arremetieron contra infantes y sus madres
y sus padres; que ahora juegan a esquivar los bombardeos
las palizas y los golpes?
¿Me quedará voz para hablarles de los cuerpos desmembrados
de los gazatíes de las burlas de los soldados sobre sus cadáveres?
¿Tendré quizá la sana conciencia de mostrarles alguna fotografía?
“Qué lejos estamos de la barbarie humana” dicen los futuristas
que cerca de la pobreza mental.
Los condenados de Fanon vivirían la gloria de la intervención
del colonialismo la destrucción de aquel que es diferente
Los condenados a vivir en la pobreza
a rascar la tierra los escombros a mendigar
que se detengan
Los condenados de Fanon vivirían la gloria de la intercesión
privados del agua de alimento de esperanza
sumidos en la angustia por conseguir un pedazo de pan
No hay escapatoria
No hay camino río, mar, sendero que pueda transitarse;
estos condenados no tienen ya ni tierra
los han empujado al precipicio
agonizan mientras nosotros quedamos absortos
escribiendo su holocausto
La furia crece sobre sus espaldas doblegadas
¿cuánto puedes resistir sin alimento?
Su única condena fue plantar su historia sobre la Tierra Prometida a otros
en aquellas mágicas leyendas que ya nadie recuerda
y que son pretexto para los absurdos
como absurda es la muerte
y la matanza de niños
como inútil es pedir que no seas creyente
Imagina un dios concentrado en ayudar a un pueblo
a destruir a otro
Imagina un dios levantando el pie
para pisar el cráneo de los niños
Piensa en algún futuro para el pueblo palestino
imagina una sonrisa y hazla florecer
Los condenados de Fanon se deslizan por el precipicio
a las fauces de una guerra innecesaria
como un pueblo reducido
que ha quedado ya sin tierra.