Ramón Agustín Bacre González ideó en 2013 un biofertilizante que utiliza el carbono del aire, lo estabiliza y lo aplican al suelo para potencializar su aprovechamiento agrícola. La tecnología ha mostrado grandes beneficios en suelos de tipo tropical y un poco más ácidos, pero el impacto es mayor en regiones húmedas, aunque también se puede aplicarse la solución en tierras salinas o áridas.
Ingeniero en biotecnología por el Tec de Monterrey, Bacre González realizó la maestría en ciencias de la tierra en el Instituto de Geología de la UNAM, donde conoció el biocarbón producido por pirolisis a baja temperatura, es decir, la descomposición de la materia orgánica por incineración en ausencia de oxígeno y deja un residuo con alto contenido de carbono; al producto obtenido se denomina biocarbón o biochar.
“De ahí surgió la idea de producir un biofertilizante para suelos agrícolas. Ante lo que existe en el mercado, la diferencia principal de nuestra tecnología está en el mecanismo de estabilización y secuestro de carbono en suelos, utilizamos bambú como materia prima, cuya biomasa trabajada mediante pirolisis se transforma a biocarbón, al que se añade lombricomposta y minerales para verterla al suelo”, explica el joven científico reconocido por la MIT Review Tech como uno de los innovadores mexicano menores de 35 años en 2015.
El biocarbón se convierte en un micro hábitat perfecto para el cultivo de microorganismos como hongos benéficos o bacterias nitrificantes capaces de mejorar la capacidad de fertilizar el suelo y de propiciar la fijación del nitrógeno en éste.
En nuestros días, en la atmósfera el carbono se encuentra en exceso, en tanto que en el suelo se ha perdido, lo que ocasiona falta de humedad y fertilidad. El problema es tal que en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP21, realizada en París el año anterior, se abordó la importancia del suelo para contrarrestar el exceso de carbono en la atmósfera.
Como país anfitrión, Francia propuso anualmente incrementar en cuatro partes por mil los contenidos de carbono en sus suelos, de manera que vaya aumentando gradualmente y contrarreste la cantidad en el ambiente.
Sin tener idea de que esta iniciativa tomaría importancia mundial, Bacre González ideó el biofertilizante que propicia que el suelo agrícola recupere su capacidad de aireación, de retención de nutrientes y de humedad, además de que regula el pH (nivel de acidez) de la tierra.
Por la inquietud de dar a conocer su desarrollo científico, realizó el biotecnólogo curso “Emprende Desde el Que Hacer Científico” en InnovaUNAM, donde se introdujo al emprendimiento y pudo formalizar un equipo de trabajo para echar a andar una empresa, Biotecnología Mexicana contra el Cambio Climático.
“Una de las propuestas de la empresa es hacer trajes a la medida en tres vertientes, de acuerdo al requerimiento de quien solicita nuestro servicio: en cuanto al tipo de suelo, al de cultivo y a la escala de producción que se requiera.
“En nuestro modelo de negocio buscamos implementar en México un mecanismo donde la agricultura sea la vía que pueda regresar el carbono al suelo, además de que quienes realicen actividades en este sentido puedan recibir un recurso extra por parte de la autoridades correspondientes, por el hecho de mitigar los efectos de la pérdida de carbono en suelos, y aun ahora nadie lo hace”, puntualiza el biotecnólogo.
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