Maxcanú, Yucatán, 15 de marzo de 2016
Estar reunidos hoy aquí, tiene para Yucatán un gran significado. En primer lugar, porque el convenio que hoy vemos nacer amplía el reconocimiento y el orgullo por nuestra tierra, donde la cultura maya indígena está viva y palpitante en nuestras mentes y en nuestros corazones.
Una tierra llena de historia, profundas raíces, pero también de un futuro promisorio y de oportunidades. Somos una tierra indígena en donde la lengua maya es hablada por uno de cada tres habitantes.
Se habla en el campo, entre los surcos de maíz, se habla en las escuelas de educación indígena, en las plazas de nuestros pueblos, en los mercados y hoy, también a través de las tecnologías de la comunicación.
Y necesitamos que esa lengua siga viva y se siga hablando siempre. Queremos que las niñas y los niños indígenas de nuestra tierra, se sientan orgullosos de su pasado maya, que se sientan seguros en el presente y optimistas de su futuro.
El otro gran significado que tiene este día, es la expresión de lo que la suma de voluntades puede llegar a alcanzar. Sin duda, uno de los valores más altos entre las personas, es la solidaridad, el saber compartir.
Y no hay expresión más firme en la voluntad de ser solidarios, que los hechos. Hechos que hoy están aquí convertidos en un modelo que le permita a las niñas, niños y adolescentes, romper los círculos que reproducen la marginación y la pobreza a través de su formación productiva y la preservación de sus prácticas culturales.
Hoy, en esta Casa del Niño Indígena estamos ante un proyecto de alcance nacional, al que Yucatán se suma con toda convicción. Lo que hoy empieza en Maxcanú se replicará en muchas poblaciones y comunidades indígenas del país.
Por eso, reconocemos a la Fundación Patrimonio Indígena Mx, a Miguel Bosé y a sus generosos patrocinadores. Agradecemos a la Fundación, además de su valiosa iniciativa, el haber seleccionado a la Casa del Niño Indígena “Cecilio Chi”, para establecer los talleres e iniciativas educativas.
Maxcanú y todas las poblaciones de donde provienen los niños, niñas y jóvenes que la habitan, lo agradecen y lo valoran. Todos los que asisten a esta Casa, a su corta edad, viene desde lejos en busca de una oportunidad para salir adelante. Sin embargo, saben que ese esfuerzo bien que vale la pena.
Y justo su esfuerzo, su valentía y determinación son lo que harán de estos espacios el mejor lugar para construirse el futuro que se merecen. Hoy, Yucatán refrenda su compromiso de llevar a cabo todas las acciones que fortalezcan a la población indígena.
Ese es el compromiso que compartimos con el Presidente de la República, licenciado Enrique Peña Nieto, y que por supuesto, lo hacemos de la mano y siguiendo las directrices de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, de construir un México más incluyente, donde nadie se quede atrás, donde todos participemos con derechos, igualdad y oportunidades reales.
Yucatán, hoy y siempre tiene sus puertas abiertas para ser ocupado por quienes, como todos ustedes, están dispuestos a contribuir para que la población indígena tenga un desarrollo pleno, en condiciones de bienestar.
Bienvenidos a Yucatán, bienvenidos a la gran tierra del Mayab. Muchísimas gracias.