La Historia nos enseña que los grandes cambios no son inmediatos
Discurso pronunciado por la Diputada María Ester Alonzo Morales el día de hoy en la sesión ordinaria.
Discurso pronunciado por la Diputada María Ester Alonzo Morales el día de hoy en la sesión ordinaria.
Mérida, Yucatán, jueves 11 de Febrero de 2016.
Buenos días.
La Revolución social mexicana de 1910 se orientó en contra de un gobierno dictatorial… en contra del concepto de la reelección que la perpetuaría… en contra de la desigualdad, los latifundios y la violencia económica y física ejercida contra mujeres y hombres en las haciendas y demás ámbitos de la vida diaria.
La dura realidad provocó que este movimiento armado fuera orquestado y operado por hombres y mujeres que, cansados de los abusos y de un futuro incierto, decidieron volcarse a una lucha con la que buscaban liberarse.
Las mujeres jugaron un papel histórico en nuestra revolución. La historia nos cuenta de la decisiva ayuda de nosotras las mujeres en la consecución de los objetivos.
Esta lucha de liberación y nuestra participación como mujeres, abrió nuevas perspectivas que hasta ese momento, quizá el género femenino las pensaba, pero no las expresaba públicamente.
Tan sólo seis años después de iniciada la lucha revolucionaria, un grupo de mujeres estaba ya organizando el Primer Congreso Feminista del país… y lo estaban preparando para que se llevara a cabo en la ciudad capital de nuestro Yucatán.
Es importante resaltar que fue el General Salvador Alvarado, entonces Gobernador y Comandante Militar de Yucatán, el que convocaría a todas las mujeres a participar en este evento sin precedente nacional hasta ese momento.
Fue él, el General Alvarado, el que consciente de que la participación de las mujeres mexicanas sería indispensable en la consolidación de un país transformado por la revolución, decidió que aquel enero de 1916 era el momento exacto para celebrar el Primer Congreso Feminista del país, justo unos meses antes de que se congregaran los constituyentes de 1917
Era el momento para que las mujeres expresaran todas sus ideas y aportaran las directrices que a lo largo del siglo 20 se irían incorporando a la Carta Magna.
Y así llegó el momento en el que más de 600 mujeres se congregaron en el Teatro José Peón Contreras a hablar de sus ideas sobre cómo liberar a la mujer mexicana de los atavismos sociales, y de todo aquello que se oponía a su desarrollo integral, contenido en muchas, mal entendidas tradiciones.
Se escucharon voces que exigían modificaciones a la Ley civil para tener mayores libertades. Se expresaron fuertemente en contra de ser consideradas menos hábiles o aptas para llevar a cabo las tareas que en aquella época, se consideraban sólo realizables por hombres.
Cuestionaron cuál era el papel que correspondía a la escuela primaria en la reivindicación femenina y reclamaron desaparecer la educación verbalista, que consistía en poner a la palabra por encima del razonamiento e incluso, de la realidad.
En su lugar, demandaban la existencia de una educación racionalista, en la que existiera la libertad de pensamiento y la posibilidad de generar conocimiento utilizando la razón.
Aquellas mujeres yucatecas, en su mayoría maestras, cuestionaron cuáles deberían ser las ocupaciones a las que deberían acceder, para que pudieran contar con la preparación que el ciclo de desarrollo en el que México ingresaba, iba a exigir de todas ellas.
Fue en ese Primer Congreso Feminista donde de cara al Poder, cuestionaron fuertemente cuáles deberían ser las funciones públicas que debían desempeñar para dejar de ser un elemento social dirigido y convertirse en un elemento dirigente de la sociedad.
Hace 100 años y desde esta ciudad, las mujeres yucatecas, a nombre de todas las mujeres mexicanas, advertían que al tener exactamente la misma capacidad intelectual de los hombres, podían desempeñar exactamente las mismas tareas de ellos en el sector público.
Fue ahí donde comenzó la larga lucha por tener lo que merecíamos desde el comienzo, el derecho a votar y a ser votada… ahí dio inicio el intenso camino de conseguir hacer entender que hombres y mujeres tenemos la misma capacidad intelectual… fue hace un siglo que se escuchó el preludio que exigía modificar la Constitución yucateca para permitir que toda mujer mayor de 21 años pudiera desempeñar cargos concejiles…
Cuatro días de intensos debates… del intercambio de ideas entre mujeres conservadoras y liberales… cuatro días en que las mujeres mexicanas le hablaron al Poder y exigieron derecho al libre pensamiento, capacitación y educación… conceptos básicos de la igualdad.
Resultado de esos intensos días fue la modificación a la legislación civil a favor de las mujeres, que influenciaría la Ley de Relaciones Familiares que promulgaría Venustiano Carranza en abril de 1917…
La Historia nos enseña que los grandes cambios no son inmediatos. A partir de la gestación de una idea social trascendente, comienza un largo camino que debe fundamentar la idea, propagarla y después iniciar el rompimiento de paradigmas para hacerla realidad.
La lucha feminista no ha terminado. Todo lo contrario, las mujeres tenemos que seguir luchando para no perder lo ganado y para conquistar esa igualdad que aún no está conseguida.
Falta mucho camino por recorrer, pero hoy, a 100 años del Primer Congreso Feminista en el país, hacemos un breve alto en el camino para reconocer a aquellas cientos de valientes mujeres que vinieron a la ciudad capital a exigir lo que a todas las mexicanas de hoy, ayer y siempre nos corresponde.
Diferentes e importantes actos hemos celebrado en este Honorable Congreso en relación a esta conmemoración, así como al reconocimiento de mujeres que sobresalieron de manera importante en esa misma lucha, como Elvia Carrillo Puerto, que hoy en día tiene sus merecida mención en este Muro de Honor…
O como la maestra Consuelo Zavala Castillo, cuyo nombre se leerá por siempre a la entrada del Salón de Usos Múltiples de esta Soberanía.
Documentos, cuadros, objetos históricos, perspectivas y percepciones han sido presentadas en las últimas semanas con la finalidad de honrar y recordar a las mujeres que lo iniciaron y a las miles más que le han dado continuidad al importante movimiento que nunca ha buscado superioridad… sólo igualdad.
Por la importancia de lo sucedido hace un siglo, es que el día de hoy se pone a nuestra consideración el Dictamen para declarar al 2016 como el “Año del Centenario del Congreso Feminista” y así incluir esa misma leyenda, al calce y en toda la correspondencia de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Es un acto de justicia histórica a un evento que cambiaría el futuro de toda una Nación…
Es un acto que dimensiona la importancia de lo sucedido y la indiscutible trascendencia de lo conseguido…
Es un recordatorio de todo lo que aún hay que alcanzar como sociedad, como Estado y como país.
En honor a su inconmensurable aportación a favor de los derechos de la mujer, invito a las y los integrantes de este cuerpo colegiado a que votemos a favor del Dictamen analizado el día de hoy.
Con su voto a favor, podremos continuar compartiendo con la actual generación el alcance de lo que un puñado de mujeres decididas y valientes iniciaron hace 100 años, durante el Primer Congreso Feminista de México.
Compañeras y compañeros legisladores, votemos para que este 2016, sea oficialmente, el del Centenario del Congreso Feminista y quede así, para la historia, en todo documento oficial generado a lo largo de este año. Muchas gracias.