La estrategia central del gobierno en el terreno de la política social descansa en respetar, atender y escuchar a todas y a todos, pero otorgando preferencia a los pobres: Alejandra Novelo
Discurso de la Diputada Alejandra Novelo Segura
Discurso de la Diputada Alejandra Novelo Segura
“Nada humano me es ajeno” Julio Terencio.
Haré uso de la máxima tribuna del estado de Yucatán para compartirles una de las aportaciones más importantes al pensamiento político mexicano contemporáneo. Un concepto inacabado que estará construyéndose en el presente y futuro de la transformación de la vida pública de nuestro país. Esta propuesta teórico-práctica se denomina “Humanismo Mexicano”.
El humanismo mexicano, como lo propuso el Presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado domingo en el marco de la marcha del pueblo de México, contempla aspectos y principios políticos, económicos y sociales, los cuales inspiran a la Cuarta Transformación. Les comparto las líneas generales de esta propuesta:
En lo político no aceptamos el derrotismo. Estamos a favor de lo que expresó el padre de nuestra patria, Miguel Hidalgo y Costilla: ‘El pueblo que quiere ser libre, lo será’.
De igual manera, en el terreno de la democracia consideramos básico actuar como el insigne presidente Francisco I. Madero, que en el Plan de San Luis llamó al pueblo de México el 20 de noviembre de 1910 a tomar las armas contra la dictadura porfirista porque, según sus convicciones, y lo cito textualmente, ‘México estaba gobernado por una tiranía que ha pretendido justificarse a sí misma con el beneficio de la paz y de la prosperidad material, pero esa paz no descansa en el derecho, sino en la fuerza y esa prosperidad sólo beneficia a una minoría, no al pueblo, ni a la nación’.
De este criterio se desprende también nuestro fundamento de política económica, pues sostenemos que el progreso sin justicia es retroceso. Nuestra tesis es que no basta el crecimiento económico, sino que es indispensable la justicia.
En la nueva política económica, moral y social que hemos aplicado desde el principio de nuestro gobierno se ha desechado la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento que no necesariamente reflejan las realidades sociales. Nosotros consideramos que lo fundamental no es cuantitativo, sino cualitativo, es decir, la distribución equitativa del ingreso y de la riqueza. El fin último de un Estado es crear las condiciones para que la gente pueda vivir feliz y libre de miserias y temores.
Por otra parte, más allá del simple crecimiento económico, es fundamental desterrar la corrupción y los privilegios para destinar todo lo obtenido y ahorrado en beneficio de las mayorías del pueblo y, de manera específica, en beneficio de los más pobres y marginados.
La estrategia central del gobierno en el terreno de la política social descansa en respetar, atender y escuchar a todas y a todos, pero otorgando preferencia a los pobres y humillados.
Siempre dijimos, ese fue el lema de campaña por la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal en el año 2000 que, por el bien de todos, primero los pobres. Esta frase debiera ser la esencia de la actividad política, porque es sinónimo de humanismo y una forma distinta de entender la importancia del poder, cuyo ejercicio, como se ha dicho muchas veces, sólo es puro y virtuoso cuando se pone al servicio de los demás.
Pero atender a los más pobres es también, por si fuese poco, ir a la segura para contar con el apoyo de muchos cuando se busca transformar una realidad de opresión y alcanzar el ideal de vivir en una sociedad mejor, más justa, igualitaria y fraterna.
Compañeras y compañeros diputados, podemos tener diversos puntos de vista. Muchos de nosotros defendemos proyectos de nación que son antagónicos, no obstante, les invitamos a que juntos construyamos y apliquemos en el terreno de los hechos el humanismo mexicano.
También les invito a que reflexionemos sobre este gran legado que nos está dejando en vida el líder político mexicano más importante de lo que va del siglo veintiuno: Andrés Manuel López Obrador.
Recuerden que “la auténtica política es profundamente humana en su fundamento, en su esencia, y, sobre todo, cuando se practica por el bien de los demás, y en especial, de los pobres”.
Gracias por su atención.