Cuando el ITESO Racing Team, que participó a principios de mayo en el Electratón 2023, llegó al escrutinio inicial en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) de Ciudad de México para determinar si el monoplaza eléctrico construido para la competencia cumplía las condiciones para correr en pista, todo mundo les decía que su carro no iba a responder.
El equipo de automovilismo universitario, comandado por la capitana Georgina Moreno, estudiante del cuarto semestre de Ingeniería en Mecatrónica del ITESO, venía de un arduo trabajo de dos meses y medio, un plazo muy corto para el tamaño del reto al que se enfrentaban: diseñar, financiar y construir un coche que pudiera participar en el Electratón y la Fórmula E de México, concursos en los que equipos de distintas universidades del país manufacturan y compiten con coches eléctricos tipo kart.
Las características del coche no les auguraban un buen debut: usualmente los ejes de estos vehículos son huecos y el de ellos era sólido; además, sólo contaban con frenos traseros y no en las cuatro llantas como el resto. “Si te soy sincera, realmente supimos que el carro iba a funcionar hasta nuestra primera carrera”, confiesa Georgina.
Esta apuesta técnica, al final, dio una estabilidad de la que otros carros carecían y contar con frenos sólo en la parte de atrás les permitió que su monoplaza —un auto de 15 caballos de fuerza que en recta alcanza una velocidad de 117 kilómetros por hora— no perdiera la inercia de la velocidad en pista, aunado todo a la pericia del piloto Daniel Aguilar, otro estudiante de Mecatrónica que cuenta con experiencia en karting y Fórmula 4.
El resultado: luego de cinco carreras del serial, el ITESO Racing Team se coronó como campeón del Electratón en la Categoría B, Mejor Escudería Novata y la Mejor Planeación Financiera. Además, participaron en la Fórmula E a mediados de enero de 2024, en el México City E Prix, en el Autódromo Hermanos Rodríguez de Ciudad de México, donde consiguieron el primer lugar compitiendo contra 10 de los mejores equipos del Electratón.
A contrarreloj
Meses atrás, en febrero de 2023, todo era una idea germinal en la cabeza de la propia Georgina: “Un amigo fue a la fórmula y vio una carrera demostrativa. Después de vacaciones de invierno nos dijo: ‘Hey, ¿qué tal si nos metemos en esto?’, y pues nos gustó la idea y empezamos a armar el equipo”.
El siguiente paso era contagiar a sus compañeros más cercanos, y después crear un conjunto robusto para crear el monoplaza. Una vez con el grupo base, hicieron una convocatoria en redes sociales y tras una junta introductoria se definió el primer equipo, en el que finalmente participaron 35 estudiantes de distintas ingenierías del ITESO como Mecatrónica, Mecánica, Industrial y Nanotecnología, y de las licenciaturas en Administración de Empresas y Emprendimiento, y Comunicación y Artes Audiovisuales.
El reto pasaba además por conseguir el presupuesto necesario para el proyecto, 120 mil pesos. Para ello hicieron un pitch de patrocinios para vender su idea, y en el plazo de dos semanas, entre todos pudieron alcanzar el capital suficiente para entrar a trabajar a los laboratorios del ITESO a diseñar el vehículo, contando para ello con la asesoría de académicos del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales (DPTI) de la universidad.
“Era la primera vez que la institución se involucraba en algo parecido. Fue el primer carro manufacturado en el ITESO. El primer reto fue trabajar en los laboratorios, pues sabíamos cómo trabajar y diseñar un carro, pero no construirlo. Nos enfrentamos a aprender a utilizar las herramientas. Fue con puro conocimiento de nosotros y los profesores, y nos apoyaron muchísimo los mecánicos del kartódromo Óscar Casillas”, explica.
Sufrir la pista
“Yo asistí a las cinco carreras que tuvimos. En la primera carrera de verdad sentí los nervios por toda la gente que había y por la importancia de la competencia”, recuerda Moreno.
El ITESO llegó como la escudería novata a una competencia en la que participan sólo vehículos eléctricos impulsados por baterías. Con equipos tanto privados como de diferentes universidades, dicha competencia se celebró de junio a octubre de 2023 en cinco circuitos: Toluca, Cuautla, León, La Marquesa y Monterrey.
Hubo momentos complicados, por ejemplo, en León, en una carrera nocturna y con condiciones de lluvia y encharcamientos, no funcionó el controlador del vehículo, lo que ocasionó un abandono temporal que fue solucionado hacia el final de la carrera, lo que los mandó al último sitio. Esa noche fue olvidable, pero el equipo levantó la cabeza y cerró de mejor forma. El tercer sitio en la última carrera les permitió amarrar el primer lugar general de su categoría: “Mi filosofía es nunca darme por vencida y lograr que las cosas se cumplan”, afirma.
El futuro inmediato
Este año vienen retos interesantes. El equipo está en plena construcción del auto para la temporada 2024, su segunda incursión, la cual ya va a ser para la categoría Racer, un nivel más arriba.
A la vez está generando un nuevo proyecto llamado ITESO Karting, dirigido a un área más profesional: “En el Electratón lo que hacemos es diseñar y manufacturar el carro desde cero, con el conocimiento universitario. Ahora, con ITESO Karting lo que va a pasar es que vamos a hacer la primera escudería universitaria en involucrarse en todo el deporte automovilístico, que es como un paso antes de llegar a Fórmula 3 o Fórmula 4”.
El ITESO Karting implicará mayor presupuesto, así como trabajar con tres pilotos en distintas categorías del regional de Jalisco. A Daniel Aguilar, quien irá en Shifter, se le sumarán Cuauhtémoc Arenas, que competirá en Formula Mundial, y Marcelo Romero, quien estará en el campeonato de la Copa KOC y en el Electratón 2024.
Es así como Georgina ha vivido junto a sus compañeros la cristalización de un sueño, que comenzó apenas como una inquietud de pequeña, cuando su papá, fan del automovilismo, la sentaba a ver a las carreras: “En ese momento no le encontré el amor, le dije a mi papá: ‘No quiero estar aquí sentada’, y mi papá me dijo: ‘Les vas a ir encontrando el gusto’. Fue hasta como los 12 años que les empecé a agarrar cariño. Ahora me gusta la sensación de no saber qué va a pasar, de que en cualquier momento puede cambiar la carrera, y tener el cerebro trabajando a mil, para generar todas las estrategias necesarias”.