Inversión extranjera directa: cómo combatir el subempleo y agilizar la movilidad global en América Latina
Ciudad de México, 11 de marzo de 2025 – Desde el auge de la tecnología sostenible en Costa Rica hasta el sector bancario emergente de Chile, América Latina alberga algunas de las economías más dinámicas y emocionantes del mundo. Sin embargo, uno de los obstáculos para el crecimiento sostenible es la prevalencia del trabajo informal y el subempleo. Las empresas a menudo enfrentan el desafío de navegar por las leyes laborales locales y los requisitos de cumplimiento al tiempo que abordan la escasez de talento. Y según el Banco Interamericano de Desarrollo, si bien el 70% de las personas en edad laboral están empleadas, la calidad del empleo aún es baja, según los indicadores relacionados con el empleo formal y los salarios suficientes para superar la pobreza.
Un factor clave que puede ayudar a abordar estos problemas de empleo y, al mismo tiempo, ayudar a las empresas a expandir su presencia global es la inversión extranjera directa (IED). A pesar de una disminución general del 9% interanual en las entradas totales de IED a la región, en México la IED entre enero y septiembre de 2024 ascendió a 35 mil 737.5 millones de dólares, un incremento de 8.5% respecto al mismo periodo de 2023; y Latinometrics informa que ciertos países experimentaron entradas espectaculares durante el año pasado. Argentina vio un crecimiento de la IED del 57%, Costa Rica del 28% y Chile del 19%.
Los expertos predicen que, con abundantes recursos naturales, costos laborales relativamente económicos y una fuerza laboral altamente calificada, la IED seguirá impulsando el crecimiento sostenible y mejorando la movilidad global en este continente estratégico. “La IED crea empleos, impulsa industrias y capacita a los trabajadores locales con las habilidades necesarias para ocupar puestos de trabajo en demanda”, afirma Jaime Bustamante, director regional de desarrollo comercial de Mauve Group en América Latina. “Según datos recientes, la dependencia de los latinoamericanos de los teléfonos inteligentes para la banca, el comercio y, ahora, el empleo, subraya la necesidad de inversiones que brinden oportunidades y capacitación basadas en la tecnología”.
La IED puede ayudar a superar esta escasez de habilidades al promover la capacitación y el desarrollo y crear mercados laborales sólidos. Por ejemplo, cuando las empresas globales invierten en industrias manufactureras, tecnológicas y de servicios, traen consigo el capital y los conocimientos técnicos para capacitar al talento local, reduciendo la brecha de subempleo.
Sin embargo, las empresas extranjeras que se expanden en América Latina a menudo enfrentan una curva de aprendizaje empinada en lo que respecta al cumplimiento. “México y Brasil tienen regulaciones laborales complejas, y navegar por ellas puede ser un desafío para los empleadores extranjeros”, agrega Jaime. “La temporada de impuestos de México, que comienza el 31 de marzo para las personas jurídicas, complica aún más el panorama. La temporada de impuestos de Brasil comienza el 17 de marzo y exige una gestión meticulosa de la nómina y el cumplimiento de estrictos acuerdos de empleo”.
Asociarse con un empleador de registro simplifica las complejidades de los contratos, la nómina, la contratación y la incorporación, al tiempo que garantiza el cumplimiento de las regulaciones locales. Esto permite a las empresas centrarse en el crecimiento y la expansión sin la carga de sortear obstáculos legales y administrativos.
La región también ofrece desafíos únicos en materia de movilidad global. Un estudio de 2024 realizado por Mauve Group reveló que el 90.8% de los profesionales extranjeros en Brasil, México y Colombia admitieron tener poco conocimiento de las regulaciones locales antes de su mudanza, y el 69.3% expresó estar “nada preparado” para lidiar con la burocracia local. Estos desafíos subrayan la necesidad de asesoramiento y orientación de expertos para las empresas que buscan invertir y crecer en América Latina.
Un caso reciente de éxito ha sido la actual asociación bilateral entre Brasil y China, que ha propiciado inversiones y crecimiento mutuos para las empresas de ambos países. “A pesar de tener importantes diferencias culturales y estar a miles de kilómetros de distancia, las empresas brasileñas, especialmente las que trabajan en el sector agrícola, han podido expandirse a los mercados chinos, mientras que los fabricantes chinos han podido sacar provecho del gran mercado laboral y de consumo de Brasil”, añade Bustamante. “Esto demuestra que las empresas no deben limitarse a la hora de pensar en la expansión global y la IED. Mientras las empresas internacionales tengan la orientación adecuada, la IED seguirá siendo un gran motor de crecimiento sostenible y oportunidades en América Latina”.