Ciudad de México, 09 de mayo de 2024.- México es un país con una amplia variedad lingüística, vibrante demostración de la diversidad dentro de la cultura, desde la jerga urbana hasta los regionalismos en constante evolución. Desde siempre han existido las malas palabras, o groserías. Desde las infancias hasta la adultez, desde los mercados ambulantes en Ciudad de México hasta los pueblos en Guerrero, estas expresiones que se enseñan como tabú están siempre presentes en el cotidiano.
Desde el uso polisémico de “güey” hasta el “chale” las malas palabras siempre encuentran forma de colarse en las conversaciones. Por ello Preply, plataforma de aprendizaje de idiomas que conecta a tutores con cientos de miles de estudiantes en 180 países, decidió encuestar a 1500 personas habitantes de las 20 ciudades más pobladas del país, para saber los datos más interesantes sobre el uso de las palabras altisonantes de los mexicanos en el día a día.
De acuerdo con los resultados, se estima que el mexicano promedio dice un poco más de 7 groserías al día. Aunque la presencia de este fenómeno lingüístico depende de la región, las ciudades que dicen mayor número de groserías al día son Guadalajara, Zapopan, San Luis Potosí, Querétaro, Mexicali, Mérida, Aguascalientes, Ecatepec y León en Guanajuato.
Ciudad Número de groserías
- Guadalajara y Zapopan 8
- San Luis Potosí 8
- Querétaro 8
- Mexicali, BC 8
- Mérida 8
- Aguascalientes 8
- Ecatepec (Edo de México) 8
- León Guanajuato 8
- Puebla 7
- Saltillo 7
- Tijuana 7
- Monterrey 7
- Culiacan 7
- Ciudad de México 6
- Ciudad Juárez (Fronterizo) 6
- Ciudad Nezahualcóyotl 6
- Cancún 6
- Toluca 5
- Hermosillo 5
Por el otro lado, las regiones donde menos se dicen son Toluca y Hermosillo con un promedio de menos de 5 malas palabras al día. Este análisis también expuso que el uso de groserías abarca una amplia gama de edades que van desde los 16 hasta los 44 años.
Los contextos de su uso son igual de importantes por lo cual solo el 14% de los mexicanos dice groserías en su lugar de trabajo, demostrando con esto el respeto que se le tiene al ambiente profesional, acompañando a este dato también se encontró que el 81% de las personas participantes en el estudio prefieren evitar decir malas palabras frente a sus jefes, cifra superada por el 82% que evita decir groserías frente a los niños, ya que el no decir malas palabras se refleja como un gesto de educación y capacidad de buen relacionamiento con las demás personas.
Sin embargo, cuando existe más confianza y el ambiente es más relajado el 44% incluye más groserías en su vocabulario a la hora de estar con los amigos, de modo que compartir anécdotas bajo estas circunstancias es motivo de usar un lenguaje más colorido. El porcentaje se reduce al 22% cuando se está dentro de un auto pues el tráfico podría provocar decir una que otra mala palabra.
Con los datos anteriores se destaca como la evolución del lenguaje coloquial ha integrado las groserías en formas de expresión cotidianas y hasta humorísticas. Desde el uso popular con los memes, hasta la integración en canciones que todos escuchamos, en ritmos como el reggaetón, el rap, hasta los famosos y populares corridos tumbados. Esta adaptabilidad lingüística sugiere una amplia aceptación del papel multifacético de estás palabras dentro de la cultura mexicana contemporánea.
Conocer las malas palabras del idioma que se desea aprender es una puerta de entrada hacia una mejor comprensión de la cultura e idiosincrasia de los hablantes. Pues estas expresiones forman parte de cómo las personas se comunican entre sí, reflejando no solo las normas lingüísticas, si no también las actitudes sociales y valores de una región.
“Al entender mejor este aspecto del lenguaje, podemos enriquecer nuestra comprensión del país y su gente, promoviendo una comunicación más consciente y respetuosa con la sociedad” comenta Sylvia Johnson, Jefa de Metodología en Preply