Hombre regala boletos de avión a extraños para que pasen Navidad en familia
Al regalar sus millas de viajero frecuente, este neoyorquino se convirtió en el milagro navideño para cinco familias
Al regalar sus millas de viajero frecuente, este neoyorquino se convirtió en el milagro navideño para cinco familias
Si Santa Claus viviera en Nueva York, se llamaría Peter Shankman. Este conferencista y motivador profesional ha regalado durante los últimos cinco años sus miles de millas como viajero frecuente a extraños que necesitan pasar Navidad con sus familiares, pero no tienen el dinero para pagar por un boleto de avión.
Peter Shankman ha dicho que la mitad de su vida la pasa a bordo de un avión. Siempre viajando de un continente a otro para dar sus conferencias, así que lo último que este neoyorquino quiere hacer en sus vacaciones es volar. Así que, en lugar de desperdiciar sus millas, cada diciembre abre un concurso en línea para recibir historias de personas que necesitan que les regale sus boletos de avióny las mejores se llevan el anhelado presente.
Solo este año, Peter Shankman regaló más de 200 mil millas y su generosidad inspiró a miles que también donaron las millas que no usarían hasta acumular 300 mil, es decir, el equivalente a 483 mil kilómetros.
«No podrá imaginar un mejor uso para mis millas de viajero frecuente», dijo Shankman al diario The Washington Post. «La distancia a la luna es casi 250 mil millones y yo viajo más de eso anualmente».
Este año, cinco historias fueron las elegidas, entre ellas la de Sarah Latham, quien vivía un terrible dilema: su abuelo estaba en una etapa terminal de cáncer y vivía del otro lado del país, en Texas. Sarah sabía que, si compraba su boleto de avión desde Nueva York, endeudaría toda su familia; pero si no lo hacía, perdería la oportunidad de ver por última vez a su abuelo.
El esposo de Sarah Latham inscribió la historia de su pareja en el concurso y tras el voto de miles de personas, logró subirse, gratis, a un avión para despedirse de su querido familiar.
La generosidad de Peter Shankman también pagó el viaje de una mujer en Georgia que necesitaba volar hasta la tumba de su hijo para conmemorar su aniversario luctuoso; un hombre de Kansas City que quería sorprender su madre enferma y a su padre con cáncer en la piel; una pareja de Los Ángeles que buscaba reunirse con su familia en Utah; y dos hermanos de San Diego que anhelaban pasar Navidad con su madre, a quien no veían en años.
dre