Que tire la primera piedra quien nunca ha dicho que “anda hormonal”. La verdad, es que es normal, muchas mujeres aseguran que se sienten irritables y sensibles cuando experimentan el síndrome premenstrual (SPM), pero tampoco todas. La realidad es que todas las personas, hombres y mujeres, nos regimos por nuestras hormonas desde que nacemos hasta que morimos, por ello es injusto señalar a las mujeres como si solo nosotras fuéramos hormonales.
Sin embargo, hay particularidades que nos obligan a permanecer al tanto del funcionamiento de nuestras hormonas, porque cualquier desequilibrio podría generar graves consecuencias en nuestro metabolismo (que es aquello que nos hace movernos, estar aquí y tener energía) y, en consecuencia, en nuestra calidad de vida.
Pero, comencemos por lo básico: ¿qué es una hormona? Se trata de una sustancia bioquímica secretada por una glándula en nuestro cuerpo. Estas hormonas son como mensajeros que hacen que el cuerpo responda. “Son importantes para el crecimiento de las personas, para la función sexual, la reproducción, el estado anímico, el metabolismo, etcétera”, aseguró la Dra. Karla Martínez Goñi, especialista en medicina interna y endocrinología, durante el Foro de la Salud Cardiometabólica para las Mujeres, organizado por Merck.
“Tenemos una glándula maestra que es la hipófisis, localizada en el cerebro; la cual manda mensajes a todas las demás glándulas a partir del cuello. Las hormonas secretadas por estas glándulas son tan potentes que solo necesitamos cantidades mínimas para funcionar; por ello, un exceso o deficiencia de estas hormonas puede tener efectos dramáticos en nuestro metabolismo y, en general, en el organismo”, detalló la Dra. Martínez Goñi.
Si sobran o faltan hormonas, los cambios no se hacen esperar. Pero de acuerdo con cada etapa de la vida hay que prestar atención a ciertos cambios. Para ello, la Dra. Martínez Goñi destaca las siguientes etapas de la vida de la mujer como las más importantes para monitorear y prevenir enfermedades que incidan en el metabolismo:
-
Nacimiento — Un bebé depende de las hormonas de la madre durante la gestación. Por ejemplo, una persona gestante debe checar su tiroides ya que las hormonas tiroideas influyen en la formación cerebral y en el sistema cardiovascular del feto.
-
Niñez — En esta etapa, el rápido crecimiento de los niños y niñas se debe a la hormona del crecimiento producida por la glándula pituitaria. Una alimentación rica en proteínas, que hagan ejercicio y que duerman hasta 10 horas son clave para un adecuado desarrollo.
-
Adolescencia — En esta etapa las hormonas sexuales presentan gran actividad y glándulas como el hipotálamo e hipófisis despiertan por completo. Uno de los riesgos más latentes es que en esta etapa se detona la actividad social que a menudo puede involucrar acciones perjudiciales como la ingesta de alcohol y tabaco, lo cual puede generar un desequilibrio hormonal.
-
Reproducción — En esta etapa es clave tener un equilibrio hormonal tiroideo, monitorear los ciclos menstruales en caso de que la persona busque garantizar una fertilidad sin problemas. Una alimentación saludable ayudará a tener un metabolismo adecuado.
-
Síndrome climatérico — En este momento, los ovarios comienzan a envejecer, lo que indica menor producción de ciertas hormonas. El insomnio, falta de memoria, caída de pelo y apatía pueden detonar depresión en esta etapa, así que es sumamente importante la atención médica continua. Es importante cuidar la salud tiroidea a través de un perfil tiroideo.
-
Vejez — El cuidado de la salud hormonal es clave para llegar a esta etapa con una calidad de vida óptima. El monitoreo constante a lo largo de cada etapa de la vida puede ayudar a lidiar de mejor manera con las enfermedades que se hacen presentes en este momento. Los especialistas recomiendan realizar check ups semestrales o anuales para tener un conocimiento pleno del perfil hormonal.
Como puedes ver, no importa si tienes dos años o 70, siempre tenemos hormonas que influyen en nuestro bienestar físico y mental, ya que impactan directamente en el metabolismo, así que monitorearlas para detectar cualquier alteración puede hacer una gran diferencia. Lo importante es tener presente que siempre se puede elegir una alimentación saludable en lugar de una dieta alta en carbohidratos, hacer ejercicio en lugar de una vida sedentaria y evitar el tabaquismo para ayudar a nuestras hormonas a funcionar sin alteraciones.