Freelancers y personal externo: pueden ser riesgos de ciberseguridad
· Los profesionales independientes, que se sumarán a los nuevos trabajadores remotos, no deben ser ignorados en un plan de protección digital.
· Los profesionales independientes, que se sumarán a los nuevos trabajadores remotos, no deben ser ignorados en un plan de protección digital.
Por: Juan Manuel Luna, Director para México, Centroamérica y el Caribe de Netskope
Van a la oficina ocasionalmente y el resto del tiempo, por lo general, trabajan en forma remota. Y esto nada tiene que ver con la pandemia de Covid-19. De hecho, los conocemos desde hace varios años: son profesionistas independientes (como freelancers de diversas disciplinas) o colaboradores de empresas pequeñas y medianas que proveen servicios profesionales (despachos fiscales, legales, de diseño gráfico, de contabilidad, etc.). Ya son parte del paisaje de muchas organizaciones mexicanas; incluso, sus visitas suelen causar buen ánimo.
Estas visitas, sin embargo, podrían dar inicio a una pesadilla de ciberseguridad. Por lo general, las personas que no tienen un lugar en la nómina realizan su labor con recursos propios (equipos, aplicaciones, conexiones a internet), que no siempre están respaldados por óptimas herramientas de protección digital.
Además, al final del día considerados “externos”, su interacción con la empresa (para colaborar en tiempo real u obtener documentos) tiende a no estar en el radar de la ciberseguridad corporativa, más enfocada en la infraestructura interna –la red de la compañía y sus equipos y usuarios.
¿Qué podría salir mal? Algo así: a un freelance se le da acceso a un servidor de la organización ubicado localmente o en la nube (“toma lo que coloquemos en la carpeta, para no andar enredados con miles de emails”). Por otro lado, el colaborador independiente manipula el material en una suite de apps en la nube; usa una computadora con un antivirus desactualizado; cuando tiene dudas o comentarios, ingresa a una aplicación pública de colaboración (app en la nube que el gerente de un departamento, sin avisarle al departamento de Sistemas, instaló para trabajar con proveedores externos); y la mayor parte del tiempo se conecta desde el internet gratuito que ofrece su cafetería preferida.
En dichas situaciones, la integridad digital de la empresa se expone a riesgos serios, que pueden materializarse en robo de información o en un ciberataque de gran escala. Y para terminar de entender lo que podría salir mal, basta con asomarse a algunos datos. De acuerdo con un estudio reciente (febrero 2021):
Remoto y externo: así será el capital humano
Las empresas no pueden prescindir de este talento externo. En primer término, para las organizaciones, este modelo laboral ofrece ventajas competitivas que no serían fáciles de sustituir. Por otro lado, los especialistas independientes (personas o PyMEs proveedoras) representan una tendencia de capital humano que ganará mucha fuerza en los próximos años, la cual, por si fuera poco, se combinará con el actual impulso al trabajo remoto.
De acuerdo con algunas estimaciones de sitios especializados en recursos humanos, por desempleo y otras circunstancias (como reducción de salarios) que generó la pandemia de Covid-19, el número de freelancers en México ha crecido en 12%; y el 65% de los nuevos colaboradores independientes está recurriendo a este modelo laboral por primera vez. A la par, según un estudio-encuesta de la consultora KPMG, el 89% de las organizaciones mexicanas usará un modelo híbrido (trabajo en instalaciones y remoto) durante 2021; con el 52% de las empresas grandes manteniendo a distancia a la mayoría de sus colaboradores.
Así, en el corto plazo, una buena parte del trabajo empresarial –en manos de un colaborador remoto o uno independiente– ocurrirá lejos de la organización, fluyendo lejos de su red (y mecanismos de protección digital), de sus equipos, de sus aplicaciones oficiales y de sus conexiones seguras. De ahí la importancia de ajustar la estrategia de ciberseguridad a las nuevas condiciones.
Un reto de ciberseguridad de esta naturaleza, por principio de cuentas, exige una mirada distinta: reconocer que la nube, al margen del nivel de adopción que se tenga internamente, está redefiniendo muchas actividades cotidianas, entre ellas, la forma en que trabajamos a distancia. Esto implica reflexionar sobre las tecnologías de ciberseguridad que usa la organización: ¿son aptas para este entorno? Y en ese sentido, vale la pena considerar que el 55% del tráfico web actual viaja a través de apps y servicios de nube, un flujo de información que las soluciones de protección tradicionales no logran atender eficientemente.
Por eso, la mejor opción para las empresas es apoyarse en innovaciones de ciberseguridad que dejan atrás el concepto de fronteras (dentro/fuera de la organización) y se enfocan en seguir a los datos a cualquier lugar y en todo momento. Estas soluciones, para demostrar que pertenecen a una categoría distinta, deben proveer funciones como:
El futuro, al parecer, implica instalaciones corporativas con menos escritorios ocupados, y más talento humano (interno y externo) aprovechando la nube la impulsar la productividad del negocio. Esta situación sólo será problemática para las organizaciones mexicanas que se sumen al cambio sin cumplir un requisito: adoptar soluciones de ciberseguridad realmente concebidas para el mundo Cloud donde trabajamos.