“El cambio climático es una de las mayores amenazas en la actualidad y se espera que empeoren en los próximos años sus efectos, tanto en áreas urbanas como rurales, que impactarán en la salud humana”.
Esto lo afirmó la Dra. Ana Gabriela Mena Rodríguez, Directora General de Prevención y Promoción a la Salud del Estado de Jalisco en su conferencia “El Papel de la Enfermera en el cambio climático y la salud”, como parte de las actividades presentadas en el Tercer Congreso Nacional de Enfermería “Un impulso para la Salud Global”, organizado por el Organismo Público Descentralizado de Servicios de Salud del Municipio de Zapopan (OPD SSMZ) y la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).
En este contexto, dijo que la participación de la enfermería en la atención al cambio climático, con mejor formación, atención y promoción de la salud, así como práctica personal e institucional e investigación, es fundamental en el presente y el futuro.
Además, comentó de la importancia de identificar y, sobre todo, que las enfermeras tengan el conocimiento para que puedan reconocer las enfermedades atribuibles al cambio climático, los posibles efectos secundarios de los medicamentos que puedan agravar estas enfermedades y que participen durante un fenómeno meteorológico extremo, para asegurar la continuidad de los servicios de salud.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cambio climático es atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante periodos comparables.
“Las olas de calor, precipitación extrema, escasez de agua, mayor polución de aire, son algunas de las consecuencias por el cambio climático que están directa e indirectamente relacionadas con el empeoramiento de enfermedades, así como la vulnerabilidad para adquirirlas”, dijo la experta.
Señaló que los efectos directos del cambio climático son las olas de calor más habituales y duraderas en diferentes regiones del mundo, lo que provoca exceso de mortalidad y mayor agotamiento; agravamiento de enfermedades circulatorias y respiratorias; mayor sufrimiento para pueblos vulnerables; así como afectaciones a la salud causadas por desastres como tormentas, huracanes, tornados e inundaciones.
Mientras que los efectos indirectos son un mayor número de enfermedades respiratorias y alergenos, enfermedades transmitidas por vectores, por alimentos y el agua, aumento de estrés, entre otras.
Luego, comentó que la infraestructura y servicios de salud resilientes en el sector salud contribuye entre un 4 a 10% de las emisiones nacionales de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Y puntualizó que el 71% de las emisiones de GEI se deben a la cadena productiva (producción, transporte, tratamiento, disposición final de desechos, entre otros), por lo que invitó a concientizar sobre el uso de material quirúrgico y del que se usa en general.