En México, la diversificación energética es indispensable para impulsar el desarrollo sustentable del sector
Se requiere superar la ineficiencia de la producción: doctor Pablo Mulás del Pozo
Se requiere superar la ineficiencia de la producción: doctor Pablo Mulás del Pozo
El doctor Pablo Mulás del Pozo, director ejecutivo del capítulo México del Consejo Mundial de Energía, alude que a fin de transformarse en un sector verdaderamente sustentable, el energético deberá resolver tres temas cuyos problemas a nivel mundial serán sus motores de desarrollo: seguridad energética, equidad energética y calidad ambiental, sus consideraciones las presume en el capítulo Desarrollo Energético del proyecto «Hacia dónde va la Ciencia en México».
El primero refiere a la gestión eficaz de la oferta energética proveniente de fuentes locales o externas al país, la confiabilidad de la infraestructura y la habilidad de los proveedores para satisfacer la demanda actual y futura.
La equidad energética implica un acceso razonable, tanto físico como económico, de la oferta energética a toda la población. Finalmente, la calidad ambiental busca la eficiencia energética en la oferta y en la demanda de energía primaria, secundaria o de uso final, así como el desarrollo de la oferta de energéticos limpios; es decir, energías renovables, energía nuclear y energéticos fósiles con captura y secuestro de carbón.
Para lograr un alto grado de sustentabilidad, el también miembro honorario de la Academia de Ingeniería de México señala que el Consejo Mundial de Energía recomienda que las políticas públicas que operan en los países tienen que orientarse para balancear los impactos que estos generan, ya que existen interconexiones entre ellos.
Ejemplo del caso es la decisión de Alemania de cancelar la generación nuclear e incrementar de manera sustancial aquella con renovables intermitentes (energía eólica y solar), lo que forzó al sector a incrementar la generación carboeléctrica, con un resultado global del aumento en los precios del kWh (kilowatt-hora) y de la emisión de gases invernadero. Por un lado, se resolvió el problema de seguridad energética, y por el otro se afectaron la calidad ambiental y la equidad energética.
Ante el análisis desde estas tres perspectivas, para el caso México es posible notar que en seguridad energética, al ser un país exportador neto de energía y con gran potencial de recursos en diferentes tipos de energéticos —como los hidrocarburos no convencionales o la energía solar y la geotermia con tecnología avanzada—, el riesgo involucrado no es preocupante; no obstante, en cuestión de infraestructura y gestión del sector energético, si existen debilidades que se espera sean superadas en el mediano plazo.
Por otro lado, el acceso económico de los energéticos comerciales es confuso por los grandes subsidios que se aplican. Nuevamente, puntualiza el doctor Mulás del Pozo, la percepción es que los costos son altos debido a la ineficiencia en su producción, así como los precios en relación con el ingreso de los individuos.
En este contexto, para México el principal problema es la calidad ambiental local por la generación de contaminantes en la mayor parte del país; aunque la situación ha mejorado, así como el control de emisiones vehiculares en ciudades y la práctica de rellenos sanitarios que se ha difundido, no deja de ser preocupante.
En cuanto a las principales energías renovables, hoy en día son las micro y mini hidráulica, así como eólica, solar, geotermia y la biomasa. En nuestro país, las tecnologías para aprovechar las energías oceánicas aún están en desarrollo.
Para el doctor Mulás del Pozo, la prospectiva del sector eléctrico 2013-2017 (Sener 2013) señala que la meta de la generación eléctrica con energías limpias (renovables, nuclear y fósiles con captura y secuestro de carbón) es de 35 por ciento, difícil de alcanzar, ya que el énfasis en su promoción está orientada principalmente a las energías renovables intermitentes (micro y mini hidráulica, eólica y solar).
Actualmente, 80.1 por ciento de la generación eléctrica se realiza con combustibles de origen fósil (Sener, 2013), así que es poco probable que se pueda alcanzar la meta sin la contribución de otras opciones.
Dentro del balance mundial de energéticos primarios, actualmente 87 por ciento de lo que consume el mundo es de origen fósil. La presión para reducir estos porcentajes con el fin de aminorar las emisiones de gases invernadero, principalmente dióxido de carbono (CO2), se incrementará en el futuro.
Finalmente, el doctor Mulás del Pozo apunta que sin duda la diversificación energética, incluyendo el energético virtual de la eficiencia y conservación de energía, es indispensable para impulsar el desarrollo sustentable del sector energético de México.
El proyecto “Hacia dónde va la Ciencia en México” se pone en marcha en 2012 con el propósito de identificar las áreas de oportunidad para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en nuestro país; la iniciativa es coordinada por la Academia Mexicana de Ciencias, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República. (Agencia ID)