CIUDAD DEL VATICANO, jun. 10, 2016.- En un gesto de reconocimiento hacia las mujeres en la Iglesia Católica, el papa Francisco decretó elevar al nivel de «fiesta» la celebración de santa María Magdalena y la equiparó con el resto de los apóstoles.
La decisión fue consagrada en un decreto emanado con el «expreso deseo» de Francisco por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano. Aunque el documento está fechado el 3 de junio, fue difundido apenas este día.
«El papa tomó esta decisión en el contexto del Jubileo de la Misericordia para demostrar la relevancia de esta mujer que mostró un gran amor a Cristo y fue por Cristo muy amada», indicó Arthur Roche, secretario de esa congregación.
Insistió que la medida se inscribe en el actual contexto eclesial que «exige reflexionar más profundamente sobre la dignidad de la mujer».
María Magdalena es un personaje muy presente en los relatos sobre la vida de Jesús. Ella formó parte del grupo de los discípulos, los siguió incluso al pie de la cruz, allí donde Pedro y los demás desertaron, salvo la Virgen María y el joven Juan.
Ella fue la primera testigo de la resurrección porque encabezó el grupo de mujeres que, al tercer día, fueron a limpiar con aceites el cuerpo de Cristo y al llegar al sepulcro lo encontraron vacío.
Exactamente esta cualidad de «primera testigo que vio el resucitado y primera mensajera que anunció a los apóstoles la resurrección», fue lo que convenció al papa Francisco de su importancia.
«Por eso es justo que la celebración litúrgica de esta mujer tenga el mismo grado de fiesta dado a la celebración de los otros discípulos en el Calendario Romano General y que resalte la especial misión de esta mujer, que es ejemplo y modelo para cada mujer en la Iglesia», añadió Roche.
«Esta importancia prosigue hoy en la Iglesia que quiere acoger, sin distinción alguna, hombres y mujeres de cualquier raza, pueblo, lengua y nación, para anunciar a ellos la buena noticia del evangelio de Jesucristo», apuntó.
Según explicó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, existen tres niveles de ceremonias litúrgicas: la celebración ordinaria, la fiesta y la solemnidad.
Entre otras cosas, cuando es fiesta, los sacerdotes deben decir la misa del día, ya que se trata de un nivel superior de consideración atribuido a esa circunstancia o persona.
María Magdalena no es la primera mujer en tener una fiesta, otras cuentan con esa distinción como las protectoras de Europa, entre ellas Santa Catalina de Siena o Santa Brígida.
AAE