El sarampión causa estragos en Europa
Muchos de los contagios se deben en gran medida a los opositores a la inmunización
Muchos de los contagios se deben en gran medida a los opositores a la inmunización
Afinales de julio pasado saltó una alarma en Europa: los niños menores de un año que viajaran por el territorio europeo debían vacunarse contra el sarampión, una enfermedad que, aunque parezca increíble en pleno siglo XXI, está causando estragos en diferentes zonas del Viejo Continente.
El regreso del sarampión, con más de 41 mil contagios y 37 muertes en los seis primeros meses de 2018, se debe, según todos los expertos, a dos principales razones: la complacencia de algunos gobiernos que han relajado las campañas de vacunación y al auge de los movimientos antivacunas que están cobrando fuerza en algunos países como Francia, Grecia, Italia y Reino Unido.
La segunda razón es la que más preocupa a las autoridades. En abril, el comisario europeo de Salud, el lituano Vytenis Andriukaitis, inició una ofensiva contra el colectivo antivacunas con un mensaje tajante: “Las vacunas funcionan. No es una cuestión de opinión. Es un hecho. Como decir que la Tierra gira alrededor del Sol y no a la inversa”.
A decir de especialistas, los contagios se deben a dos principales razones: la complacencia de algunos gobiernos que han relajado las campañas de vacunación y el auge de los movimientos antivacunas.
EPIDEMIA INQUIETANTE
Los datos preocupan y mucho. Alarma constatar que los 41 mil contagios en el primer semestre del año representan el doble del total de los registrados en 2017. Unas cifras de sarampión que, para la Organización Mundial de la Salud (OMS), constituyen “una inquietante epidemia”. Por eso, desde la instituciones europeas quieren dejar claro que “las vacunas salvan vidas”. No se entiende que hoy en Europa haya personas que mueran por causa de la desinformación, señalan.
Sea por desinformación, por motivos ideológicos o religiosos, los escépticos de las vacunas han proliferado en los últimos años. Y aunque de momento son grupos minoritarios, se han convertido en una amenaza que preocupa a los expertos en salud pública. Sobre todo porque internet y las redes sociales se han convertido en un espacio ideal en el que estas corrientes esparcen sus dudosas ideas.
FE CONTRA CIENCIA
¿Cuáles son los motivos por los que un segmento de la población está en contra de las vacunas? Antoni Trilla, jefe del Servicio de medicina preventiva y epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, explica que el primer argumento que se esgrime es que no es necesario vacunarse contra enfermedades que no existen o que son poco frecuentes. “Y ese argumento es falso porque pasa exactamente lo contrario: gracias a las vacunas tenemos estas enfermedades controladas”, aclara.
Otra teoría utilizada es la de no administrarlas para permitir que los niños adquieran inmunidad, es decir, que desarrollen la capacidad de defenderse frente a las enfermedades enfrentándose a ellas.
Es un problema de la fe en contra de la ciencia: nosotros utilizamos argumentos científicos y ellos, creencias. Y hay que subrayar que las vacunas son eficientes, han mejorado nuestra esperanza de vida y han evitado enfermedades y discapacidades. Tenemos que pagar un precio, como algunos efectos secundarios y el dinero que tenemos que invertir. Pero el beneficio científico es indudable”, argumenta el doctor Trilla.
A la luz de la evidencia, la gran mayoría de la comunidad científica mundial coincide en que las vacunas son probablemente el mayor avance contra las enfermedades en la historia de la humanidad. Según datos de la OMS, cada año se evitan entre dos y tres millones de muertes.
La amenaza del sarampión se extendió al continente vecino. India reforzó sus campañas de vacunación para evitar la enfermedad.
“MIENTE, QUE ALGO QUEDA”
Pero las buenas razones no siempre son suficientes para convencer a todo el mundo.
Las campañas poco científicas emprendidas por los colectivos antivacunas han hecho mella y han provocado que reaparecieran enfermedades como el sarampión o la difteria, casi erradicadas en Europa.
En mayo de 2015, en el pueblecito catalán de Olot murió un niño de seis años afectado de difteria. Sus padres no lo habían vacunado. Era la primera vez que la enfermedad era detectada en España desde 1987 y el caso levantó un intenso debate sobre la obligatoriedad de la vacunación. Después de la tragedia, los padres confesaron que se sentían “engañados por los grupos antivacunas”.
En pleno brote continental de sarampión y para contrarrestar la proliferación de los discursos contrarios a la vacunación, la Comisión Europea planea poner en marcha medidas que aumenten la cobertura de las vacunas y se ha fijado como meta alcanzar 95% de inmunizados contra este virus. Además, los responsables de Salud europeos proponen a los Estados miembro implementar controles rutinarios para saber si se cumple con las vacunas recomendadas.
Por poco creíbles que sean los relatos antivacunas sobre potenciales riesgos, en general los rumores consiguen dañar la credibilidad de las evidencias científicas.
Miente, que algo queda”, reza una frase popular. “Muy a menudo el gran enemigo de la verdad no es la mentira deliberada, artificial y deshonesta, sino el mito, persistente e irreal”. Es la cita de John F. Kennedy que utilizó el comisario europeo de Salud, Vytenis Andriukaitis, para contrarrestar la deriva antivacunas que siembra dudas y que, a paso lento, amenaza a Europa.
PATRICIA GODOY