Opinión

El regreso de México

Adán Echeverría

Si usted admite que en mil novecientos cinco

había gente que odiaba la guerra,

y que uniéndose en secreto con algunos hombres de ciencia

construyeron un cohete y vinieron…

Ray Bradbury

El primero de junio México tendrá, por primera vez en la historia, la oportunidad de brindarle al pueblo los jueces que el mismo pueblo decida votar. Aquellas ideas que comenzaron en Grecia hace tantos años, y que fueron destruidas por el Imperio Romano, y luego enterradas por la religión católica siempre tan feliz de construir monarquías, reinos, nobleza, y establecer diferencias de clases, y leyes que protejan a los ricos otorgándoles poder sobre la mayoría, por vez primera cambiará.

Es obvio que todas aquellas familias que durante doscientos años fundaron empresas, colegios, pueblos y ciudades beneficiándose saqueando a México, para ofrecer productos al pueblo y seguir saqueándoles lo poco que les pagan, y eliminando de forma legal o ilegal a todo aquel que se interpuso en su camino, ahora estén mucho más que enojadas que siempre. Estos personajes ruegan que en México ocurra una intervención armada, que un país, de esos a los que durante tantos años hicieron todo por entregarles mano de obra barata, recursos naturales, minerales de nuestro país, vengan a devolverles su marco legal con el que jueces y magistrados puedan seguir aplicando leyes que los protejan y les devuelvan la impunidad que siempre han gozado.

Estamos ante un momento histórico. Es algo que será recordado en los libros de historia por generaciones y por eso es necesario que todos salgamos a votar; que convenzamos a nuestros vecinos, que nos alegremos de que por fin los grandes empresarios y los grandes corruptores no podrán seguir eligiendo a sus amigos, parientes, amantes, para acomodarles la justicia a su puritito gusto; para que no puedan seguir nombrando jueces y magistrados a su contentillo. ¡Ya no más!

Por eso tiemblan los evasores de impuestos. Tiemblan los que arrebatan domicilios, terrenos, casas, hogares al pueblo de México, llegando con órdenes de desalojo firmadas por jueces corruptos. Tiemblan los que controlan los precios, corrompen el campo, explotan las minas y a los mineros. Tiemblan los que explotan el mar, y aquellos que se han hecho millonarios robando nuestros ahorros en los bancos con comisiones excesivas y fuera de la ley. Tiemblan los que han hecho fortuna violando la ley, saliendo siempre impunes. Esos son los que no quieren que votes este primero de junio.

Tiemblan los empresarios y políticos que han vivido pegados al crimen organizado y son el crimen organizado de las ciudades de este país. Todos los corruptos, todos los corruptores, todos quienes se han hecho de dinero sucio, dinero ensangrentado, protegidos por abogados, jueces, magistrados, jueces de control; todos ellos tiemblan, porque el tiempo del robo, la usura, el encarcelar a tantos inocentes siempre por pura diversión, se va terminando. México, el primero de junio, renacerá con un nuevo orden; y por eso tienes que participar votando.

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